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ladyocaqui29 de Agosto de 2011
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EL IMPERIO OTOMANO
Imperio turco que duró aproximadamente desde 1300 hasta 1922, y durante su mayor extensión territorial abarcó tres continentes, desde Hungría al norte hasta Adén al sur, y desde Argelia al oeste hasta la frontera iraní al este, aunque su centro de poder se encontraba en la región de la actual Turquía. A través del Estado vasallo del kanato de Crimea, el poder otomano también se expandió por Ucrania y por el sur de Rusia.
Su nombre deriva de su fundador, el guerrero musulmán turco Osmán (o Utmán I Gazi), que estableció la dinastía que rigió el Imperio durante su historia (también llamada dinastía Osmanlí).
-Expansión otomana-
El primer Estado otomano era un pequeño principado al noroeste de Anatolia, uno de los muchos insignificantes estados que surgieron tras el hundimiento del anterior sultanato Selyúcida de Rum. Los historiadores disienten sobre la relativa importancia de sus dos características principales: las tradiciones tribales de los guerreros turco-mongoles que dominaron el Estado y la influencia del Islam. El erudito Paul Wittek, quien destaca la influencia del Islam, afirma que el surgimiento del Estado otomano se debió a la atracción de los gazis, o guerreros de la guerra santa (yihad), quienes se unieron a los otomanos porque estaban dispuestos a desempeñar un papel importante en la lucha contra el Imperio bizantino cristiano del oeste.
Las guerras incesantes y las alianzas acertadas supusieron el éxito de los otomanos. Hacia 1325 capturaron Bursa, que se convirtió en su capital y hacia 1338 habían expulsado a los bizantinos de Anatolia. En ese mismo momento, los otomanos extendieron sus territorios hacia el sur y el este a expensas de otros principados turcos, y en 1354 tomaron Ankara en la Anatolia central. El mismo año los otomanos ocuparon Gallípoli (actual Gelibolu) en el lado europeo del estrecho de los Dardanelos, que se convirtió en la base de su avance posterior en el sudeste de Europa. En 1361 los otomanos tomaron Adrianópolis (Edirne) que se convirtió en su nueva capital, y hacia 1389, cuando Murat I derrotó a los serbios en la batalla de Kosovo, los otomanos tomaron Tracia, Macedonia y gran parte de Bulgaria y Serbia.
La derrota otomana a manos del conquistador mongol de Asia Central Tamerlán en 1402, demostró ser el único contratiempo para los otomanos, quienes rápidamente reconstruyeron, consolidaron y aumentaron su poder. En 1453 el sultán Mehmet II conquistó Constantinopla (Estambul) y la convirtió en la tercera y última capital otomana. Las conquistas continuaron durante el siglo XVI. Bajo el reinado del sultán Selim I (el Severo) fueron derrotados los Safawíes persas de Irán (en Chaldirán, 1514), región que, junto al este de Anatolia fue añadida al Imperio; en 1516-1517 los mamelucos de Siria y Egipto corrieron igual suerte y sus territorios acabaron también anexionados. Con las posesiones mamelucas, los otomanos llegaron a los lugares sagrados musulmanes de Arabia y también heredaron el interés mameluco por el mar Rojo y el océano Índico.
El hijo y sucesor de Selim, Solimán I el Magnífico, normalmente es considerado como el mejor de los gobernantes otomanos. Durante su reinado Irak fue añadido al Imperio (1534), se estableció el control otomano al este del Mediterráneo, y, a través de la anexión de Argel y de las actividades de los corsarios de Berbería, el poder otomano fue empujado hacia el oeste del Mediterráneo. También Solimán llevó a los ejércitos otomanos hasta Europa: Belgrado fue capturada en 1521 y los húngaros fueron derrotados en la batalla de Mohács en 1526. En 1529 Solimán llevó a cabo el sitio de Viena sin éxito, ya que fue derrotado por Fernando I de Habsburgo, quien conservó algunas fortalezas húngaras. Pero la invulnerabilidad del Imperio otomano quedó puesta de manifiesto en 1571 con la importante derrota de su flota en Lepanto, a manos de la Liga Santa formada por el Papado, Venecia y la Monarquía Hispánica (cuyo rey era en esas fechas Felipe II).
