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COMPORTAMIENTO ORGANIZACIONAL


Enviado por   •  30 de Octubre de 2013  •  1.805 Palabras (8 Páginas)  •  363 Visitas

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Psicología del mexicano en el trabajo

Mauro Rodríguez Estrada

Ensayo

Introducción.

Hablar del mexicano es hablar de un ser multifacético, multicolorido, multicultural. Al mexicano común y corriente lo encontramos en todas partes, lo mismo en el templo que en la cantina, en el alcohol que en la plegaria, jugando a las canicas o apostando en el “book”, en la pobreza y en la riqueza. El mexicano es violento o calmado, sabio o ignorante, dramático o ecuánime, y se le pueden atribuir los más variados y contradictorios atributos.

Desgraciadamente el nivel de preparación del mexicano es casi nulo, Francisco Abundis Luna en su tesis “Niveles de conocimiento e interés en asuntos públicos” presentada en el coloquio para el análisis de encuestas nacionales sobre cultura Política y prácticas ciudadanas, dice “el nivel de escolaridad del Mexicano Promedio no es el adecuado para el entendimiento de temas políticos fundamentales”. El mexicano promedio no entiende su entorno, su nivel de “tercer grado de primaria” – aunque las estadísticas digan otra cosa- lo mantiene, ante la vida, más que en estado de indefensión, en un absoluto estado de interdicción.

Por eso cuando Mauro Rodríguez Estrada en su “Psicología del Mexicano en el trabajo” afirma que “no hay nada más importante en el México de Hoy que la continua preparación y autocapacitación de los empresarios, administradores, gerentes y estudiantes para enfrentar los grandes retos que el futuro del país impone” estamos totalmente de acuerdo con él, pero, sobre todo, cuando recalca que “el elemento básico y potencialmente más dinámico de la empresa mexicana” es el mexicano.

Desarrollo

En los años cincuentas en prácticamente todas aulas de enseñanza primaria de nuestro pais, se exhibía una imagen que consistía en una especie de cono invertido que emulaba la figura del mapa de México, del cual emanaban todo tipo de bienes que representaban la riqueza que el Mexicano, en cuanto a recursos naturales, ha poseído y posee hasta nuestros tiempos; se le denominaba “El cono de la abundancia”. Esa imagen desapareció hace mucho tiempo de las aulas, porque también los recursos se han ido agotando inexplicablemente. Inexplicablemente porque países como Japón y otras potencias mundiales tienen a lo sumo 3 de los 29 recursos esenciales que señala Rodríguez Estrada, y a pesar de ello, el nuestro es considerado - como también lo recalca- un país pobre.

Pero el denominado “tercermundismo“ del mexicano-trabajador, no radica en la carencia, por lo menos no en la carencia de bienes Materiales -si como se dice, el petróleo es nuestro, bastarían los ingresos petroleros para mantener a los Mexicanos indefinidamente con una renta mensual que le permitiría vivir cómodamente, sin necesidad de trabajar ni de hacer el más mínimo esfuerzo que acudir a recibir su cheque- sino en la manera apática de desempeñarse, y su falta de preparación que redunda en falta de motivación.

Tratar de motivar al mexicano-trabajador con el discurso ya sea político o administrativo para tratar de comprometerlo con la productividad y la calidad en las empresas es totalmente infructuoso, no hay “entendimiento”. Y en este caso puede decirse que la falta de entendimiento no es en sí del mexicano-trabajador sino del mexicano-empresario que ignora o trata de ignorar la ignorancia del mexicano-trabajador y es aquí en donde difiero de Rodríguez Estrada cuando señala a un sector de la población, en el que incluye a funcionarios de gobierno, y capitanes de empresas, como “los hombres más dinámicos y de mas visión”. Y de estos asuntos, debe entenderse la Psicología, precisamente la Psicología del mexicano, no la psicología del ruso, del alemán, del francés o del Norteamericano y más específicamente, la psicología del mexicano-trabajador.

El mexicano es a la vez un ser tan complicado como interesante y fascinante, “la mexicanidad es una vocación y un estilo de vida” dice Rodríguez Estrada. Su folklore es único, lleno de matices como alas de mariposa y mucho muy alejada de los estereotipos que en diversas partes mundo se le han atribuido. La historia misma, escrita por los vencedores, miente. La imagen de su personalidad ha sido distorsionada. ¿De que otra forma se explica que los “idolatras salvajes” poseyeran un sentido cósmico y arquitectónico más admirable que el de sus “civilizadores” cristianos? ¿De que otra forma se explica que una de las máximas contribuciones a las matemáticas, el “0” lo hayan hecho precisamente mexicanos? ¿De que otra forma se explica que hasta la fecha, ni con todos los adelantos en materia de informática hayamos podido aun, descifrar el significado de la mayor parte del simbolismo de sus construcciones, sus esculturas, sus jeroglíficos? Y es innegable que el mexicano de la actualidad, por “elemental observación” el mexicano de hoy es producto “de la herencia biológica que nos dieron nuestros padres”; nuestros padres mayas, toltecas, chichimecas, yaquis, mayos, purépechas, y por qué no, también nuestros padres Aztecas, cuya contribución, en realidad, fue muy poca.

La conquista de México y los mexicanos por los españoles no se debió tanto a su superioridad militar “todo lo arrasaron” dice Rodríguez Estrada; porque al mexicano en realidad lo arrasaron las enfermedades, el contagio de plagas, bichos, microbios, virus que le eran totalmente ajenos, importados por sus conquistadores; y lo arrasó su propia docilidad, su confianza, su hospitalidad. La superioridad de sus conquistadores radicaba en su codicia, en el afán de conquista, de dominio, de total desprecio y falta de respeto a los derechos de los hombres. ¿Cómo puede un hombre que es sometido

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