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Aplicación del proceso de enfermería a los trastornos de conducta I


Enviado por   •  30 de Noviembre de 2015  •  Tareas  •  2.150 Palabras (9 Páginas)  •  139 Visitas

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National University College

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Departamento de Enfermería

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NURS 2740B- 3021 ONL

Intervenciones de enfermería con pacientes con alteraciones en la salud mental y psiquiatría.

Tarea 3.1 Aplicación del proceso de enfermería a los trastornos de conducta I.

                                                           Terimar Torres Berrios

                                                               Número de Estudiante 1309882953

                                                                    9 de septiembre del 2015

                                                                     Prof. Gladys D. Soto González

Introducción

Todos nos hemos sentido felices y tristes. Todos podemos reconocer la gama de emociones que normalmente experimentan las personas durante el transcurso de la vida. Cuando la alegría y la tragedia quedan más allá de la gama normal de intensidad, son persistentes, no son una respuesta a las experiencias vitales e interfieren con el desempeño de las funciones diarias, podría existir un trastorno del estado de ánimo. El estado de ánimo es una emoción persistente y mantenida que influye en cómo percibe el mundo una persona. El afecto (expresión no verbal del sentimiento) indica el estado emocional actual del paciente.

Trabaja las siguientes preguntas guías:

  1. ¿Cuáles son los factores que predisponen los trastornos del estado de ánimo?

Actualmente, en el diagnóstico de los trastornos del estado de ánimo hace énfasis en la depresión y la exaltación como elementos nucleares del humor, pero la ansiedad y la irritabilidad son igualmente frecuentes, lo que explica que siga siendo muy popular la expresión más amplia de «trastornos afectivos», antigua denominación oficial. Trastornos primarios del estado de ánimo. Hay una serie de factores que contribuyen a la aparición de estos trastornos: la herencia es el factor predisponente más importante. No se sabe a ciencia cierta la forma en que se heredan, pero puede que algunas formas de trastorno bipolar se deban a genes dominantes (autosómicos o ligados a X). La pérdida de uno de los progenitores durante la infancia no aumenta el riesgo de que un individuo desarrolle un trastorno del estado de ánimo. Sin embargo, en el caso de que la persona llegue a hacer un cuadro de ese tipo, la depresión tiende más a aparecer en la juventud y a seguir una evolución crónica intermitente, dando lugar a un notable trastorno de la personalidad y a intentos de suicidio. 

Los factores de estrés que pueden inducir episodios de alteración del estado de ánimo son tanto psicológicos como biológicos. Los episodios depresivos y maníacos suelen ir precedidos de acontecimientos vitales traumáticos, sobre todo separaciones; sin embargo, tales sucesos pueden ser en realidad manifestaciones prodrómicas de un trastorno afectivo más que su causa; así (p. ej., las personas afectivamente enfermas a menudo se alejan de sus seres queridos). El sexo femenino como factor de riesgo para padecer depresión suele explicarse por la presunta naturaleza más sociable de las mujeres, sus rasgos de dependencia y la indefensión para controlar el propio destino en una sociedad fundamentalmente masculina. Trastornos secundarios del estado de ánimo. Con frecuencia, un trastorno del estado de ánimo surge asociado a otro trastorno no afectivo, a través de un mecanismo fisiológico, psicológico, o de ambos.

  1. ¿Cuál es el trastorno mental más frecuente del mundo?

El trastorno mental más frecuente es la depresión. El trastorno depresivo mayor es una enfermedad en la que hay uno o más episodios depresivos mayores. El trastorno depresivo mayor es de 1,5 a 3 veces más frecuente en familiares biológicos en primer grado de las personas afectadas que en la población general (American Psychiatric Association, 2000). Una predisposición genética puede interactuar con factores ambientales para crear el trastorno. Las personas pueden heredar la tendencia a responder a los agentes estresantes vitales con el desarrollo de depresión. Se ha encontrado una variante génica de un transportador para el neurotransmisor serotonina que, cuando se combina con estrés, aumenta el riesgo de depresión (Caspi y cols., 2003).

  1. Selecciona tres de los tratamientos que existen para la depresión mayor y describe su efecto en el paciente.

La mayoría de los pacientes con depresión pueden ser tratados en régimen ambulatorio. El tratamiento de elección para la depresión de moderada a grave es la farmacoterapia, incluida en el contexto de la terapia de apoyo y la psicoeducación (v. más adelante); las depresiones más leves pueden tratarse con psicoterapia. Siempre hay que preguntar al paciente, con delicadeza y tacto, sobre posibles ideaciones, planes o actos suicidas; hay que tomar en serio cualquier comunicación en ese sentido.

El tratamiento de una depresión recurrente es el mismo que en un episodio aislado. Las recidivas se producen en el 80% de los pacientes, que deben recibir tratamiento antidepresivo de larga duración (posiblemente el resto de su vida). La dosis suele ajustarse según el estado de ánimo y los efectos secundarios; sin embargo, en la mayoría de los pacientes, las recidivas se previenen mejor manteniendo la dosis terapéutica completa. No hay pruebas definitivas de que los antidepresivos tengan efectos teratógenos. Cuando una mujer embarazada gravemente deprimida requiere tratamiento de mantenimiento puede administrársele un antidepresivo, pero siempre bajo la cuidadosa vigilancia del obstetra.

Los pacientes con antecedentes familiares de trastorno bipolar deben ser observados por si surgiera hipomanía; en estos pacientes probablemente es eficaz el tratamiento de mantenimiento con carbonato de litio. Incluso con el tratamiento más riguroso pueden producirse recaídas, de modo que hay que hacer el seguimiento del paciente al menos cada 2 a 3 meses.

Farmacoterapia. Con la mayor parte de los antidepresivos, la respuesta terapéutica suele ocurrir en el plazo de 2 a 3 sem (algunas veces tarda tan poco como 4 d o se retrasa tanto como 5 a 8 sem). De 4 a 6 meses después de la respuesta se reduce la dosis a 2/3 de la dosis terapéutica eficaz, luego se va disminuyendo gradualmente a lo largo de 2-3 meses hasta la supresión. Hay que procurar no hacer una interrupción brusca del tratamiento antidepresivo para evitar un posible rebote colinérgico (con pesadillas, náuseas y cólicos) en el caso de los antidepresivos heterocíclicos y los síntomas de abstinencia (p. ej., vértigo, parestesias y sueños vívidos) propios de los IRSS; en cualquier caso, dichos síntomas son menos frecuentes con la fluoxetina. En los cuadros de depresión muy recurrente, grave o crónica, debe seguirse con la dosis aguda como dosis de mantenimiento.

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