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Oye Sobre K Abla El Libro Dela Televicion Es Maestra?


Enviado por   •  21 de Abril de 2014  •  2.024 Palabras (9 Páginas)  •  278 Visitas

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Este es el título de un libro escrito por el filósofo vienés Karl Popper editado por el Fondo de Cultura Económica de México por allá en el año 1998, Giancarlo Bosetti lo compiló e incluyó escritos de Carol Wojtyla –el Papa Juan Pablo segundo y de Jhon Condry. Y surge a raíz de la entrevista que Bosetti le hiciera a Karl Popper a propósito de la lucha entre el circo Berlusconiano y lo que él llamaba las normas de buena conducta para una democracia decente, por allá en 1994. Popper pensador liberal que combatió toda la vida los excesos de la ingeniería social y del intervencionismo del Estado, plasmaba en este libro ideas verdaderamente reguladoras e intervencionistas de esta actividad debido a los peligros que él mismo palpaba se cernían sobre la sociedad pero especialmente sobre los niños, niñas y adolescentes.

Destaco particularmente este escrito por el impacto que causó en mí la coincidencia en la intitulación y en el tratamiento del tema con lo que dice mi madre: lo que la escuela hace en el día, la televisión lo destruye en una hora y por esto controlaba las horas y que programas de televisión podíamos ver, nos orientaba y se sentaba a explicarnos que lo que la cajita mágica nos decía sólo era una mala representación de lo que realmente sucedía en el día a día. Bajo estas premisas: análisis crítico del discurso televisivo y de la prensa mi mamá –maestra al fin- nos enseñó a mí y a mis hermanos.

Muchos años después en el 2002 fui testigo de la más grande manipulación mediática contra un país –el golpe de Estado- orquestado por y desde los medios de comunicación, y lo más increíble de esa experiencia vivida fue que incluso con toda la formación familiar, académica -soy profesora en el PFG de Comunicación Social en la UBV- lectora voraz, impulsora y colaboradora en la redacción de la Ley de Responsabilidad Social (que ya en esa época estaba discutiéndose) y estudiosa del tema comunicacional; sin embargo me engañaron. Sí, como lo leen: a mi los medios de comunicación el día del golpe de Estado de engañaron y por breves momentos (10 minutos) me creí el cuento, hasta que comencé a llamar a los camaradas amigos y me aclararon lo que en realidad estaba sucediendo.

Desde esa vez me juré a mi misma estudiar mas y más el tema para escribir y alertar al resto de los venezolanos y al mundo de los peligros que encarna para una sociedad no tener regulaciones a los medios de comunicación, pero especialmente a la televisión.

Hoy en día, es impresionante la tendencia evolutiva de las comunicaciones, eso es innegable. Pero desafortunadamente esta tendencia se dirige hacia lo peor, pues sus excesos y su falta de pudor, rigor en el tratamiento de las informaciones, manipulación, uso de la espectacularización para mostrar las informaciones y opiniones, el uso de la violencia y del sexo como recurso para captar más audiencia, en resumen, colaborar e implantar la “civilización del espectáculo”1, a expensas del deterioro de la calidad de la democracia, y de la mala educación y ejemplo para los niños, niñas y adolescentes. Esta crisis mediática, se ha visto empeorada debido al voraz e insaciable apetito de los dueños de estos medios por hacer más y más dinero, vendiendo lo que sea con tal de ganar cada día más y más, así sea a expensas y a costilla de los pueblos.

La televisión cambia radilcalmente el ambiente, modificando a través de ese mundo de imágenes la educación y de ese ambiente tan brutalmente modificado los niños, niñas y adolescentes extraen los modelos que van a imitar; provocando con ello un crecimiento inusitado de pequeños criminales.

La Universidad de California en 1995, prepara un informe anual Television Violence Monitoring Report y su director Jeffrey Cole nos revela que “existe una correlación entre exposición de los niños a la violencia en televisión y los comportamientos antisociales”.

Este papel de “niñera electrónica” del que hablaba el papa de la televisión en nuestros tiempos modernos, está causando estragos en el comportamiento de nuestras sociedades. Y no me detendré a escribir acerca de cómo los cuerpos militares entendiendo el “poder” de sugestión y capacidad de modelar de los medios de comunicación, hacen uso de estos para sus estrategias de guerras psicológicas y guerra informativa. Donde lo que se busca es aniquilar una opinión pública autónoma, estructurada, policéntrica y capaz de ejercer control permanente y eficaz sobre el modus operandi de las instituciones y de los medios de comunicación y sus mensajes.

El papa Wojtyla -anticomunista acérrimo-, sin embargo, en 1996 reconocía que “formar los hábitos de los hijos puede a veces simplemente querer decir apagar el televisor, porque tenemos cosas mejores que hacer, o porque la consideración hacia los demás miembros de la familia así lo reclaman o porque la visión indiscriminada de la televisión puede ser perjudicial. Los padres que se sirven habitualmente y por largo tiempo de la televisión como de una especie de niñera electrónica, abdican de su papel de principales educadores de sus propios hijos”.

Mac Luhan, por su parte hablando de la crisis del sistema soviético, decía que “cuando dos sociedades viven una junto a la otra, el desafía psíquico de la más evolucionada provoca en la otra una explosión de energía”. Por su parte Brzezinsky, consejero de Carter, citado por Wojtyla en 1978, publica en su libro Out Of Control, aseguraba que hasta 1989 la proliferación de antenas y de satélites aceleró la desintegración del mundo comunista, y que de ahí en adelante el circo del éter llevó por todo el globo su “cornucopia permisiva”. Series televisivas que alentaban la combinación de vacío moral, perdida de la responsabilidad, hedonismo de masas, deseo ilimitado de auto gratificación a través del consumo material, mientras hay un sector muy importante del mundo luchando por sobrevivir, aparecen como detonadores de una explosión social en potencia de consecuencias aún no estudiadas debidamente.

Desde los medios de comunicación, pero especialmente la televisión, tienden a estimular la corrupción moral y la decadencia cultural. Popper nos dice en este escrito que “lo sepa o no la televisión, tiene una función educativa que está sustituyendo a la familia y a la escuela, incluso

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