AMOR DE TRANSFERENCIA

AMOR DE TRANSFERENCIA

Signos inequívocos o enamorado del médico que está analizando.

Al saber que la paciente se ha enamorado del médico caben dos soluciones: 1) ambos permiten contraer una unión legitima o definitiva o 2) separarse y abandonar la labor terapéutica y una tercera la relación ilegitima y pasajera pero tanto la moral y la dignidad profesional lo hacen imposible.

El punto de vista analista es distinto: el médico y la paciente se separan y la cura que interrumpida. El analista no necesita imponerse pero si puede afirmarse indispensable para la consecución de ciertos resultados.

Preparar a la paciente a la aparición de la transferencia amorosa e incluso las inclina o fomentarla “para que el análisis progrese” difícilmente puede imaginarse técnica mas desatinada. Con ella solo consigue el médico arrancar el fenómeno la fuerza probatoria que supone su espontaneidad y crearse obstáculos que luego han de serle muy difíciles de vencer.

La primera vez que el médico se encuentra ante este fenómeno le es muy difícil no perder de vista la verdadera situación analítica y no incurrir en el error de creer realmente terminado el tratamiento. En primer lugar hemos de sospechar que todo aquello que viene a perturbar la cura es una manifestación de la resistencia y por tanto esta tiene que haber participado ampliamente en la aparición de las exigencias amorosas de la paciente.

Como ha de comportarse el analista para no fracasar en una situación cuando tiene la convicción de que la cura debe ser continuada a pesar de la transformación amorosa y a través de la misma? El analista no debe aceptar el amor que le es ofrecido ni corresponder ah el sino por el contrario considerar llegado el momento de atribuirse a sus pretensiones amorosas y a proseguir la labor analítica dominando la parte de su personalidad.

Contra las pasiones nada se consigue nada se consigue con razonamientos por elocuentes que sean que sean. La paciente no verá más que el desprecio y no dejara de tomar venganza de él. Contra esta solución se ha de objetar que el tratamiento psicoanalítico se funda en una absoluta veracidad a la cual debe gran pare de su acción educadora y de su valor ético resultando peligroso apartarse de tal fundamento.

La cura debe desarrollarse en la abstinencia pero no solo la abstinencia física ni tampoco a la abstinencia de todo lo que el paciente desea, el principio de que debemos dejar subsistir en los enfermos la necesidad y el deseo como fuerzas que han de impulsarse hacia la labor analítica y hacia la modificación de su estado, mientras no queden vencidas sus represiones su estado la incapacita para toda satisfacción real.

Que sucedería si el médico se condujese de otro modo y utilizase la eventual libertad suya y de la paciente para corresponder al amor

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