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¿SER PEQUEÑO ES HERMOSO? ¿SER GRANDE ES MEJOR?


Enviado por   •  16 de Septiembre de 2012  •  2.987 Palabras (12 Páginas)  •  367 Visitas

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Por CHRIS TILLI

Julio/Agosto 1989, revisado en Abril 2002

En: Real World Micro, 2010.

Desde fines de 1980s, Estados Unidos ha experimentado un pequeño pero significativo boom en los pequeños negocios. Mientras que los grandes negocios se han venido reduciendo en tamaño, los pequeños negocios han proliferado. ¿Debemos estar contentos? Absolutamente, declaran los defensores de los pequeños negocios. La competencia hace que los pequeños negocios sean emprendedores, innovadores y receptivos a los clientes.

No tan rápido, replican los defensores de los grandes negocios. Las grandes corporaciones crecieron grandes porque fueron eficientes, y tienden a permanecer eficientes porque son grandes –y por tanto, pueden invertir en investigación y mejoras tecnológicas y de personal.

Pero cada lado del debate omite inconvenientes cruciales. Ser pequeño puede ser hermoso para los consumidores, pero es generalmente opresivo para los trabajadores. Y mientras que los grandes negocios ejercen el poder de la tecnología avanzada, también suelen ejercer el poder de mercado para arrollar a los competidores y exprimir a los consumidores. Al final, las opciones son muy limitadas.

Pequeño y grande

¿Son los Estados Unidos una nación de negocios grandes o pequeños? Hay dos medidas convencionales para medir el tamaño de los negocios. Una es simplemente contar el número de los trabajadores de la empresa. Usando esta medida, los pequeños negocios (es decir, establecimientos con menos de 20 trabajadores) resultan ser mayoría (Tabla 1), pero proveen sólo una pequeña parte del número total de empleos.

La otra medida toma en cuenta la participación de mercado –participación de la empresa en las ventas totales de la industria. Las industrias se ubican en dos extremos: lo que los economistas llaman “competencia perfecta” (muchas empresas vendiendo un producto estandarizado, cada una demasiado pequeña como para afectar el precio de mercado) y el monopolio (una sola empresa controla todas las ventas en una industria). A nivel de la economía, como en el caso del empleo, los pequeños negocios son los más numerosos, pero controlan solo un pequeño pedazo de las ventas totales. Cerca del 73% de los negocios establecidos son unipersonales, sobrepasando de lejos a las corporaciones, que constituyen el 20% del total (el resto son asociaciones). Pero las corporaciones constituyen un sólido 90% del total de ventas, dejando a los negocios unipersonales solo 6%. Es decir, toma muchas “tienditas de papá y mamá” equivaler a las ventas de US$ 177 billones de la General Motors en 1999.

Industria por industria, el grado de competencia varía mucho. Los economistas consideran una industria concentrada cuando sus cuatro mayores empresas alcanzan el 40% o más del total de ventas de la industria (Tabla 2). En lo más alto de la lista se encuentran las industrias de cigarros, cervezas y partes de aviones, donde las cuatro primeras empresas cubren toda la producción de Estados Unidos.

Si bien ningún mercado se aproxima a las especificaciones de la competencia perfecta que aparecen en los libros de texto, se pueden encontrar industrias en donde un número importante de productores compiten por las ventas. Por ejemplo, las industrias de ropa o de restaurantes, permanecen relativamente en competencia. En total, cerca de un tercio de los bienes de los Estados Unidos se producen en industrias concentradas, cerca de un quinto se producen en industrias competitivas y el resto en alguna estructura intermedia.

Golpeando a la competencia

Aquellos que promocionan los beneficios de los pequeños negocios competitivos presentan una amplia gama de argumentos a su favor. Además de que mantienen los precios bajos, dicen que la calidad del producto está en constante mejora al mismo tiempo que las empresas buscan un margen competitivo. Este mismo deseo, sostienen, lleva a las empresas hacia innovaciones tecnológicas que conducen a incrementos en la productividad.

La verdadera historia no es tan simple. La competencia, en efecto, mantiene los precios bajos. Aunque no lo creamos, la ropa nos cuesta ahora menos –en términos reales- que lo que les costaba a nuestros padres. Entre 1960 y 1999, mientras que el nivel de precios global y los salarios por hora se incrementaron casi seis veces, el precio de la ropa no alcanzó a subir ni el triple. Y los pequeños negocios destacan por ofrecer variedad, ya sean restaurantes étnicos que han proliferado en la ciudad o talleres orientados a los clientes que ofrecen las pequeñas tiendas.

Pero estos precios bajos tienen su lado feo. Nuestra ropa de deporte es barata en parte porque la industria de la confección subcontrata trabajo a las maquilas –deben haber plantas ensambladoras de exportaciones en Haití que pagan salarios de un dólar diario, o las grapadoras de Los Ángeles que emplean mujeres inmigrantes prácticamente en esclavitud. Con el fin de mantener márgenes de beneficios razonablemente pequeños, los pequeños negocios cortan costos de cualquier manera –lo que usualmente se traslada en un corte en los salarios y condiciones de trabajo desfavorables.

“Existe una regla de supervivencia para los pequeños negocios”, comentaba hace algunos años Bill Ryan, presidente de Tyan Transfer Corporation. “Hay algunas cosas que quisieras dar (refiriéndose al pago a los trabajadores) y otras que puedes pagar. Es mejor ir por aquellas que puedes pagar”. En principio, los trabajadores de empresas que emplean 500 o más trabajadores disfrutan de salarios 30% más altos que sus contrapartes en pequeños negocios.

Parte de esta brecha salarial resulta de otras diferencias distintas al tamaño –sindicalismo, la educación de la fuerza laboral, el tipo de trabajo o industria particular, entre otros. Pero el economista de la Universidad de Michigan, Charles Brown y sus colegas, demostraron que, controlando todas estas diferencias y más, todavía existía un 10% de diferencia a favor de los empleados de las grandes empresas. De cualquier forma, hay un punto a resaltar: otras investigaciones indican que este “bono” salarial está relacionado con los trabajadores de largo plazo y con la carrera laboral. Si las corporaciones disuelven estos lazos de largo plazo –como efectivamente parece que lo están haciendo- la ventaja en los pagos se puede disolver también.

Los gurús de los pequeños negocios tienen argumentos extravagantes sobre la capacidad de los mismos para generar empleo. Un informe muy citado del consultor David Birch (1987) sostenía que los negocios con menos de 20 empleados creaban 88% de los nuevos empleos. La realidad

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