LOS 4 ACUERDOS: NEGOCIANDO CON MI VIDA Y LOS DEMÁS

ACTIVIDAD SEMINARIO DE PROFUNDIZACIÓN

“HABILIDADES GERENCIALES”

Módulo de negociación y toma de decisiones

Presentado por:

Marcela Narváez Guzmán

T00049270

Presentado a:

Profesora María Isabel Martínez

UNIVERSIDAD TECNOLÓGICA DE BOLÍVAR

Cartagena de Indias D. T. C., Colombia

Julio 2020

              LOS 4 ACUERDOS: NEGOCIANDO CON MI VIDA Y LOS DEMÁS

Fragilidad. Esta fue la primera palabra que se me vino a la mente luego de leer el libro de los 4 acuerdo y me pregunté ¿Tan frágil somos? La respuesta para mí fue algo confusa y me encontré en una indecisión, por una parte veo a una audiencia vulnerable y extremadamente cruel consigo mismo, en donde cada uno es su propio enemigo; pero por otra parte encuentro personas fuertes que a pesar de todo, han encontrado seguridad y un rumbo con dirección clara.

¿Qué podemos esperar inmersos en nuestro propio lío? Es un hecho que no podemos siquiera considerar lo externo si estamos en disputa dentro del mismo caparazón. ¿Solución? Negocia contigo mismo y empieza teniendo clara tu identidad, muchas veces me pareció confuso y contradictorio la manera en como el autor se refirió a lo que somos en realidad y por qué nos perdemos en el camino, este misterio es algo a lo cual se han dedicado muchas personas y no creo que seamos ni las primeras ni las últimas en tratar de averiguarlo o pensar en él.

Para ser honesta, aunque siempre se ha hablado de que somos muy duros con nosotros mismos y no nos escuchamos ni nos preferimos, realmente nos encuentro bastante egoístas y este es mi punto de partida. Vivimos en nuestra propia voluntad, nuestros propios juicios (la mayoría no hacia nosotros, de hecho nos muchas veces nos cuesta ver hacia dentro y nos dedicamos a juzgar hacia afuera), nuestro propio concepto del bien y el mal y dedicarnos a ser el centro de nuestro mundo, es bastante acertado el hecho de la percepción de cada persona y lo distinta que es, pero si solo consideramos eso no existiría un solo concepto de bien y mal contrario a lo que nos conviene o nos hace daño a nosotros mismos, ni siquiera esto pararía en el límite de sobrepasar el bienestar del otro individuo, hay que empezar urgentemente con un punto de referencia, yo lo llamo Dios. Cuando soltamos nuestros pareceres, nuestros juicios, nuestras propias interpretaciones y nuestro ego, entendemos que podemos caminar y rendir cuentas establecidas, se va el peso hacia nosotros mismos y dejamos de ser nuestro propio juez, a fin y al cabo nunca vamos a tener un criterio claro para hablar de justicia y de verdad; en este punto comprendemos que no somos el centro del mundo, que este mundo no es tan pesado como lo hemos sentido y que hay espacio para otras personas, no solo para nuestro protagonismo.

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