Delegación Organizacional

1. Delegar, una forma “de dirección”

Una de las opciones más eficientes que todo directivo tiene para el logro de los objetivos y al mismo tiempo, para el desarrollo de los colaboradores es la delegación. Es una forma de dirección y optimización del tiempo.

Efectivamente, la delegación es una actividad estrechamente relacionada con la gestión del tiempo. Precisamente una de las opciones más idóneas que tenemos para el optimizar la gestión de nuestro tiempo es la de delegar en nuestro colaboradores aquellas tareas que pueden ser asumidas por ellos con la debida garantía de su realización.

Si efectuando una adecuada gestión de nuestro tiempo no llegamos a realizar las tareas asignadas, con nuestro tiempo no nos da más de sí, entonces tenemos que optar entre dos alternativas: eliminar tareas o delegarlas.

De las dos opciones, salvo que las tareas sean de escasa importancia, la solución más conveniente, sino se quiere caer en el estrés, es la de delegar adecuadamente.

El directivo que no practica la delegación, que quiera “hacerlo” o solucionarlo todo por sí mismo, además de sufrir de estrés, no podrá nunca esperar dirigir proyectos de mayor nivel e importancia porque estará sumido en el más profundo activismo sin sentido.

Por eso la delegación es indispensable para el ejercicio de una dirección eficaz. Es bueno recordar que la misión de todo directivo es obtener resultados a través de otros, o sea, hacer hacer, siendo responsable de lo que hagan los demás.

2. ¿Qué entendemos por delegar?

Son varias las definiciones que vamos a presentar sobre lo que entendemos por delegación, cada una de ellas nos aporta un valor que consideramos oportuno resaltar.

En primer lugar, vamos a señalar que:

Delegar es confiar a un colaborador la realización de un trabajo marcándole unos objetivos, pero dejándole libertad en la elección y empleo de los medios.

Para que exista delegación no basta con mandar ejecutar un trabajo. Tampoco es suficiente con fijar unos determinados objetivos. Es necesario facultar una cierta libertad en la elección de los medios, que el delegado podrá escoger para la consecución de la meta propuesta.

Un error frecuente, al tratar de delegar, es creer que se puede prescindir de dar esa libertad de cómo lograr el objetivo.

La delegación es un medio, un instrumento, del que toda responsable se sirve para conseguir hacer las cosas a través de otros.

También podemos señalar que delegar es ceder a otra persona la facultad de tomar decisiones dentro de un cierto ámbito, de acuerdo con ciertos criterios y estableciendo los oportunos controles.

Delegar es confiar responsabilidades a nuestros colaboradores, es darle facultades para hacer cosas que están dentro de nuestra área de influencia, eso sí, dentro de un ámbito determinado y con arreglo a determinados criterios fijados de antemano.

Pasar trabajos a nuestros colaboradores carentes de responsabilidad, no dejándoles una cierta iniciativa en su realización, no es delegar, eso es pasarles muertos.

CAUSAS POR LAS QUE ALGUNOS JEFES NO DELEGAN

- Falta de preparación.

- No quieren responsabilidades ni asumir riesgos.

- Temen fracasar, inseguridad.

- Falta de confianza en sí mismos.

- Piensan que le corresponde hacer al jefe.

- No están de acuerdo con que hay que hacer o cómo hacer.

- Falta de motivación.

- No consideran que la recompensa es suficiente, falta de incentivos.

- Temor a la crítica.

EN QUIÉN DELEGAR

Muchos directivos manifiestan que no pueden delegar porque no tienen colaboradores con la capacidad requerida para asumir la delegación. Es posible que en algunos casos sea así, pero en la mayor parte de las ocasiones es más

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