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Congreso “Identidad Cristiana de la Persona”


Enviado por   •  23 de Septiembre de 2014  •  Tesis  •  2.221 Palabras (9 Páginas)  •  150 Visitas

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Ciego en Granada 1

Héctor L. Mancini

Congreso “Identidad Cristiana de la Persona”

Universidad de Navarra. Pamplona. Septiembre de 2006

Dale limosna mujer,

que no hay en la vida nada;

como la pena de ser

ciego en Granada.

(Francisco A. de Icaza)

Índice

¿Qué significa “identidad cristiana de la persona”?

¿Qué distingue a un científico cristiano de otro que no lo es?

Ciencia, método y realidad

Buscando la verdad

Ciencia y sociedad

Las preguntas esenciales

La búsqueda del sentido global

Verdad y Libertad

En resumen

Notas

Volver al índice ¿Qué significa “identidad cristiana de la persona”?

Cuando se formula en general esta pregunta admite una respuesta sencilla: constituyen la identidad cristiana de una persona todos aquellos rasgos que permiten reconocer en ella el rostro de Cristo, independientemente de sus circunstancias 2.

Entre todas las características que se derivan de la respuesta anterior y que son aplicables a cualquier persona, existen algunos rasgos peculiares que adquiere esa imagen en función de las actividades que éstas desempeñan. Para limitarnos a ellos, me permitiré restringir la pregunta a la siguiente, que responde a mi propia experiencia:

Volver al índice ¿Qué distingue a un científico cristiano de otro que no lo es?

Un científico cualquiera, independientemente de sus creencias religiosas o filosóficas, es una persona que ha centrado su vida en la búsqueda de la verdad en algún aspecto de la naturaleza y ha transformado esa búsqueda en oficio, con mayor o menor suerte y talento. Por ello parece relevante preguntarnos si sobre ese aspecto particular, el criterio que utiliza para decidir cuando algo es verdadero o falso, existe algo que distinga a un científico cristiano de otro que no lo es.

Esta no es una pregunta aislada. Está asociada a otras completando el panorama que define lo que se entiende por verdad en la cultura general. Podemos mencionar algunas: ¿qué es la verdad para el sentido común?, ¿qué significa la palabra verdad para la ciencia?, ¿qué entiende por verdad un cristiano cualquiera?, ¿coinciden las definiciones anteriores o son diferentes?...

Cada una de ellas abre una perspectiva en sí misma y en relación con otros ámbitos de la cultura que no podemos agotar aquí 3, y por ello, limitaremos el análisis a lo indispensable para considerar la pregunta que da título a éste trabajo. La unión de todas las perspectivas lleva al significado profundo que le asignó SS J. Pablo II en su X encíclica y que denominó “El Esplendor de la verdad” 4.

Volver al índice Ciencia, método y realidad

El ser humano necesita interpretar la realidad para entender, relacionarse y utilizar el mundo en el cual vive, y además, para expresar su mundo interior y dar sentido a su propia existencia. En esa búsqueda que es intelectual y a la vez expresiva, los hombres utilizamos algunos valores subyacentes en la realidad. Así como un artista busca realizar su vocación relacionándola con su interpretación de la Belleza, un científico vocacional tiende a buscar la Verdad en el conocimiento de la naturaleza. Algún aspecto de la naturaleza será “la realidad” que se explora.

Independientemente de su formación personal, identificación religiosa y opiniones filosóficas, para el común de los científicos, la realidad está identificada con la naturaleza y “está allí”, es algo dado, observable, y que puede ser sometido a mediciones de distinto tipo. Sus observaciones para ser científicas, deben reunir algunas características importantes. En primer lugar deben ser objetivas, lo que significa que los resultados no pueden depender del sujeto que observa. Cualquier persona que realizara la misma observación en las mismas condiciones, debería encontrar los mismos resultados.

El investigador científico no puede analizar toda la realidad. En primer lugar porque debería incluirse en ella. Para lograr resultados objetivos necesita reducirla a unos pocos aspectos relevantes y luego, con alguna idea previa en su mente, comenzar a explorarla. Esa reducción podrá modificarse posteriormente para incorporar nuevos detalles, que a su vez podrán ser relevantes o no. Es decir, por una cuestión de método la ciencia es siempre “reduccionista”.

Además, los acontecimientos que explora deben repetirse, en un mismo objeto o en otros similares. Por ejemplo, para estudiar la muerte de una estrella, un fenómeno muy difícil de observar y reproducir, se debe analizar lo que ocurre con muchas estrellas del mismo tipo y recién con esos datos se podrá reconstruir el proceso de ese acontecimiento singular. Pero un acontecimiento verdaderamente único (por ejemplo: la encarnación), escapará a estos análisis y no podrá analizarse científicamente.

Con todas estas precisiones y otras que no discutiremos aquí, se consigue que en las llamadas “ciencias exactas” no haya cuestiones opinables más allá de las que hacen al error del método 5. Las leyes de la física no son opinables, sencillamente son verificables.

En esta reducción de la realidad a unos pocos aspectos necesarios para definir el objeto de estudio, está la base del éxito de la ciencia en las predicciones que realiza, y además, es lo que permite clasificar las ciencias en "duras” y “blandas”.

Se denominan ciencias “duras” aquellas que tienen su objeto de estudio perfectamente definido. Esta definición unívoca del objeto, permitirá luego la utilización del lenguaje matemático, con todo el rigor lógico que posee. En la medida que el objeto de estudio no se pueda definir con precisión, las conclusiones de la ciencia se volverán en primer lugar, estadísticas. Una clase de predicciones que aunque conservan el carácter de cuantitativas, excluyen de la previsión los casos individuales concretos. Sus resultados son predicciones

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