Efecto de las buenas practicas de gestion ambiental en la ventaja de costos.

Efectos de las "buenas practicas" de gestión medioambiental en ventaja de costos: el papel de los activos complementarios

La investigación sobre los efectos sobre el rendimiento de las empresas de las "buenas practicas" de la gestión ambiental, que se supone que van a permitir a las empresas al mismo tiempo proteger el medio ambiente y reducir los costos se ha ignorado hasta ahora las funciones de los recursos y capacidades de las empresas existentes. Basándose en la teoría de recursos de la empresa, este estudio analiza si se requieren activos complementarios para obtener una ventaja de costos de la implementación de las buenas practicas. Resultados basados en datos de la encuesta de 88 empresas químicas indican que las capacidades para la innovación de procesos e implementación son activos complementarios que moderan la relación entre las buenas prácticas y las ventajas de costos, un factor significativo en la determinación de resultados de la empresa.

Los costos de la protección del medio ambiente para las empresas en los Estados Unidos han aumentado considerablemente desde la década de 1970 y se espera que aumente aún más en el futuro (Agencia de Protección Ambiental [EPA], 1991; Departamento de Comercio de los EE.UU., 1996). La naturaleza sustancial de los costes de protección del medio ambiente implica que las estrategias que afectan a estos costes son un factor determinante de la posición competitiva de una empresa. La literatura de gestión del medio ambiente sugiere que las empresas pueden mejorar su posición competitiva y, al mismo tiempo, reducir los efectos negativos de sus actividades sobre el medio natural mediante la aplicación de algunas "buenas prácticas" de gestión ambiental (Cairncross, 1992; Hart, 1995; Schmidheiny, 1992 ; Shrivastava, 1995b; inteligente, 1992). Los estudios realizados en la literatura de gestión del medio ambiente han identificado estas buenas practicas de los estudios de casos de empresas que han creado con éxito una ventaja competitiva a través de sus estrategias ambientales, tales como Minnesota Mining and Manufacturing Company (3M) (Shrivastava, 1995b) y Dow Chemical (Smart, 1992) . Sin embargo, la investigación actual tiene puntos de vista no provisto en pro precisión cómo estas empresas de estudios de caso gestionan el proceso de implementación de las buenas practicas de gestión ambiental para lograr los beneficios deseados. Por lo tanto, el desarrollo de una comprensión más profunda del proceso de implementación de estas prácticas parece clave para determinar si pueden conferir una ventaja competitiva en todas las empresas que adoptan o sólo en aquellos que poseen activos existentes que les permitan sacar provecho de este tipo de prácticas. Es decir, puede haber algo exclusivo o único acerca de estos estudios de casos de estudio exitosos que podrían no ser representativos de, y por lo tanto generalizables a una población mayor de empresas.

Este artículo refleja un enfoque de gestión estratégica para este importante problema de aplicación. Aunque las perspectivas de gestión estratégica utilizan para estar ausente de la literatura ambiente natural (Hosmer, 1994; Shrivastava, 1994; Throop, Starik, y Rands, 1993), algunos trabajos recientes se aplica perspectivas de estrategia basada en recursos para el análisis de las estrategias ambientales (Aragón-Correa , 1998; Hart, 1995; Marcus & Geffen, 1998; Maxwell, Rothenberg, Briscoe, y Marcus, 1997; Rugman y Verbeke, 1998; Russo y Fouts, 1997; Sharma y Vredenburg, 1998). En concreto, Reinhardt (1998) argumentó que no todas las empresas pueden ser capaces de crear una ventaja competitiva para el medio ambiente de la aplicación de las estrategias responsables y que más atención debe prestarse a las circunstancias bajo las cuales las estrategias ambientales responsables contribuyen a la competitividad. Sus ejemplos de diferenciación de los productos del medio ambiente sugieren que si una empresa puede obtener una ventaja diferenciación de ser ambientalmente responsable dependen principalmente de las contingencias externas, tales como la estructura de la industria y las características del mercado de productos en el que una empresa compite. (1998) se centran contingencia externa de Reinhard complementa este estudio, en el que analizaba cómo los factores internos a las empresas afectan a la relación entre las prácticas ambientales y la competitividad.

En este estudio se emplea la teoría de recursos de la empresa (Barney, 1986, 1991; Dierickx y frío, 1989; Rumelt, 1984, 1991; Penrose, 1959; Wernerfelt, 1984) y (1986) concepto de activos complementarios para hacer frente a la de Teece cuestión de si los activos existentes de una empresa moderan la relación entre las buenas practicas de gestión ambiental y la competitividad. activos complementarios se definen como los recursos que se requieren para capturar los beneficios asociados con una estrategia, una tecnología o una innovación. Gran parte de la investigación entorno y la estrategia sugiere que existe una relación directa entre las buenas practicas ambientales y resultados de la empresa, pero el enfoque de Teece sugiere que las empresas necesitan poseer activos complementarios para obtener una ventaja competitiva a partir de la aplicación de las buenas practicas de gestión ambiental.

