Economía Del Conocimiento

“ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO”

INTRODUCCIÓN

¿Quién no quisiera ser el dueño de su propio destino laboral? ¿Será esto una posibilidad? ¿Ó será que cada quién deberá forjarlo en base a sus habilidades y capacidades? Peter F. Drucker dijo: “El éxito en la economía del conocimiento les pertenece a quienes conocen sus propios puntos fuertes, sus valores, y sus formas de rendir mejor”. Esto es no es otra cosa que aprender a conocerse, desarrollar nuestras habilidades y ubicarnos el lugar que mejor podemos desenvolvernos en base a lo anterior.

Cuántas veces hemos oído la frase: “para sentirse satisfecho en el trabajo hay que hacer algo que en verdad nos guste”?

Parece que todo esto fuera fácil, pero requiere de tiempo y de mucha constancia, de observar, de repetir y sobre todo, de aprender y aplicar los resultados, incluye la personalidad, la formación y las costumbres y hábitos de cada quien, pero es muy importante recalcar que esto es para aprender de uno mismo y que seamos como seamos, no debemos de tratar de cambiar eso, si no de explotar nuestros puntos fuertes par poder contribuir de la mejor manera en lo que deseamos y podemos hacer en un trabajo, ya sea dentro de una organización, de manera individual, o como asesor de personas y sociedades.

La economía del conocimiento se trata de la realización personal, pero también de la realización organizacional a través de la primera, se puede conseguir éxitos conjuntos y esto permite tanto a uno como a los otros ampliar las expectativas para muchos más.

DESARROLLO

El automanagement es el “autoconocimiento de cada quien”, para poder enfocarse en sus fortalezas, aprender la manera de desempeñarse, conocer la ética propia y, en base a todo eso, ubicarse en el mejor lugar para desarrollar las habilidades y capacidades que cada quien tiene y puede aplicar en su trabajo.

Para poder conocerse a sí mismos, se requiere de varios pasos a seguir que conforman todo un proceso y, aunque al final, al haber descubierto todo lo que parecía obvio, nos damos cuenta de que sólo era cuestión de analizarlo.

Los pasos a seguir son sencillos, se realizan a través de preguntas que uno mismo debe de contestar, pero se requiere de honestidad en las respuestas, de valor para aceptar lo que nos resistíamos a creer o pensar, y sobre todo, de mucha madurez para poder asimilar los resultados, y encauzarlos por el mejor camino para obtener mejores resultados en nuestro trabajo, sea cual éste fuere.

Las preguntas a responder para llegar a este conocimiento de uno mismo son las siguientes:

1. ¿Cuáles son mis puntos fuertes? La única manera de responder a esta pregunta es analizado nuestras propias experiencias, es decir, mediante un feedback. Se deberá de hacer anotaciones al plantearse una decisión clave o emprender una acción clave sobre lo que se espera como resultado, nueve o doce meses más tarde se deberá de revisar si los resultados fueron según lo planeado. Al practicar este método, podrá darse cuenta de sus fortalezas, así como de aquello en lo que no debería de desempeñarse.

2. ¿Cómo me desempeño? La manera de desempeñarnos es exclusiva de cada persona, viene en cada quien, y esto puede modificarse sólo levemente, pero muy difícilmente podrá alterarse por completo. Así como hay diversidad de razas y géneros, igual hay “n” maneras de realizar un mismo trabajo, lo importante es que sea el método que cada quien use, éste sea práctico y efectivo, y que logre los mejores resultados.

Para evaluar el desempeño existen otras preguntas que nos pueden ayudar a entenderlo:

- ¿Soy lector o soy escucha? Hay quienes leen, y hay quienes escuchan, es decir, la manera de desenvolverse depende de si manejamos nuestros asuntos o tareas en base a lo que sabemos derivado de lo que hemos leído, o de lo que escuchamos. No es fácil para alguien que es “lector” enfrentarse a una conferencia de prensa y responder a las preguntas que se le hacen y viceversa.

- ¿Cómo aprendo? Hay gente que aprende leyendo, y otras aprenden escuchando. Esto no quiere decir que sean las únicas maneras de aprender, hay quienes lo hacen escribiendo, y otros más lo hacen “haciendo”. Pero lo más importante de esto, es que nuestro proceder debe de ser coherente con ese conocimiento,

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