Decisiones Financieros A Corto Plazo
Juan.Valenzuela5 de Agosto de 2014
7.219 Palabras (29 Páginas)413 Visitas
Decisiones Financieras de Corto Plazo
Se refiere fundamentalmente a la administración o gestión del Capital de Trabajo.
Recordemos la definición de Capital de Trabajo: Activos Corrientes – Pasivos Corrientes.
Ya vimos con el Prof. Cruz un adelanto de lo que significa administrar el Capital de Trabajo en el punto 6. Decisiones de Inversión:
“La administración del Capital de Trabajo comprende la administración de los activos corrientes (principalmente Caja y Bancos, Valores Negociables, Créditos y Bienes de Cambio) y de los pasivos corrientes.”
El Capital de Trabajo muta constantemente, a diferencia del Capital Fijo. Momento a momento realiza pagos a proveedores, paga impuestos, recibe cobros de clientes, concede créditos, se endeuda en el sistema bancario, etc.; forma parte de la gestión cotidiana de la empresa.
¿Cuál es el objetivo de la Administración del Capital de Trabajo?
Maximizar los beneficios de la empresa
Maximizar la riqueza de los accionistas o del dueño
Y consiste en escoger los niveles adecuados de caja, cuentas a cobrar, inventarios y tipos de deuda a corto plazo.
1. Políticas para la Administración del Capital de Trabajo
Se reconocen tres tipos de políticas de administración:
Conservadora: consiste en usar mayores cantidades de efectivo e inventarios financiándolos con deuda de largo plazo
Agresiva: consiste en minimizar los saldos de efectivo y los inventarios financiándolos con deuda de corto plazo
Moderada (o de sincronización): se sitúa entre las dos anteriores.
La política agresiva procura reducir la inversión en capital de trabajo tratando de sacarle el mayor provecho a los activos de corto plazo y utilizando deuda bancaria de corto plazo. Por ejemplo, mantener una baja cantidad de dinero e inventarios reduce el costo de inmovilización del dinero y los gastos de mantenimiento. Naturalmente, esto aumenta la rentabilidad, pero obliga a una afinada administración de los activos y pasivos de corto plazo, pues no existe margen para el error. La política conservadora se ubica en la vereda opuesta: le permite a la compañía cierto “colchón” en la operación de la empresa al mantener grandes cantidades de efectivo e inventarios que protejan a la compañía de faltantes de liquidez y rupturas en la atención de pedidos de clientes. Pero en contraposición, aumentan los costos por inmovilización en activos, con lo cual la rentabilidad es menor.
De esta forma, la compañía se encuentra entre dos fuerzas que juegan en sentido contrario, y en tal sentido una política de sincronización busca mantener una posición de equilibrio entre las dos anteriores.
La política del Capital de Trabajo también afecta la habilidad de la firma para responder a los cambios en las condiciones económicas. Bajo condiciones de certeza macroeconómica, las compañías procurarán mantener niveles mínimos de activos corrientes. Si la economía pasa por una etapa de crecimiento y se esperan que las ventas crezcan, seguramente las empresas preferirán ciertos niveles de inventarios y efectivo que les permitan acomodar éstos a sus ventas y evitar demoras en sus entregas. Como hemos dicho anteriormente, el retorno esperado bajo la política conservadora es menor que bajo una política agresiva. Pero los riesgos que se corren con la política agresiva también son mayores. El principio del intercambio (llamado también “trade-off”) entre riesgo y rendimiento se pone de manifiesto en cada situación.