He utilizado los datos recogidos a través de una encuesta por cuestionario electrónico de unidades de negocio que operan en la industria química en los Estados Unidos para explorar empíricamente dos cuestiones. La primera se refiere a si la aplicación de las tres buenas practicas de gestión ambiental contribuye directamente a la ventaja de costos competitiva de una empresa. El segundo trata sobre si los activos complementarios moderan la relación entre las buenas practicas y las ventajas de costes. Los resultados, que se discuten en la sección final, sugieren que se requieren activos complementarios para implementar con éxito las buenas practicas ambientales y explicar por qué algunas empresas obtienen beneficios económicos positivos de la adopción de estas prácticas, mientras que otros no lo hacen.

Teoria

Buenas practicas de Gestión Ambiental y Competitividad

Un creciente cuerpo de investigación sobre la gestión del medio ambiente se centra en la identificación de las buenas practicas que reduzcan al mismo tiempo el impacto negativo de las actividades de las empresas en el medio ambiente natural y contribuyen a la ventaja competitiva en los mercados de productos. Según esta literatura, diferentes buenas prácticas de gestión ambiental afectan a diferentes tipos de ventaja competitiva. Porter (1980) distinción entre las ventajas de costes y la diferenciación, que ha sido previamente utilizados para clasificar los tipos de ventajas competitivas creadas por las estrategias ambientales de las empresas (Shrivastava 1995c; Stead y Stead, 1995), proporciona un marco útil para la discusión de estos efectos.

ventaja de costos puede ser resultado de la adopción de las buenas practicas que se centran en los procesos de producción de las empresas (Hart, 1995; Stead y Stead, 1995). Estas prácticas orientadas a los procesos incluyen el rediseño de los procesos de producción menos contaminante, la sustitución de insumos menos contaminantes, el reciclaje de subproductos de procesos, e innovando procesos menos contaminantes (Ashford, 1993; Dechant y Altman, 1994; Florida, 1996; Hart, 1995; Porter y van der Linde, 1995a, 1995b). Estas prácticas tienen por objeto reducir el costo de producción mediante el aumento de la eficiencia de los procesos de producción y la reducción de insumos y residuos costes de eliminación (Hart, 1995; Newman y Breeden, 1992; Shrivastava, 1995a, 1995b; inteligentes, 1992; Stead y Stead, 1995 ). Los resultados empíricos muestran que el motivo económico primordial de aplicar prácticas ambientales orientados hacia procesos es el deseo de una empresa para reducir costes (Stead y Stead, 1995). Los enfoques más integrales para la gestión ambiental en el que el impacto ambiental de las operaciones de una empresa a lo largo de todo el ciclo de vida de sus productos se considera, desde el diseño del producto hasta la fabricación, uso, y disposal- también pueden contribuir a la ventaja de costos. Estos enfoques, que incluyen el apoyo a productos que (Hart, 1995, 1997) y la gestión ecocéntrica (Shrivastava, 1995a), cuentan con prácticas ambientales tales como "análisis del ciclo de vida" (Davis, 1993), "la cuna a la tumba de diseño", "diseño para el desmontaje "(Shrivastava, 1995b), y el" diseño para el medio ambiente "(Hart, 1997). Además de los costes de fabricación, estas buenas practicas más integrales pueden también bajar una serie de otros gastos, como los posibles costes de la responsabilidad, honorarios legales (Shrivastava, 1995a), y los posibles costes de producto-aceptación de la devolución. Sin embargo, las ventajas de costo de la implementación de estas buenas practicas dependen de las regulaciones gubernamentales ambientales, que aún no se han iniciado en muchos países. Por ejemplo, las empresas están obligadas a soportar los costes ambientales asociados con la única disposición del producto si las regulaciones gubernamentales requieren que internalizar la totalidad del coste del ciclo de vida de sus productos. Tales regulaciones se han instituido en algunos países europeos, como Alemania (Cummings y den Hond, 1993), pero todavía no existen en los Estados Unidos.

Ventaja de diferenciación puede ser el resultado de las buenas practicas de gestión ambiental que se centran en las características de los productos y los mercados de productos (Shrivastava, 1995c; Stead &Amp; Stead, 1995, 1996). Estos productos incluyen las buenas practicas centradas en el rediseño de envases y productos en más formas ambientalmente responsables, desarrollando nuevos productos responsables con el medio ambiente, y la publicidad de los beneficios ambientales de los productos (Dechant &Amp; Altman, 1994; Reinhardt, 1998; Shrivastava, 1995c; Stead &Amp; Stead, 1995, 1996; Throop et al., 1993). Ventaja de diferenciación crea el potencial para aumentar los precios de los productos, lo que se traduce en mayores ingresos. Los resultados empíricos muestran que el aumento de los ingresos es la principal motivación económica y los resultados de la implementación de las buenas practicas centradas en las características de los productos y mercados (Stead &Amp; Stead, 1995).

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