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Economía Basada En Conocimiento

R9a9u9l96 de Noviembre de 2012

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¿Qué es una economía basada en el conocimiento?

Es una economía que invierte en conocimientos para aumentar la capacidad productiva de los bienes de capital, del trabajo y de los insumos de los recursos naturales.

El carácter central de la base de conocimientos en las economías "avanzadas", aquellas economías que han experimentado la mayor discontinuidad en la creación y distribución de conocimientos, tiene múltiples implicaciones para el desarrollo económico,tecnológico y social.

A lo largo de losúltimos cincuenta años, las industrias que desempeñan este papel son la farmacéutica moderna y los instrumentos médicos, la aeronáutica, las tecnologías de la información y la comunicación y un conjunto de nuevos materiales (por ejemplo, los plásticos).

El carácter central de la ciencia y la

tecnología en estas industrias más nuevas significa que el cambio tecnológico no sólo ha

tenido un

- impacto generalizado en el aumento de la productividad del trabajo y el capital.

- También acelera el crecimiento económico directamente y a través de efectos sinérgicos.

"economía basada en los conocimientos” Los que utilizan la

expresión sostienen que los determinantes del éxito de las empresas y del conjunto de la

economía de un país, dependen cada vez más de su efectividad para generar y utilizar

conocimientos (Lundvall 1992).

En pocas palabras, el conocimiento contribuye a la economía sosteniendo los aumentos

de productividad, la formación y el crecimiento de nuevas industrias, y los cambios

organizacionales necesarios para aplicar eficazmente nuevos conocimientos.

contribución de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) a la economía:

• Las TIC sostienen el aumento de productividad aunque, como en el caso del sector de los servicios, el ritmo y dirección del aumento de productividad suele ser irregular.

• Las TIC sostienen la formación y el crecimiento de nuevas industrias, por ejemplo,

los multimedia, el comercio electrónico y los paquetes de programas.

• Las TIC sostienen el cambio organizacional. Al generalizar y redistribuir la

información dentro de la organización, es posible idear nuevas estructuras de control

y modelos de organización del trabajo, disminuir el alcance y cambiar el carácter del

procesamiento y selección de la información humana.

A su vez,

la información tiene importantes propiedades económicas que no comparte con otros

productos económicos, a saber:

1) carácter de no excluible (es decir, la posesión de

información por parte de un individuo no impide a otro utilizarla), 2) la no rivalidad en

el uso (proporcionar una copia de información no disminuye la propiedad de la

información) y 3) bajos costes marginales de reproducción (una vez que se ha producido

una primera copia de información, las copias siguientes son mucho más baratas de

reproducir). Estos tres supuestos a veces se combinan con el supuesto más dudoso de

"disposición libre" (si uno no tiene un uso para una determinada información, no hay

costes en ignorarla o disponer de ella) para señalar que se potenciaría el bienestar

público si todos tuvieran acceso a toda la información disponible. Esto quiere decir que

para alcanzar el más alto nivel de bienestar soc ial, la información debería ser un bien

público en el mismo sentido que las autovías y el sistema de educación pública.

Información vs conocimientos

La diferencia entre información y conocimientos también sugiere una serie de temas

más fundamentales en relación con la práctica de la investigación en ciencias sociales.

Tratar como iguales a la información y el conocimiento deja en la sombra a actividades

y capacidades humanas muy fundamentales, como el aprendizaje y la cognición. Lo que

hace del conocimiento "más" que "un corpus de información" es que comprende las

capacidades de ampliar, extrapolar e inferir nueva información. Llegamos a la8

conclusión de que un individuo tiene conocimientos en un determinado terreno si es

capaz de realizar estas actividades con resultados que no son evidentes y que son útiles.

Puede parecer sorprendente que la economía, normalmente una disciplina imperialista

dedicada a colonizar a las demás ciencias sociales, haya cedido tanto territorio al ignorar

temas como el aprendizaje y la cognición, que son cruciales en esta concepción más

amplia del conocimiento.

