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Ensayo Ética INstituciones Financieras

moni.2277Ensayo27 de Octubre de 2018

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Abonos “chiquitos”: un GRAN dilema [pic 2][pic 3][pic 4][pic 5][pic 6][pic 7][pic 8]

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Ética, Profesión y Ciudadanía

Maestra Mercedes Gregoria Caraballoso Valdivieso

Abonos “chiquitos”: un GRAN dilema 

 

Cadenas mexicanas como Elektra, Coppel, Famsa y Liverpool han hecho del crédito un cimiento fundamental para su desarrollo gracias a la profesionalización del modelo “del abonero” (conocido popularmente como “de pagos chiquitos”), replicando el comportamiento ya presente en la sociedad mexicana de clases con un poder adquisitivo limitado, donde personas pertenecientes a una comunidad, ahorraban cada semana o mes una cantidad pequeña de dinero. El esquema de pagos que ofrece este formato de negocios es aprovechado por familias y personas que no podrían adquirir determinados bienes o servicios de otra forma debido a la periodicidad y el monto de sus ingresos.

Actualmente existe controversia en torno a si en realidad este tipo de compañías busca “apoyar” a sus consumidores y promover un desarrollo social justo, o si de lo contrario, buscan aprovecharse de los sectores vulnerables de la población (económicamente y por su nivel educativo) a través del cobro de altas tasas de interés, omisión de informar aspectos clave de un instrumento financiero como lo son el Costo Anual Total (CAT), las consecuencias o penalidades por pago a destiempo o incumplimiento de pago, y cambios en las condiciones pactadas, como por ejemplo, variabilidad injustificada de las tasas ofrecidas en la contratación de la obligación.  

Incluso cuando existe evidencia de que este esquema de negocios impacta positivamente en la sociedad, tal como corrobora Muhammad Yunus a través de sus labores sociales relacionadas a las microfinanzas, además del Banco Mundial (2014), quien asegura que este tipo de modelos favorece la inclusión social y el desarrollo económico de sectores vulnerables, permitiéndoles el acceso a un financiamiento crediticio sin estrictos y rigurosos procesos de verificación; es posible presentar evidencia que muestre que actualmente en México, marcas como las ya mencionadas, lucran a través del otorgamiento de microcréditos, limitando la posibilidad de que un sistema financiero bien aplicado promoviera en la medida correcta un desarrollo social justo, igualitario y equitativo. 

Las opiniones al respecto son claramente divergentes: mientras algunos argumentan que este tipo de tiendas ofrecen una solución a quien desee comprar en ellas, otros apuntan a que tienen conductas éticamente imprudentes y ventajosas, ofreciendo tasas y condiciones injustas para sus consumidores. Además, argumentan una mala o nula vigilancia por parte del Gobierno Federal y sus dependencias, quienes son los responsables de vigilar las prácticas corporativas existentes en el mercado, así como salvaguardar los derechos de los consumidores.  

Si bien modelos de negocios con estructura de “pagos chiquitos” pueden justificar sus acciones diciendo que las tasas de interés son altas debido precisamente a que el esquema “flexible” que ofrecen a sus clientes involucra altos costos de financiamiento, éstas no son las justas, llegando a lucrar a través no sólo de las elevadas comisiones e intereses, sino también a través de la desinformación y falta de cultura financiera de la mayoría de sus consumidores, lo cual no es éticamente correcto debido a que atenta contra aspectos como la dignidad humana (violando la autonomía de las personas al tratarlas como un medio y no como un fin), los Derechos Humanos (obstaculizando y poniendo en peligro la libertad de los consumidores), los Objetivos del Milenio (específicamente en los objetivos que hablan de Producción y Consumidores responsables, Reducción de las desigualdades y Crecimiento económico) y un desarrollo social justo, además de no apegarse a diversos códigos éticos y marcos legales, como lo son el Código de Ética y Conducta de la Asociación de Bancos de México, la Ética del consumo, propuesta por Adela Cortina, y por último, la Ética de las profesiones de Emilio Martínez, donde no sólo se habla de las obligaciones de las empresas sino de las propias de sus empleados.  