La elección de una política de Capital de Trabajo afecta los costos de la compañía. Bajo una política agresiva la firma busca maximizar la rentabilidad a partir de la reducción de costos fijos y costos de oportunidad, pero arriesga más, ya que podría suceder que ante un aumento de la demanda no pudiera responder con prontitud y perdiera ventas. Por lo tanto, dentro del Activo Corriente, mantener grandes saldos de efectivo e inventarios es una política conservadora, excepto en el caso de las Cuentas a Cobrar: un aumento en el saldo de Cuentas a Cobrar no debe ser considerado como una política conservadora sino todo lo contrario, puesto que éste puede ser la consecuencia no tanto de mayores ventas sino de un relajamiento en las condiciones de crédito con el fin de estimular las ventas. Pero esto incrementa a la vez el riesgo, puesto que la firma, con el afán de vender más, puede estar comprometiendo las futuras cobranzas. A la vez, se producen variaciones estacionales a lo largo del tiempo que modifican el Capital de Trabajo y los Activos Fijos, como se muestra en el siguiente gráfico:
El financiamiento del Capital de Trabajo implica decidir entre utilizar deuda de largo plazo y deuda de corto plazo. Si la firma practica una política agresiva utilizará deuda bancaria de corto plazo. Pero ¿por qué es necesario utilizar deuda bancaria? ¿acaso no alcanza con el financiamiento que otorgan los proveedores? La deuda comercial se genera espontáneamente cuando los proveedores financian las compras de materias primas y materiales, pero a su vez la compañía, al otorgar crédito a sus clientes por los productos que vende, debe financiar además de alguna forma ese crédito que otorga. Lo usual es recurrir a alguna forma de crédito bancario de corto plazo, que puede ir desde el giro en descubierto hasta un préstamo comercial. En los países desarrollados esta política conduce en general a un mayor retorno, a causa de la forma de la curva de rendimientos, que nos dice que las tasas de interés de corto plazo son menores que las de largo. Sin embargo, en algunos países en desarrollo, donde se observa una gran segmentación en el mercado de créditos, esto no es exactamente así. El uso permanente de la deuda bancaria de corto plazo también puede ser muy riesgoso si las tasas de interés se incrementan y la calidad crediticia de la firma se deteriora al punto de que los acreedores no quieran seguir financiándola.
Política conservadora
Una política conservadora consiste en utilizar deuda de largo plazo y acciones, de manera que ambas excedan la base de los activos no corrientes y los activos corrientes permanentes, como se muestra en la siguiente figura.
La política conservadora le permite a la firma “dormir tranquila”: Las variaciones estacionales generan excedentes de dinero que deben colocarse en títulos que brindan una renta en forma de interés, que deberán venderse cuando las necesidades estacionales de activos corrientes aparezcan. Por ejemplo, cuando desaparezcan las necesidades de comprar inventarios a la firma podría sobrarle dinero, que puede colocar temporariamente en una cuenta remunerada o en algún bono para obtener un cierto interés. Cuando la necesidad de comprar inventarios vuelva a aparecer, la firma podría convertir en dinero el depósito o el bono. La desventaja de la política conservadora es que conduce a una menor rentabilidad porque obliga a la empresa a tener una mayor cantidad de activos, si no inactivos, cuyo rendimiento es menor puesto que no están completamente abocados al negocio. En su favor, puede decirse que es la política menos riesgosa.
Política agresiva
La política agresiva consiste en utilizar menos financiamiento de largo plazo, para financiar con deuda de corto plazo cualquier requerimiento adicional de activos que se produzca por variaciones estacionales. Gráficamente:
La política agresiva minimiza la inversión en Capital de Trabajo, pero a la vez supone el riesgo de estar expuesto a los cambios en las tasas de interés cada vez que es necesario financiar el crecimiento de los activos corrientes.
Política moderada o de sincronización
La empresa podría situarse a mitad de camino y seguir una política que le permita usar deuda de corto plazo sólo para financiar las necesidades cíclicas de activos, y cuando éstas se reducen y aparecen excedentes, colocar el dinero en títulos negociables. Esta política de matching o sincronización consiste en financiar parte de los activos corrientes permanentes (cierta parte de los inventarios y cuentas a cobrar) con deuda de largo plazo y acciones. Por supuesto, la financiación de un activo siempre debería guardar correspondencia con el tiempo en que ese activo permanezca en el balance general.
Por supuesto, una firma puede ser agresiva en términos del nivel de los activos corrientes que mantiene y conservadora en la forma de financiarlos. La elección de una política de administración del Capital de Trabajo afecta:
. Los costos de la empresa y por lo tanto su rentabilidad. Por ejemplo, el mantenimiento de grandes inventarios genera costos de mantenimiento y seguros.
. La capacidad de la firma para responder a las condiciones cambiantes de la economía. En un año normal, la firma puede aumentar sus ventas si es capaz de responder rápidamente a los pedidos, sin correr el riesgo de perder ventas por causa de falta de stocks. En estos casos, una política conservadora podría ser la adecuada.
El cuadro siguiente resume las combinaciones posibles en la administración del Capital de Trabajo:
La rentabilidad que produce una buena administración del Capital de Trabajo
Hemos dicho que el objetivo de la administración del Capital de Trabajo es maximizar el valor de los accionistas o del dueño, en otras palabras, de la empresa. En realidad, toda la administración
...