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Japón, el modelo, de Paul Krugman en Negocios de El País


Enviado por   •  30 de Mayo de 2013  •  Tutoriales  •  973 Palabras (4 Páginas)  •  427 Visitas

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Japón, el modelo, de Paul Krugman en Negocios de El País

el 26 mayo, 2013 en Derechos, Economía, Libertades, Política

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ECONOMÍA GLOBAL

Hace una generación, Japón era admirado —y temido— por todos por ser un dechado de virtudes económicas. Los best sellers de temas empresariales ponían guerreros samuráis en la portada y prometían enseñar los secretos de la gestión japonesa; las novelas de suspense de autores como Michael Crichton describían a las empresas japonesas como gigantes imparables que afianzaban rápidamente su dominio sobre los mercados mundiales.

Luego, Japón se hundió en una crisis económica aparentemente interminable y la mayor parte del mundo perdió el interés por él. La principal excepción fue un grupo relativamente pequeño de economistas, un grupo al que casualmente pertenecían Ben Bernanke, ahora presidente de la Reserva Federal, y el que suscribe. Estos economistas obsesionados con Japón veían los problemas económicos del país isleño no como una demostración de la incompetencia japonesa, sino como un mal augurio para todos nosotros. Si un país grande, rico, políticamente estable podía sufrir un tropiezo tan grave, se preguntaban, ¿no podría sucederles algo muy parecido a otros países similares?

Como era de esperar, podía suceder y sucedió. Actualmente, todos somos, desde un punto de vista económico, japoneses, y esta es la razón por la que el experimento económico que se está llevando a cabo en el país donde todo empezó es tan importante no solo para Japón, sino para el mundo.

En cierto sentido, lo verdaderamente extraordinario de la abeconomía —el radical cambio de rumbo hacia el estímulo monetario y fiscal adoptado por el Gobierno del primer ministro Shinzo Abe— es que nadie más está intentando hacer algo parecido en todo el mundo desarrollado. De hecho, Occidente parece dominado por el derrotismo económico.

En Estados Unidos, por ejemplo, sigue habiendo más de cuatro veces más parados de larga duración que los que había antes de la crisis económica, pero parece que los republicanos solo quieren hablar de falsos escándalos. Y, para ser justos, también hace ya mucho que el presidente Obama no dice nada convincente en público sobre la creación de empleo.

Aun así, al menos EE UU está creciendo. La economía europea ha vuelto a entrar en recesión y, de hecho, durante los seis últimos meses ha crecido un poco menos que entre 1929 y 1935, y mientras tanto, sigue batiendo nuevos récords de paro. Pero no hay ningún indicio de cambios importantes en las políticas. Como mucho, puede que se contemple una ligera suavización de los despiadados programas de austeridad que Bruselas y Berlín están imponiendo a los países deudores.

A los funcionarios japoneses les resultaría fácil justificar su inacción con los mismos pretextos que escuchamos por todo el Atlántico Norte: están atados de pies y manos por una población que envejece rápidamente; a la economía le pesan mucho los problemas estructurales (y los problemas estructurales de Japón, especialmente,

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