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Barras Bravas en Colombia: Un Análisis Integral de la Cultura Futbolística y la Violencia en el Deporte

jujogarmonDocumentos de Investigación21 de Septiembre de 2023

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CAPITULO 1: El fenómeno de las barras bravas en el futbol colombiano

  1. Origen de las barras bravas en el mundo

Las barras bravas, son un fenómeno conocido en el fútbol mundial que tienen sus raíces en las décadas de 1950 y 1960 en América Latina. Surgieron como grupos de aficionados apasionados que se unían en las gradas para animar a sus equipos con entusiasmo y fervor. Sin embargo, con el tiempo, estas agrupaciones comenzaron a adquirir una identidad propia, desarrollando comportamientos violentos y delictivos. El origen de las barras bravas se vincula a la marginalidad social, la falta de oportunidades y la búsqueda de pertenencia en un entorno donde el fútbol se convierte en una pasión desenfrenada. A medida que los años pasaron, las barras bravas se extendieron a otros continentes y se reforzaron en un desafío para la seguridad en los estadios, aumentando negativamente la experiencia de los aficionados y la reputación del deporte.

El término barra brava es propio de Sudamérica (especialmente de Argentina) y territorios cercanos a donde el fenómeno llegó con el paso de los años, como México o Costa Rica. Aproximadamente los grupos de aficionados radicales bien organizados y con una identidad propia nace a finales de la década de 1950 en Argentina luego de la muerte de un joven de 18 años, Alberto Linker, a manos de la policía, durante un encuentro de futbol entre Vélez Sarsfield y River Plate. (Ayala, 2020)

Las barras bravas en Argentina y Sudamérica tienen un origen necesariamente ligado a la pasión desenfrenada por el fútbol y las condiciones socioeconómicas complejas en la región. Estos grupos se originaron en la década de 1950 y surgieron como agrupaciones de aficionados que buscaban animar a sus equipos con fervor y dedicación. Sin embargo, con el tiempo, algunas barras bravas comenzaron a desarrollar comportamientos violentos y delictivos, convirtiéndose en un problema persistente en el fútbol sudamericano. La violencia asociada a las barras bravas puede estar impulsada por rivalidades históricas, la búsqueda de poder y control en el ámbito del fútbol, ​​así como la vinculación con actividades ilícitas como la venta de drogas y el lavado de dinero.

Se tienen noticias de la violencia en el fútbol argentino desde principios del siglo XX tanto en los partidos del campeonato local como en los partidos entre Argentina y Uruguay, en Buenos Aires y en Montevideo. El primer hecho que trascendió se produjo en el último partido del Campeonato Sudamericano de 1916, que definiría al campeón, disputado el 16 de julio de 1916 en el estadio de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires. Debido a la sobreventa de entradas 40 mil personas se acercaron a ver el partido en un estadio que sólo podía albergar a la mitad. El encuentro fue suspendido debido a los desmanes producidos en las tribunas, las cuales terminaron incendiadas. También el primer superclásico, disputado en 1913, terminó con un enfrentamiento entre las hinchadas. El primer asesinato relacionado con el fútbol argentino se produjo en Montevideo, Uruguay, en 1924. El 2 de noviembre, tras disputarse el último partido del Campeonato Sudamericano que coronó a los locales, se produjeron incidentes frente al hotel donde se alojaba el seleccionado argentino, interviniendo en la pelea hinchas uruguayos e hinchas y jugadores argentinos. Durante los incidentes, el argentino José Lázaro Rodríguez disparó contra Pedro Demby, quien fallecería el día después. (Wikipedia, 2023)

En Sudamérica, las barras bravas también han proliferado en países como Brasil, Chile, Colombia y Uruguay. A menudo, su origen está ligado a la marginalidad social y la falta de oportunidades en las comunidades donde se forman. Para muchos jóvenes, unirse a una barra brava brinda un sentido de pertenencia en un entorno donde la violencia es una forma de expresión reconocida. La rivalidad entre las barras se manifiesta en enfrentamientos violentos antes, durante y después de los partidos, lo que ha generado un clima de inseguridad y temor en los estadios.

Basado en su trabajo de investigación Marsh encontró que estos grupos son algo más que caos e irracionalidad, que de hecho lo que ocurría en las gradas eran acciones ordenadas y guiadas por reglas sociales tácitas, que existía una clara jerarquización que hacía que los jóvenes con pocas expectativas de éxito escolar o laboral buscaran labrarse una reputación dentro de la estructura de promoción social ofrecida por este mundo de las tribunas de los estadios de fútbol -y fuera de ellos también- (Aguirre, 2013)

La violencia de las barras bravas ha dejado un triste legado en el fútbol sudamericano. Ha habido numerosos incidentes lamentables, incluidas agresiones físicas, asesinatos, disturbios y vandalismo. Estas acciones han afectado gravemente la imagen del fútbol y han generado preocupación en los organismos deportivos y las autoridades. A pesar de los esfuerzos por controlar esta violencia, las barras bravas se encuentran representando un desafío para la seguridad en el fútbol sudamericano, dejando claro que se requiere un enfoque integral para abordar este problema arraigado en la cultura futbolística de la región.