De esta forma, se buscará comprobar en qué medida efectivamente algunas tiendas que operan bajo el “Modelo del abonero” en México, presentan comportamientos éticamente incorrectos. Para esto, se analizará el dilema desde diferentes ángulos, como lo son el ético, legal y social, consultando diversas fuentes académicas y periodísticas con el objetivo de llegar a una conclusión objetiva que tome en cuenta los puntos de vista de todos los involucrados. Por último, se propondrá un curso de acción que busque corregir el problema ético presentado, el cual estará sustentado en diversas posturas y teorías éticas.  

Para comenzar a abordar el tema, resulta pertinente incluir información precisa acerca de los costos financieros asociados a la contratación de un crédito con las ya mencionadas tiendas. De esta forma, se observará si existen datos que apoyen la tesis presentada.  

Altas tasas de interés 

De acuerdo con la CONDUSEF, los “pagos chiquitos” son de los créditos más caros del mercado, sin embargo, son opción cuando no se tiene acceso a otro tipo de financiamiento (2015). Entre los establecimientos que ofrecen este tipo de compras a crédito, se evaluaron los siguientes en función de su tasa anual:

         Elektra: 61.6%.          Famsa: 37.5%.          Coppel: 32.6%          Viana: 49%.

Por otra parte, otro estudio realizado por la misma institución (CONDUSEF) para créditos comerciales cuyo mercado objetivo es un perfil socioeconómico más alto, arrojó los siguientes resultados: Liverpool con 22%, Sears con 23.5%, Fábricas de Francia con 27.1%, y por último, El Palacio de Hierro con una tasa anual del 18.83%.  

Como es posible observar, es evidente que aquellos créditos comerciales enfocados a clases socioeconómicas más vulnerables, ofrecen tasas superiores de hasta 300% más que el producto financiero de gama alta más conveniente, es decir, el precio de un mismo artículo que al contado tiene un valor de $1,000 MXN, podría pasar de $1,188 a $1,616 MXN por el simple hecho de ser adquirido con un crédito enfocado a las clases privilegiadas del país.  

Omisión de información relevante 

Según la Procuraduría Federal del Consumidor (2016), el 73% de los usuarios entrevistados acerca de la información comunicada por el vendedor o asesor que les atendió al momento de comprar a crédito, declararon que NO se les dieron a conocer elementos básicos como el Costo Anual Total, la tasa moratoria en caso de incumplimiento, la comisión por apertura, entre otros.  

Volúmenes considerablemente altos 

Según reportó El Economista (2016), el 40 por ciento de las ventas o compras de los mexicanos en el país es realizada mediante ese sistema. En marzo del 2011, alrededor de 82% del crédito total otorgado por Elektra, Coppel y Famsa era crédito al consumo y sólo 18% era crédito personal, según cifras de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores.

Tan sólo en los últimos cinco años el monto de los créditos otorgados por dichas empresas se incrementó 70%, de acuerdo con los reportes de las mismas compañías, lo cual contrasta con la reducción de 13% en el crédito al consumo que otorgaron todas las instituciones bancarias.

Datos como los presentados anteriormente deberían fomentar la concientización entre los miembros de la sociedad mexicana, ya que las tasas de interés ofrecidas por este tipo de negocios son particularmente elevadas a comparación de otros instrumentos. Aunque a simple vista pareciese que no se vulneran derechos, las malas prácticas de algunas de ellas confirman lo contrario, realizando acciones como no informar a sus consumidores del costo final que terminará pagando por un determinado artículo. Incluso si facilitan la obtención de un financiamiento que bajo otras circunstancias no podrían tener, se debate si las tasas de interés están siendo injustas a raíz de las pocas opciones a las que se enfrenta una persona con antecedentes en el Buró de Crédito o sin historial crediticio previo. ¿En realidad están contribuyendo en beneficio de estos sectores sociales, o simplemente se están aprovechando de su necesidad de adquirir bienes y servicios a crédito?

Para argumentar en favor de la tesis presentada, también es imprescindible mencionar a los agentes morales involucrados en este dilema ético, así como un breve análisis del rol que tienen en él, los cuales se enlistan a continuación:  

-Establecimientos con el modelo de negocios de “pagos chiquitos”: otorgan a las personas un financiamiento a plazos muy largos, pero también con enormes tasas de interés. Profeco (2015) estima que, en ocasiones, estas tiendan obtienen más utilidades a raíz de su sistema de financiamiento que de las ganancias por comercializar productos.  

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