CASO SIMÓN En una empresa industrial de Curtiembre sucede una situación que invita a la reflexión

CASO SIMÓN

En una empresa industrial de Curtiembre sucede una situación que invita a la reflexión. Al pasar por el taller, un Supervisor observa que uno de sus operarios  está tratando de arreglar una de la máquina estando en marcha, introduciendo la mano sin hacer funcionar previamente el mecanismo de seguridad. El Supervisor le llama la atención al trabajador:

Simón:

Ya le dije ayer que detenga la máquina al momento de intentar repararla, es demasiado riesgo el introducir la mano.

Simón: Contestó rápidamente:

• Deje usted que yo haga mi trabajo como quiera, no se por que se preocupa tanto por mí. Si lo que quiere es que me despidan, dígamelo y me marcharé.

El supervisor:

• Vamos Simón, cálmese, yo no deseo despedirlo. Simplemente lo que pretendo es evitar que se fracture la mano. Vamos a ver: si tiene que reajustar la maquina mientras funciona, es que hay algo que no marcha bien.

Simón:

Es posible, pero yo ya sé lo que debo hacer, no se ocupe tanto de mí.

Esta actitud irritable, imprevista en Simón, es lo que hace que rápidamente reflexione el Supervisor.

“Simón es un buen obrero, sensato, buen compañero y esta manera de responder no es habitual en él. Si efectivamente la maquina no funciona bien por falta e ajuste, no creo que sea motivo suficiente para que tenga este comportamiento tan extraño. Recientemente le he llamado la tención en algunas ocasiones porque su máquina producía bastante desperdicio, porque su producción individual había bajado y porque cometía imprudencias; pero no puedo permitir que se exponga a un accidente; como lo acaba de hacer. Sin embargo, algo pasa, porque está nervioso e irritable.”

El supervisor:

• Bueno Simón, pronto será mediodía, venga a verme, y entonces, hablaremos de todo esto.

Por la tarde, Simón se presenta a la oficina del Supervisor y se entabla el siguiente dialogo.

Supervisor:

• Haga el favor de sentarse, Simón.

Usted me dijo, esta mañana que le llamo la atención constantemente, y es cierto porque quiero evitar, en primer lugar, que usted sea víctima de un accidente, y enseguida, conocer la causa del desperdicio que produce su máquina,  estoy acostumbrado realizar siempre un buen trabajo y en la cantidad deseada; como es natural, usted comprenderá, que en beneficio suyo y de todos, le llame la atención sin ánimo de ser autoritario.

Veamos Simón, dígame si es que está fatigado, si no funciona bien la máquina, porque dos veces lo he visto introducir la mano dentro de ella cuando está en marcha, y usted conoce los reglamentos de seguridad…; le agradeceré que si algo no funciona bien, me  lo haga saber y …

Simón, cortando la palabra al Supervisor:

• Si usted cree que cada vez que sea necesario voy a parar la maquina y a colocar el cartelito “PROHIBIDO TOCAR”, está equivocado, usted se queja que no produzco lo suficiente, si me pasara la mitad del tiempo parando y poniendo en marcha la máquina no produciría nada. Por otra parte, dice que la calidad es mala, si no arreglara la maquina no saldría ninguna pieza bien.

Supervisor:

• Pero Simón, sea razonable, esta preocupación ésta justificada porque usted puede cortarse la mano.

Simón:

• Si y esto costaría dinero a la empresa ¿no? Y tendría que pagarme sin hacer nada.

Supervisor:

• Como comprenderá no se trata del dinero que pueda costar su accidente a la empresa, lo importante es que supondría la pérdida de un hombre útil, lo cual es más difícil de sustituir que el dinero.

¿Qué quiere usted decir al hablar tanto del dinero? Usted está bien pagado en su especialidad, y si no recuerdo mal, hace algún tiempo me dijo que con las economías que le permitía su salario, estaba comprando muebles para obsequiarlos a su esposa y, la verdad, creo que a ella no le gustaría que usted se accidentara.

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