PLANEACION TRIBUTARIA

Antes iniciar el análisis del caso que motiva este ensayo, es indispensable aterrizar algunos conceptos que sustentarán mi posición respecto del material evaluado, dicho esto es absolutamente necesario señalar que los tributos constituyen la fuente de financiación por excelencia de los distintos proyectos de inversión pública, además de que garantizan el funcionamiento del Estado.

Así las cosas, es importante remitirnos a la Carta Magna en el numeral 9 del artículo 95 que reza “La calidad de colombiano enaltece a todos los miembros de la comunidad nacional… Toda persona está obligada a cumplir la Constitución y las leyes… Son deberes de la persona y del ciudadano: 9o) Contribuir al financiamiento de los gastos e inversiones del Estado dentro de conceptos de justicia y equidad.”

En resumidas cuentas, los impuestos se definen como el medio principal por el cual el gobierno obtiene ingresos; tienen gran importancia para la economía de nuestro país, ya que gracias a ellos se puede invertir en aspectos prioritarios como la educación, la salud, la impartición de justicia y la seguridad, el combate a la pobreza y el impulso de sectores económicos que son fundamentales para el país.

Por consiguiente el no pagar impuestos impide al gobierno destinar recursos suficientes para cubrir las necesidades de nuestra sociedad, por lo que es fundamental que cumplamos con esta obligación.

Es importante anotar que aun cuando el objeto primordial de los impuestos es el cubrir los gastos públicos, también se pueden utilizar para modificar la distribución de la renta, permitiendo que los colectivos con niveles de ingreso más elevados paguen proporcionalmente una mayor cantidad de impuestos.

Lo realmente evidente hoy en la sociedad es que el ciudadano Colombiano es por tradición, poco cumplidor de sus obligaciones tributarias; en Colombia no existe esta cultura, ni tampoco conciencia clara respecto del daño que produce para la sociedad la evasión.

Y es que algunos empresarios y ciudadanos del común a viva voz, manifiestan que resulta más rentable no tributar, no declarar lo realmente recaudado o simplemente no reportar al Estado ningún tipo de transacción que realicen y no solamente con el fin de evadir los impuestos, sino también para no someterse a los diferentes trámites que a veces se tornan engorrosos y complicados.

Ahora bien, la tarea del Estado en Colombia tiene que estar centrada sin mesura y con afán, en arraigar la cultura ciudadana de pagar los tributos por el reconocimiento social y que esta actitud responsable se convierta en un comportamiento normal y admirado por la Comunidad, y no simplemente aquella actividad obligada por una permanente vigilancia de los Organismos de Control y fundamentada en el temor al castigo que la Ley impone a los incumplidos.

Creo que lo mejor que le puede pasar a una Economía como la nuestra, es que el contribuyente responsable se convierta en el ciudadano para quien con su esmero, participación y conducta, contribuye a mejorar la eficiencia en la focalización de los recursos hacia los sectores más vulnerables de la sociedad y sea el mismo mediante su vigilancia y juzgamiento cotidiano quien evalúe la gestión y revise la rendición de cuentas de parte de los servidores publicos.

Es que sin dudarlo creo que definitivamente una herramienta poderosa que permite lograr este cambio cultural en los contribuyentes, es incorporar en la educación de niños y jóvenes la importancia y las ventajas de actuar conforme la Constitución y la Ley.

Haciéndoles ver la contribución como un gesto digno de orgullo, no sólo porque se cumple con un deber constitucional y cívico; sino porque también expresa legítimamente nuestro sentido de solidaridad, en un Estado con la urgente necesidad de mejorar la implacable y perversa desigualdad de riqueza y bienestar entre sus ciudadanos.

Pero si bien es cierto, en la parte inicial de este escrito suplicamos por la cultura ciudadana enfocada al tributo como un acto de compromiso social poco visto en nuestra sociedad, también es igualmente cierto que sin duda alguna, el mayor

disgusto del pago de los impuestos, es porque no vemos la aplicación adecuada de estos, en obras que generen una

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