El Gobierno Corporativo En El Ecuador
JCMORAN27 de Abril de 2013
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El Gobierno Corporativo en el Ecuador
Un buen gobierno corporativo se traduce básicamente en el establecimiento de un Código de Ética en el seno de cada empresa que alberga los intereses de los terceros, entendiéndose por tales, a los beneficiarios de partes relacionadas u obligaciones; a los empleados de la compañía; a los consumidores o proveedores; y, finalmente al propio Estado; e incluso, protege los intereses de los mismos accionistas frente a los administradores de la compañía. Tendencia esta última cada vez más generalizada en los países en que la red empresarial surge del verdadero deseo de unir capitales para emprender en marcha un negocio que de manera consiguiente será administrado por quien ha sido inteligenciado en la dirección de empresas.
El temor inquietante de los Estados de quedarse al margen del proceso de la globalización ha influido de manera tal en su aparato productivo, el sector empresarial, volcándolo sobre la búsqueda de medios para atraer a los inversionistas ya sea de fuera o de dentro de sus límites territoriales; mecanismos que se podrían resumir en la generación de credibilidad y confianza, temas más importantes en nuestros días que el propio aspecto monetario.
Este tipo de normas éticas que en casi la gran mayoría de los Estados , provienen de la autorregulación empresarial más que de la imposición legal, avizoran la necesidad de que exista en el ámbito privado, un órgano fiscalizador plenamente independiente con un campo de acción lo suficientemente amplio que le permita representar los intereses de todos los posibles terceros perjudicados por el accionar de quienes llevan la batuta de la empresa -sea ya de manera abierta o meramente superflua-; hacen así mismo un llamado de conciencia corporativa para que se refuerce la responsabilidad de los administradores en la veracidad de la información financiera que se publicita; se incentiva también de manera coactiva la lealtad en el seno interno de la empresa sea entre administradores y accionistas a través del equilibrio de poderes, o entre los mismos accionistas quienes tengan una marcada diferencia en su participación accionarial podrían llegar a inobservar los derechos de las minorías o incluso de los acreedores sociales y dirigir más bien la empresa respondiendo a sus necesidades personales en detrimento de los intereses de los demás.
En términos un poco más nacionales, podríamos decir que el tema del buen gobierno corporativo está empezando a cobrar importancia debida por un lado, al fenómeno globalizador; y, por otro lado, a los ejemplos que el devenir histórico nos ha mostrado. En el ámbito financiero existen unas muy contadas disposiciones que se refieren de manera explícita al buen gobierno corporativo y otras que pretenden la aplicación de algunos de los principios que lo promueven . Los llamados “Lineamientos para un Código Andino de Gobierno Corporativo” de la Corporación Andina de Fomento, forman ya parte de la regulación nacional sobre el tema que podrían muy bien ser incorporados como Código de Ética en cualquier empresa nacional bastando simplemente para ello su sanción por parte del órgano social.
No es necesario así esperar que aquellos principios de ética que deberían responder a las necesidades de cada empresa sean sancionados a través de un acto normativo del poder estatal, sino que bastaría la imitación de normas similares o incluso la simple reproducción -de así convenir- a aquellas de la CAF que vengo de mencionar. Para lograr este objetivo y llegar a este estado de autorregulación que yo lo llamo de “madurez corporativa” es indispensable que los mismos inversionistas impongan la necesidad de su implementación absteniéndose de colocar sus capitales en aquellos grupos empresariales que no les ofrezcan la permanencia de su intervención. Sólo me pregunto,
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