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Asertividad

soujiroten24 de Febrero de 2013

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Marco teorico.

Antecedentes teóricos

Los orígenes de la palabra asertividad se encuentran en el latín assere o assertum, que significa afirmar o defender (González y Kasparane 2009). Sin embargo el término asertividad es un constructo que no tiene una definición universalmente aceptada, se han dado varias definiciones de ésta entre ellas Caballo (1983) y Zadivar (1944) mencionan las distintas definiciones que han dado diversos autores:

Alberti y Emmons:

“la conducta que permite a una persona actuar en base a sus intereses más importantes, defenderse sin ansiedad inapropiada, expresar cómodamente sentimientos honestos o ejercer los derechos personales sin negar los derechos de los otros”.

Brown:

“la conducta que ocurre en un contexto interpersonal que se interesa principalmente por la adquisición de refuerzo personal y que minimiza la pérdida de esfuerzo por parte del (los) receptor(es) de la(s) conducta(s)”.

Galassi y Galassi:

“la capacidad compleja de emitir conductas que son reforzadas positivamente o negativamente, y de no emitir conductas que son castigadas o extinguidas por los demás”.

McDonald:

“La expresión abierta de las preferencias (por medio de palabras o acciones) de una manera tal que haga que los otros las tomen en cuenta”

Rich y Schoeder:

“La habilidad de buscar, mantener o mejorar el reforzamiento en una situación interpersonal a través de la expresión de sentimientos o deseos cuando esa expresión se arriesga a la perdida de reforzamiento o incluso al castigo.

Como se puede observar han sido muchas las definiciones de la asertividad, sin embargo el primero en usar la palabra “asertividad” o “aserción” fue Joseph Wolpe en su libro “Psicoterapia por inhibición recíproca” en el año 1958 (Rimm y Masters, 1987), dicho término acuñado por Wolpe, está basado en los trabajos de Andrew Salter quien exaltó las virtudes de la conducta de tipo asertivo en el año 1949 en su libro Conditioned Reflex Therapy (Rimm y Masters, 1987; Caballo, 1983, Caballo, 1991 y Zaldívar, 1944)

Por lo tanto en, en los orígenes de la asertividad se destacan Andrew Salter y Joseph Wolpe. Andrew Salter 1949 empleó el término “personalidad excitatoria” la cual más tarde, Wolpe sustituiría por “conducta asertiva” (Garrido, Ortega, Escobar y García, 2010). Salter estableció las bases para una posterior teoría y práctica de la asertividad al describir su modelo excitatorio.

La concepción de Andrew Salter se fundamentó en los conocimientos generados por Ivan Pavlov, quien estudió la adaptación al medio ambiente de personas y animales; consideraba que si en las personas dominaban las fuerzas excitatorias, estas se sentirían orientadas a la acción y emocionalmente libres, enfrentándose a la vida según sus propios términos; por el contrario, si dominaban las fuerzas inhibitorias, se mostrarían desconcertadas y acobardadas, sufrirían la represión de sus emociones y a menudo harían lo que no quieren hacer (Casares y Siliceo, 1997).

Rimm y Masters (1987) indican que Salter observó que la timidez conductual, lo mismo que varios otros problemas, reflejan un estado de inhibición psicológica que surge como resultado del condicionamiento Pavloviano, por lo tanto, sus ejercicios terapéuticos están diseñados para cambiar dicho estado de inhibición por otro de excitación.

Las técnicas específicas de Salter se presentaron en forma breve en “Conditioned Reflex Therapy” Rimm y Masters (1987) describen los seis ejercicios excitatorios de Salter:

1. El empleo de externar los sentimientos

Implica la práctica de expresar literalmente cualquier sentimiento.

2. El empleo de la expresión facial

Implica la práctica de expresiones faciales que normalmente acompañan a diferentes emociones.

3. Práctica en expresar una opinión contraria cuando se está en desacuerdo.

4. Práctica en el uso (implícito o explícito) del pronombre yo

5. Práctica en concordar cuando se le alaba a uno

6. Práctica en improvisar.

En lo fundamental, el enfoque de Salter incluye la aplicación de los anteriores ejercicios, junto con mucha exhortación al cliente para que se comporte en forma más asertiva.