El problema es que para incorporar estos temas a la economía habría que abandonar la

empresa y el individuo "representativo" e introducir una gama de variables claramente

no económicas en el análisis, así como replantear el supuesto fundamental de que el

individuo es la unidad adecuada del análisis social. Al contrario, a menudo la teoría

económica del aprendizaje escoge sólo una variable económica, la producción total,

como base para definir los cambios de productividad surgidos de la experiencia. Si bien

esta simplificación permite a los economistas crear una variable instrumental para un

conjunto de procesos de "aprendizaje", es claramente ineficaz para abordar muchos

problemas de organización y de incentivos. Por ejemplo, ¿cuál es la estructura óptima

de la organización del trabajo para captar y beneficiarse de esta experiencia productiva?

¿O qué incentivos inducirán a un individuo a colaborar con otros en la transmisión de

conocimientos para potenciar la eficacia? Si bien todas estas preguntas se pueden

estructurar como problemas económicos, crean una disonancia incómoda y

normalmente han quedado marginadas de las principales corrientes de la economía.

La cognición es aún más problemática para los economistas porque suscita preguntas

acerca de las diferencias individuales y de las empresas: ¿cómo surgen las diferencias

en la cognición y cómo se puede mejorar esta cognición? Afortunadamente, los

estudiosos de comercio y administración han decidido colmar esta brecha mediante el

análisis del desarrollo de competencias de gestión y tecnológicas (Teece y Pisano 1994).

Si bien estos estudios postulan que la identificación de "competencias" es mucho más

clara de lo que realmente es, en la práctica de la gestión o en la investigación, los

esfuerzos para levantar un mapa de este territorio constituyen un progreso considerable

de la teoría y práctica económica predominante. Una vez más, es sorprendente que los

economistas hayan cedido este territorio, puesto que la "economía positiva" adopta una

posición agnóstica sobre las diferencias entre empresas, y sostiene que si estas

diferencias existen, deben ser comparablemente eficaces o, de otra manera, la variante

menos eficaz sería eliminada a través de la competencia del mercado. En realidad, hay

un pequeño paso desde esta posición a la idea, habitual entre los estudiosos del

comercio y la administración, de que las posiciones de corto plazo de eficacia

comparables permiten una supervivencia de corto plazo, mientras que la supervivencia a

más largo plazo implica diferentes procesos de selección en los que probablemente se

les aconsejará invertir a las empresas.

Hasta el momento, no existe una guía general del modelaje del aprendizaje que

represente adecuadamente la variedad de procesos de aprendizaje dentro de la

organización. Además, la medición de las características relevantes de la competitividad

de una empresa ya no puede limitarse a cálculos de coste. Aprender a ser más flexible

en el cambio hacia nuevos productos, a reducir los plazos en los ciclos de diseño o a

afinar la coordinación con los suministradores y distribuidores puede verse directamente

reflejado o no en los costes de la empresa, pero sí se reflejarán en sus ingresos. Estas

posibilidades sugieren una nueva perspectiva de cómo el cambio tecnológico influye en

las capacidades y competencias de las empresas . 9

Las ideas de las competencias (cognición) "que destruyen" o "potencian" el cambio

técnico se han convertido en una corriente principal dentro de la literatura del comercio

y la gestión de la tecnología. Los procesos de cambio organizacional generados por el

uso de las TIC modifican claramente los valores relativos de diferentes competencias

dentro de la organización. El supuesto compartido en los estudios de la difusión de las

TIC ha sido que el creciente uso de éstas implica una acumulación creciente de

competencias y, por lo tanto, mayor "agilidad" y competitividad organizacional. Esto no

es necesariamente cierto si reconocemos que la adopción de las TIC puede destruir las

competencias, así como puede potenciarlas. ¿Por qué una organización habría de

adoptar una tecnología que destruye las competencias? Una respuesta es que algunas de

las características ofrecidas por las TIC

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