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Las 7 Claves Del éxito De Disney


Enviado por   •  28 de Marzo de 2014  •  4.409 Palabras (18 Páginas)  •  309 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Para lograr nuestros objetivos es necesario llegar hasta donde sea. Ya sea metas a nivel personal o profesional. Primero que nada esta en tener la iniciativa y actitud de hacerlo.

En todas las empresas es muy importante trabajar en equipo diariamente, y que el jefe haga sentir importante a sus trabajadores y darles a conocer que son indispensables para los logros y desarrollo de la empresa. También que uno de los trabajadores deben estar metidos en su papel laboral teniendo como ejemplo a su jefe o supervisor que los motiva, siempre realizando su trabajo eficientemente con honestidad y responsabilidad, tratando a los clientes con sencillez, amabilidad y con una sonrisa.

Al conocer el verdadero objetivo de impacto que se debe tener asía los clientes, y estructurando un plan detallado para el logro de las metas, y posteriormente implementarlo de manera que los trabajadores realicen su trabajo eficientemente, la clave seria tomar en cuenta cada una de las 7 lecciones que Disney implementa, no de la misma manera sino acoplarlas de acuerdo al giro y a las necesidades que la empresa necesite o quiera alcanzar, implementando un toque de diversión.

El presente trabajo se enfoca básicamente en la cultura organizacional y a la atención y servicio al cliente.

Lo que se pretende es abrir la mentalidad en cuanto a la manera de analizar aspectos, internos de la empresa, que ayuden a ser competitivos y crear un valor de acorde al giro de la empresa

El presente trabajo se presenta de manera resumida y desde un punto de vista en el que ha ocasionado un impacto por la lectura del libro “Las 7 claves del éxito de Disney”, por Tom Connellan.

RESUMEN

1. HACIA ORLANDO

Bill Greenfield: Era funcionario de créditos comerciales de un banco en el Noroeste. Trabajaba en un equipo especial que se encargaba de ver la forma en que otras organizaciones mantenían un enfoque constante en sus clientes.

Iba a Disney World, era un viaje de negocios: algo cuya mejor descripción parecía ser una curiosa combinación de un programa de práctica óptima, benchmarking y capacitación. Tres días para aprender cómo Disney mantenía tan alto nivel de lealtad entre sus invitados. Y cualquier cosa que ayudara al banco a elevar la lealtad de los clientes.

Bill y otras personas sabían que la retención de los clientes sería cada vez más crucial en un mundo de creciente competitividad.

Carmen Rivera: Se había esforzado por ascender por la jerarquía de ventas gracias a su habilidad por desarrollar buenas relaciones con los clientes. Tenía un bien afinado sentido de los negocios y una forma de tratar con justicia a los vendedores, que la habían hecho una de las gerentes más respetadas de la empresa. Al mismo tiempo, promovía la rentabilidad de la firma, como en aquella ocasión en que pudo sugerir cambios en el proceso de pedidos internos, que redujeron el tiempo de proceso de éstos en seis horas, y que recortaron en un día el tiempo de ventas pendientes.

Carmen iba a aprender los métodos de servicio de Disney, algo que su propia empresa de verdad necesitaba conocer bien.

Carmen sabía que cualquier cambio importante crea oportunidades que alguien puede capitalizar. Y Carmen pretendía usar la visita a Disney como un trampolín para hacer justamente eso.

Don Jenkins: ingeniero titulado y gerente de planta de un gran fabricante de automóviles, conocía mejores formas de usar el tiempo y así lo había expresado al vicepresidente de su grupo. Señaló que su iniciativa de manufactura esbelta había reducido los niveles de inventario, recortado los tiempos de ciclo y mejorado la productividad: y que tenía los números para demostrarlo. El jefe replicó que sabía que Don era un hombre agudo con un lápiz, que hacía un extraordinario trabajo, pero que de cualquier modo deseaba que fuera, para encontrar una forma de "elevar el nivel": llevar la satisfacción de los clientes al siguiente nivel.

Don odiaba todo lo relativo al viaje de Disney; una total pérdida de tiempo.

Judy Crawford: era una de los líderes de equipo más jóvenes en su organización, una empresa de generación de electricidad de Carolina del Norte. Persona de inquebrantable buen humor, había sido líder natural del equipo de relaciones con los clientes desde el primer día de trabajo, hacía tres años. Su enfoque positivo hacia la vida era ya legendario. De manera continua, los integrantes la sometían a pruebas; a veces en broma, a veces inadvertidamente; pero nunca la habían visto enojada. Cuando las tormentas primaverales se abatían y los rayos danzaban, cientos de clientes llamaban molestos a la empresa para quejarse de sus cortes de energía; y por lo general se despedían de Judy agradeciéndole que pronto llegara una cuadrilla de trabajadores a reparar los desperfectos.

Cuando surgió la oportunidad de explorar las mejores prácticas de trabajo en Disney, Judy la aprovechó. Sabía que sería una buena manera de hacer que su departamento manejara a los clientes aún mejor.

El viaje no sólo sería diversión y juego, porque el programa de capacitación prometía darle una visión interna de la manera en que Disney brindaba un servicio de excelencia.

Alan Zimmerman: qué podría aprender de Disney que pudiera aplicarse a su propia firma de software. El amigo que lo convenció había sido bastante persuasivo al respecto, señalando que, en una firma de software, cada punto porcentual de aumento en la retención de clientes equivalía a elevar las utilidades en un siete por ciento. Convencido por estas cifras y por el hecho de que 70 por ciento de los visitantes a Disney World lo hacen en forma repetitiva, Alan se inscribió.

2. CINCO EN LA PUERTA DE ENTRADA

Una visita guiada a Walt Disney World, dirigida por Mort Vandeleur, un antiguo integrante del personal en Disneylandia y Disney World, que ahora ayudaba a otras empresas a mejorar su enfoque hacia el cliente. Se reunirían todos a las 10 en punto frente al Ayuntamiento.

Carmen Rivera: Para la mayoría de las personas, Disney World era un lugar de juego, pero para ella era un negocio. Había determinado en privado que debía encontrar formas de aumentar la lealtad de los clientes.

Mort la había hablado con Carmen para decirle donde se reunirían. Carmen notó que la voz de Mort era cálida y amistosa. Incluso la hizo sonreír cuando utilizo la palabra “pandilla”, para referirse a los integrantes y a ella.

Bill Greenfield: Desde algunos pasos de distancia,

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