  1. Origen de los “Hooligans”

Los grupos de seguidores que acompañan los equipos de fútbol han sido denominados de diversas maneras según el país en el que se han originado; “hooligans” en Inglaterra, “ultras” en Europa en general, “torcidas” en Brasil y “barras bravas” en Argentina, Colombia y en general en América Latina. Para los británicos el término “hooligan” se empezó a asociar con vandalismo, daño criminal, incitación a peleas y personas que ocasionaban disturbios. En relación con el fútbol, se vincularon los “hooligans” con fanáticos que generaban desórdenes en los espectáculos deportivos.

Los hooligans, conocidos por su comportamiento violento y desenfrenado en el fútbol, ​​tienen su origen en el Reino Unido durante las décadas de 1960 y 1970. El término "hooligan" deriva de Patrick Hooligan, un pandillero irlandés que mató a un policía, luego murió en la cárcel y se convirtió en toda una leyenda en los bajos fondos, Sin embargo, el fenómeno de los hooligans modernos surgió como una manifestación de la desigualdad social, la alienación juvenil y la rivalidad  entre los seguidores de diferentes equipos. Los hooligans se caracterizan por su comportamiento violento, incluyendo peleas callejeras, destrozos, saqueos y enfrentamientos con la policía y aficionados rivales. Para muchos hooligans, su identidad se encuentra arraigada en su afiliación a una determinada hinchada y en el deseo de mostrar lealtad y poderío frente a otros grupos.

Este personaje de origen irlandés que residía en el sureste de Londres, a finales del siglo XIX, se caracterizó por ser un borracho, perezoso y protagonista de la mayoría de las batallas campales que había en la ciudad. Dada la proyección de los enfrentamientos en los que participaba, durante los meses y años posteriores cualquier persona que realizara una acción violenta o que fuera en contra de las normas, sería identificado como "hooligan" (Fandos, 2016)

En la actualidad, los hooligans siguen siendo una preocupación en el ámbito del fútbol, aunque han experimentado cambios significativos en comparación con décadas anteriores. En muchos países, se han implementado medidas más estrictas para prevenir y controlar la violencia en los estadios, lo que ha llevado a una disminución en los incidentes relacionados con los hooligans. Además, se ha promovido una mayor conciencia sobre el comportamiento deportivo y se han llevado a cabo campañas para fomentar un ambiente amigable y seguro para los aficionados. Sin embargo, los hooligans han demostrado su capacidad para adaptarse y evolucionar, utilizando nuevas tecnologías y tácticas para organizar enfrentamientos y evitar la detección. A nivel internacional, los encuentros de alto riesgo entre clubes o selecciones nacionales siguen siendo puntos críticos para posibles brotes de violencia. Aunque la violencia asociada a los hooligans ha disminuido en cierta medida, su presencia y la amenaza que representan para la seguridad en el fútbol siguen siendo una preocupación constante.

  1. Origen de los “Hinchas”

Los hinchas del fútbol son un componente fundamental y apasionado de este deporte. Son aquellos que llenan los estadios, vistiendo los colores de su equipo y animando fervientemente desde las gradas. Los hinchas representan la esencia de la afición y desempeñan un papel crucial en la creación de un ambiente vibrante y emocionante durante los partidos. Su lealtad y devoción hacia su club trascienden barreras socioeconómicas y culturales, convirtiéndolos en una fuerza unificadora en torno al fútbol. Los hinchas son portadores de tradiciones y rituales propios de cada club, transmitiendo su amor por el fútbol de generación en generación. Aunque existen casos en los que algunos hinchas pueden verse involucrados en actos de violencia, en su mayoría representan una comunidad diversa y apasionada que encuentra en el fútbol una forma de identidad y unión. Los hinchas del fútbol desempeñan un papel vital en la historia y la cultura de este deporte, haciendo del fútbol una experiencia emocionante tanto dentro como fuera del terreno de juego.

El término “hincha” proviene de América del Sur y más concretamente del Club Nacional de Fútbol de Montevideo, Uruguay, que contaba a principios del siglo XX con un trabajador llamado Prudencio Miguel Reyes gracias al cual la palabra ha llegado hasta nuestros días. Miguel Reyes trabajaba como utilero y era el encargado de realizar todo tipo de labores en el club. Entre sus responsabilidades estaba la de hinchar los balones antes de cada partido. En aquella época los esféricos eran inflados a mano ya que no existían compresores que pudieran facilitar ese trabajo. La tarea se llevaba a cabo con unos rudimentarios instrumentos que se llamaban “hinchadores” y por lo tanto al utilero se le llamaba “hinchador”. (Eguiluz, 2016)

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