-Instituciones otomanas-
La principal ocupación del Estado otomano era la guerra, según sugiere la relación anterior de conquistas, y su institución más importante era su Ejército. Las primeras fuerzas otomanas estaban compuestas por una caballería turca (espahíes o sipahis) pagada a través de concesiones de ganancias del gobierno (normalmente ganancias en tierras) conocidas como timares. Cuanta más tierra era conquistada, más ingresos tenían los gazis turcos musulmanes. Pero la caballería ligera gazi no era suficiente para la guerra constante, y desde mediados del siglo XIV los otomanos comenzaron a reclutar otras tropas asalariadas de mercenarios, esclavos, prisioneros de guerra y (desde mediados del siglo XV) una leva de jóvenes cristianos de los Balcanes (los devsirmes). A partir de estas nuevas fuerzas (las kapikulli) surgió la famosa y muy disciplinada infantería otomana, cuyos miembros eran conocidos como los jenízaros, que fue el factor principal de los éxitos militares otomanos desde finales del siglo XV en adelante. Los otomanos también crearon un cuerpo especialista de artillería e ingenieros.
La administración otomana operaba en función de las necesidades de estas fuerzas. La administración provincial era fundamentalmente un sistema de distritos militares regidos por oficiales cuya principal obligación era reunir timariotas para las campañas. Gran parte del trabajo de la administración central era la obtención de los fondos y suministros necesarios para las fuerzas kapikulli. Se construían carreteras y puentes para facilitar el movimiento de tropas. En su apogeo, la administración fue muy eficiente. La administración central estaba compuesta por tres partes fundamentales: la extensa casa del sultán; los departamentos gubernamentales agrupados bajo el control del gran visir, suplente del sultán en todos los asuntos de Estado; y la institución religiosa musulmana compuesta por funcionarios musulmanes preocupados por la educación y la legislación, agrupados bajo la jefatura suprema del sayj al-islam. Los más importantes de éstos eran los cadíes (qadis), que se ocupaban de la administración local y del derecho penal. Antes del siglo XVII los musulmanes libres servían principalmente como sipahis o en la institución religiosa; el resto de la administración del Estado estaba compuesta principalmente por cristianos convertidos al Islam que eran reclutados en forma de fuerzas militares kapikulli. Su situación jurídica era la de esclavos del sultán, aunque la palabra ‘esclavo’ no tenía las connotaciones de esclavitud doméstica o de asignación que tiene en Occidente. Para los europeos contemporáneos parecía que el Estado otomano carecía de aristocracia y estaba regido por hombres elegidos por sus méritos y su lealtad total al sultán. La administración utilizaba un idioma (la lengua turca otomana) con gramática turca y vocabulario principalmente árabe y escrito en caracteres arábigos.
La mayoría de las demás funciones realizadas por los estados modernos se dejaban a instituciones no gubernamentales. La población del Imperio otomano era una mezcla cultural, lingüística y religiosa. La mayoría de la población de las provincias europeas era cristiana y pertenecía a la Iglesia ortodoxa, muchos de los cuales aceptaron el dominio otomano porque era menos oneroso que la dominación católica. En Tracia, Macedonia, Bulgaria y Albania había un extenso asentamiento musulmán, y en Bosnia se produjo una conversión en masa al islam. Los musulmanes también predominaban en algunas ciudades. En las provincias asiáticas sucedía lo contrario: la mayoría de la población era musulmana aunque había muchos cristianos en las ciudades; en Anatolia había cristianos griegos al oeste y armenios al este, y grupos numerosos de cristianos en Siria y Egipto. El pueblo estaba organizado de dos modos. Con fines económicos se agrupaba en tribus, villas así como en gremios en las ciudades. El mayor número estaba compuesto por campesinos, quizá el 15% de la población eran habitantes de las ciudades y una proporción bastante superior nómadas o seminómadas. Con fines sociales la población se organizaba en comunidades religiosas que posteriormente se denominarían millets. Muchos musulmanes pertenecían a órdenes místicas sufíes. El gobierno trataba con los jefes de las distintas comunidades religiosas y dejaba a las comunidades ventilar sus propios asuntos. Los jefes de las comunidades religiosas, por tanto, constituían una clase de intermediarios entre el gobierno y el pueblo. Los grandes terratenientes, los jefes tribales y otras personas actuaban de forma similar y se les conoció como notables (a’yan). Durante sus primeros tres siglos, el Imperio otomano fue próspero, y esta prosperidad se reflejó en el desarrollo de una brillante cultura: música, literatura (especialmente historia, geografía y poesía), pintura y, sobre todo, arquitectura, cuya mejor representación está en la mezquita de Solimán en Estambul, construida por el gran arquitecto de Solimán, Sinan.
-Decadencia otomana-
Durante la mayor parte del silo XVII el Imperio otomano fue territorialmente estable pero durante los últimos años del siglo, comenzando con el rechazo otomano en el segundo sitio de Viena (1683), el Imperio sufrió una sucesión de derrotas militares, primero a manos de Austria y posteriormente de Rusia en las Guerras Turco-rusas. Con el Tratado de Iasi (1792), los otomanos, que ya desde 1774 habían perdido el kanato de Crimea en favor de Rusia,
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