Los escritos de Salter sobre el adiestramiento asertivo no tuvieron gran impacto, a comparación de los escritos de Wolpe. Rimm y Masters (1987) mencionan algunas de las razones por las que esto ocurrió así:

En primer lugar, las instituciones psicológicas y psiquiátricas estaban más dispuestas a considerar un enfoque basado en el aprendizaje o conductual en 1958 (cuándo se publicó “Psychotherapy by Reciprocal Inhibition” de Wolpe) que en 1949, por que durante la década intermedia, la interpretación de aprendizaje de la teoría psicodinámica de Dollard y Miller (1950) era buscada y leída, y la ultraconductista comenzaba a tener un impacto considerable. En segundo lugar, para Wolpe la desensibilización sistemática y el entrenamieto asertivo estaban teóricamente ligados de manera íntima, y la aceptación temprana de la desensibilización facilitó la aceptación del entrenamiento asertivo de Wolpe. En tercer lugar, Salter criticó duramente al psicoanálisis al presentar sus puntos de vista, asunto que dificultó la aceptación de sus puntos de vista por parte de los clínicos de la época quienes tenían algo del pensamiento psicoanalítico. Otro punto por el cual fue criticado Salter se debió a que utilizaba los procedimientos exitatorios para tratar cualquier desorden psicológico, además de que parecía hacer poco caso de las consecuencias de la conducta impulsiva, espontánea lo cual provocó que muchos lo tacharan de “Salvaje”.

Las diferencias entre el enfoque de Salter y Wolpe son importantes, por ejemplo, a diferencia de Salter, Wolpe no consideraba la asertividad como un rasgo generalizado, más bien consideraba que la asertividad se podía presentar en algunos ámbitos de la vida de un sujeto pero en otros ámbitos no por lo tanto no pensaba que todos los clientes necesitaran el entrenamiento asertivo:

“...se aplica en situaciones específicas en las que hay evidencias de que es necesario. Algunos pacientes no son asertivos en una gama muy amplia de interacciones (...) en estos casos, casi cualquier interacción social puede ser conveniente para un entrenamiento asertivo. Pero en otros las indicaciones están relacionadas con situaciones particulares” Wolpe, 1977 (p.97-98)

Otra diferencia es que Wolpe estaba mucho más interesado en las consecuencias interpersonales (especialmente las negativas) de los actos asertivos:

“Nunca instigar un acto asertivo que tiene probabilidades de traer consecuencias punitivas” Wolpe, 1977 (p. 102).

Como se mencionó anteriormente, la desensibilización sistemática es análogo al entrenamiento asertivo, por lo tanto ambas técnicas están teóricamente ligados de manera íntima (Wolpe, 1977 y Rimm y Masters, 1987). Por lo tanto términos como inhibición recíproca, nos permiten entender mejor el entrenamiento asertivo.

Para explicar el término, es importante mencionar los mecanismos fisiológicos en los que Wolpe basa esta suposición.

Los anatomistas tradicionalmente han dividido el sistema nervioso humano en tres partes: el sistema nervioso central (abarca los nervios del cerebro y de la médula espinal); el sistema nervioso somático (que sirve para los diversos sentidos así como los músculos llamados voluntarios) y el sistema nervioso autónomo (que inerva al corazón, las glándulas, conductos sanguíneos y otros órganos internos) Los anatomistas posteriormente dividen el sistema nervioso en dos partes: el sistema nervioso simpático y el parasimpático. La actividad del sistema nervioso simpático es lo que se tiende a asociar como “emocionalidad exaltada”. Los cambios corporales relacionados con la actividad autónoma en incremento abarcan el aumento de la presión sanguínea y el pulso, decremento de la circulación sanguínea hacia el estómago, incremento de la misma hacia los grandes músculos voluntarios, sequedad en la boca y dilatación de las pupilas, así como muchos otros cambios (Rimm y Masters, 1987).

Según Wolpe, estos cambios corporales considerados en conjunto, constituyen la base de la respuesta de ansiedad, la cual define como: un patrón de actividad del sistema nervioso simpático que ocurre cuando un individuo es expuesto a cierto tipo de amenaza. Wolpe supone que los individuos aprenden a experimentar ansiedad en presencia de ciertos estímulos, mediante un proceso de condicionamiento clásico o pavloviano.

Si mientras experimenta estímulos que usualmente hacen surgir la ansiedad, la persona puede experimentar una respuesta que inhiba dicha ansiedad, el efecto será una reducción de la cantidad de ansiedad provocada por dichos estímulos. Wolpe utilizó el término inhibición recíproca para caracterizar la inhibición de la ansiedad mediante alguna respuesta competitiva. Una de esas respuestas competitivas, entre otras, es la asertividad, la cual se supone que esta clase de conducta está asociada con un predominio de la actividad nerviosa parasimpática. Se supone además que la actividad exaltada del sistema nervioso parasimpático inhibe recíprocamente la actividad del sistema nervioso simpático (Rimm y Masters, 1987).

En entrenamiento asertivo es aplicable predominantemente al descondicionamiento de los hábitos de respuesta de ansiedad inadaptativos que se presentan como respuesta ante la gente con la que el paciente interactúa. Hace uso de las emociones inhibidoras de la respuesta de ansiedad que provocan en él las situaciones

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