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TEORIA DEL CONSUMIDOR


Enviado por   •  19 de Junio de 2012  •  6.631 Palabras (27 Páginas)  •  969 Visitas

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6.1 PREFERENCIAS DEL CONSUMIDOR.

Supongamos que dadas dos cestas de consumo cualesquiera, (x1, x2) y (y1, y2), el consumidor puede ordenarlas según su atractivo. Es decir que una de ellas es estrictamente mejor que la otra o bien que le son indiferentes. Utilizaremos el símbolo > para indicar que una cesta se prefiere estrictamente a otra, por lo que debe interpretarse que (x1, x2) > (y1, y2) significa que el consumidor prefiere estrictamente (x1, x2) a (y1, y2), en el sentido de que le gusta más la cesta x que la y. Esta relación de preferencia pretende ser un concepto básico. Si el consumidor prefiere una cesta a otra, significa que elegirá la que prefiere, si tiene posibilidad de hacerlo. Por lo tanto, la idea de la preferencia se basa en la conducta del consumidor. Para saber si éste prefiere una cesta a otra, observamos cómo se comporta en situaciones en las que hay que elegir entre dos cestas. Si siempre elige la (x1, x2) cuando existe la (y1, y2), es natural decir que prefiere la (x1, x2) a la (y1, y2).

Si al consumidor le resulta indiferente elegir una u otra de las dos cestas e bienes, utilizamos el símbolo ~ y escribimos (x1, x2) ~ (y1, y2). Esto significa que, de acuerdo con sus propias preferencias, cualquiera de las dos cestas satisfaría igualmente al consumidor. Si el individuo prefiere una de las dos cestas o es indiferente entre ellas, decimos que prefiere débilmente la (x1, x2) a la (y1, y2), y escribimos (x1,x2) ≥ (y1, y2). Estas relaciones de preferencia estricta, preferencia débil e indiferencia no son conceptos independientes, las propias relaciones están relacionadas entre sí. Por ejemplo, si (x1, x2) ≥ (y1, y2) y (y1, y2), podemos concluir que (x1, x2) ~ (y1, y2). Es decir, si el consumidor piensa que la cesta (x1, x2) es al menos tan buena como la (y1, y2) y que la (y1, y2), es al menos tan buena como la (x1, x2), debe ser indiferente entre las dos cestas de bienes.

Supuestos sobre las preferencias

Los economistas suelen partir de algunos supuestos sobre la "compatibilidad" de las preferencias de los consumidores. Por ejemplo, parece poco razonable – por no decir contradictoria – una situación en la que (x1, x2) > (y1, y2) y, al mismo tiempo, (y1, y2) > (x1, x2), pies significaría que el consumidor prefiere estrictamente la cesta X a la Y… y viceversa. Por esa razón, normalmente los economistas parten de una serie de supuestos sobre las relaciones de preferencia. Algunos son tan importantes que podemos llamarlos "axiomas" de la teoría del consumidor. He aquí tres de ellos. Decimos que las preferencias son:

Completas. Suponemos que es posible comparar dos cestas cualesquiera. Es decir, dada cualquier cesta X y cualquier cesta Y, suponemos que (x1, x2) ≥ (y1, y2) o (y1, y2) ≥ (x1, x2) o las dos cosa, en cuyo caso, el consumidor es diferente entre las dos cestas.

Reflexivas. Suponemos que cualquier cesta es al menos tan buena como ella misma; (x1, x2) ≥ (y1, y2).

Transitivas. Si (x1, x2) ≥ (y1, y2) y (y1, y2) ≥ (z1, z2), suponemos que (x1, x2) ≥ (y1, z2). En otras palabras, si el consumidor piensa que la cesta X al menos tan buena como la Y y la que la Y al menos tan buena como la Z, piensa que la X es la menos tan buena como la Z.

El primer axioma, la completitud, es difícilmente criticable, al menos en el caso de los tipos de elecciones que suelen analizar los economistas. Decir que pueden compararse dos cestas cualesquiera es decir simplemente que el consumidor es capaz de elegir entre dos cestas cualesquiera. Cabría imaginar situaciones extremas que implicaran elecciones de vida o muerte en las que la ordenación de las opciones fuera difícil o incluso imposible, pero estas elecciones quedan, en su mayor parte, fuera del domino del análisis económico. El segundo axioma, la reflexividad, es trivial. Una cesta cualquiera es, ciertamente tan buena, como una cesta idéntica. Las personas que tienen hijos pequeños a veces observan en ellos conductas que violan este supuesto, pero parece probable en la conducta de la mayoría de los adultos. El tercer axioma, transitividad, plantea más problemas. No está claro que las preferencias deban tener necesariamente esta propiedad. El supuesto de que son transitivas no parece evidente desde un punto de vista puramente lógico, y, de hecho, no lo es. La transitividad es una hipótesis sobre la conducta de los individuos en sus elecciones y no una afirmación puramente lógica. Sin embargo, no importa que sea o no un hecho lógico básico; lo que importa es que sea o no una descripción razonablemente exacta del comportamiento de los individuos.

6.2 MAPA DE INDIFERENCIA DEL COSUMIDOR.

La representación gráfica que muestra el conjunto de curvas de indiferencia para un consumidor, asociadas a distintos niveles de utilidad, se denomina mapa de indiferencia. Los mapas de indiferencia a menudo se trazan de modo que las curvas aparezcan paralelas una de la otra. Sin embargo este paralelismo es casi carente de significado económico. Una curva de indiferencia puede cambiar su forma general en diferentes áreas del mapa. Un movimiento hacia el noroeste es un movimiento que conduce a las combinaciones preferidas. Los puntos que muestran diferentes niveles de utilidad están asociados con distintas curvas de indiferencia. Una curva de indiferencia describe las preferencias personales y así puede variar de una persona a otra. Las curvas de indiferencia representan las preferencias del consumidor y de forma genérica se pueden sacar conclusiones sobre ellas que son trasladables a las propiedades de las curvas de indiferencia:

Son decrecientes. Una disminución en el consumo de un bien se compensa con un incremento en el consumo del otro bien. También se podría expresar de forma que el incremento del consumo de un bien (X) produce un incremento de la satisfacción total del individuo si no se compensa con una disminución del consumo del otro bien (Y). Son curvas convexas hacia el origen, lo que significa que valoramos más un bien cuanto más escaso es. Cuando disponemos en abundancia de un bien, estamos dispuestos a prescindir de una unidad a cambio de poca cantidad del bien alternativo. Sin embargo cuando tenemos que renunciar a algo que ya es escaso, solo mantendremos nuestro nivel de utilidad si cada unidad a la que renunciamos la compensamos con cantidades crecientes del otro bien.

Se prefieren las curvas más alejadas del origen. Los consumidores, dado el axioma de insaciabilidad, prefieren cestas de consumo con una cantidad mayor de bienes que otra con menos. Esta preferencia se refleja en las curvas de indiferencia. Como muestra la figura 1, las curvas de indiferencia más altas representan mayores cantidades de bienes

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