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Los Mandamientos Del Abogado


Enviado por   •  27 de Mayo de 2013  •  2.118 Palabras (9 Páginas)  •  486 Visitas

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Introducción

La abogacía y las formas de su ejercicio son una experiencia histórica, sus necesidades, sus ideales, cambian en la medida que va pasando el tiempo y los nuevos requerimientos se van haciendo sucesivamente presentes ante el espíritu del hombre, las exigencias de la libertad humana y los requerimientos de la justicia social, constituyen las notas dominantes de la abogacía sin las cuales el sentido docente de esta profesión puede considerarse frustrado.

La abogacía es por eso al mismo tiempo arte, política, ética y acción, como arte tiene sus reglas pero estas igual que todas las reglas del arte, no son absolutas sino que quedan libradas a la inagotable aptitud creadora del hombre. El abogado está hecho para el derecho y no el derecho para el abogado.

Como política la abogacía es una disciplina de libertad dentro del orden, el abogado es quien desata muchas ráfagas de la tempestad y puede contenerlas. Como ética la abogacía es un constante ejercicio de la virtud, las más noble de todas las profesiones o el mas vil de todos los oficios. Como acción la abogacía es un constante servicio a los valores superiores que rigen la conducta humana.

I-. Estudia: “El derecho se transforma constantemente, si no sigues sus pasos serás cada día un poco menos abogado”

Vivimos en un país que es joven y de organización unitaria que tiene diez códigos y once mil leyes con varios cientos de miles de artículos, a ellos sumemosle los reglamentos ordenanzas las resoluciones de carácter general y la jurisprudencia que son otras tantas formas de normatividad y si por si su cantidad fuera poca sumémosle que estas normas nacen, cambian y mueren constantemente.

El abogado como un cazador de leyes debe vivir con el arma en el brazo sin poder abandonar un instante el estado de acecho. Como todas las artes la abogacía solo se aprende con sacrificio y como ellas también vive un perpetuo aprendizaje.

II-. Piensa “El derecho se aprende estudiando pero se ejerce pensando”

El abogado recibe la confidencia profesional como un caso de angustia humana y la transforma en una exposición tan lúcida como su pensamiento se lo permite, el abogado transforma la vida en lógica y el juez la lógica en justicia.

Por eso el día de gloria del abogado no es el día que se le notifica la sentencia definitiva que te da la victoria, al fin y al cabo ese día no ha ocurrido nada importante para él, solamente se ha cumplido su pronóstico, su gran día el de la gran responsabilidad fue aquel día lejano y muchas veces olvidado en que luego de escuchar un relato humano decidió aceptar el caso.

El pensar del abogado no es un pensamiento puro ya que el derecho no es lógica pura, su pensar es el mismo tiempo inteligencia, intuición, sensibilidad y acción. La lógica del derecho no es una lógica formal si no una lógica viva hecha con todas las sustancias de la experiencia humana.

III-. Trabaja “La abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la justicia”

De cada cien asuntos que pasan por el despacho de un abogado, cincuenta no son judiciales solo se trata de asuntos de consejerías, orientaciones, e ideas en materia de negocios, asuntos de familia prevención de conflictos futuros etc.

De los otros cincuenta treinta son de rutina se trata de gestiones, tramitaciones obtención de documentos, asuntos de jurisdicción voluntaria, defensas sin dificultad o juicios sin oposición de parte.

De los veinte restantes quince demandan alguna dificultad y demandan un trabajo intenso pero se trata de esa clase de dificultades que la vida nos presenta a cada paso y que la contracción y el empeño de un hombre laborioso e inteligente está acostumbrado a llevar.

En los cinco restantes se halla la esencia misma de la abogacía, se trata de los grandes casos de la profesión y no grandes por la cantidad económica sino por la magnitud de esfuerzo físico e intelectual que demanda el superarlos, casos aparentemente perdidos en el cual el abogado abre una brecha para superar este tipo de asuntos graves.

IV-. Lucha “Tu deber es luchar por el derecho pero el día que encuentres en conflicto el derecho con la justicia lucha por la justicia”

El derecho no es un fin sino un medio, en la escala de los valores no aparece el derecho pero si aparece la justicia que es un fin en si y respecto de la cual el derecho es tan solo un medio de acceso.

Los asuntos no se dividen en chicos ni en grandes sino en justos e injustos, ningún abogado es tan rico como para rechazar asuntos justos porque sean chicos, ni tan pobre como para aceptar asuntos injustos porque sean grandes, en la vida de un abogado la guerra es su vida misma y no sus efímeras batallas.

En la situación que nos depara nuestro mejor cliente aquel rico y ambicioso cuya amistad es para nosotros fuente segura de provechos cuando nos propone un caso que no tiene razón, el abogado necesita frente esta situación su independencia moral y puede decirle a este cliente con la dignidad de su investidura y con la sencillez afectuosa de su amistad que su causa es indefendible.

V-. Se leal “Leal para con tu cliente, al que no debes abandonar hasta que comprendas que es indigno de ti. Leal para con el juez, que ignora los hechos y debe confiar en lo que tú le dices, y que, en cuanto a derecho, alguna vez que otra vez, debe confiar en el que tú le invocas.”

La abogacía es escéptica e investigativa, el abogado al dar el consejo, al orientar la conducta ajena, al asumir la defensa comienza por investigar los hechos y por decidir libremente su propia conducta.

Lo que sucede es que el abogado una vez investigados los hechos y estudiando el derecho, acepta la causa y entonces se transforma en abogado defensor.

La lucha judicial es lucha de aserciones y no de vacilaciones, la duda es para antes y no para después de haber aceptado la causa, la lealtad del defensor con su cliente se hace presente en todos los instantes y no tiene más límite que aquel que depara la convicción de haberse equivocado al aceptar. “Abogado que traiciona la lealtad se traiciona así mismo y a su ley”

VI-. Tolera “Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres que sea tolerada la tuya”

Ser a un mismo tiempo enérgico como lo requiere la defensa y cortes como lo exige la educación; practico como lo pide

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