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CONFERENCIA 17: EL SENTIDO DE LOS SÍNTOMAS


Enviado por   •  15 de Abril de 2017  •  Ensayos  •  1.172 Palabras (5 Páginas)  •  385 Visitas

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CONFERENCIA 17: EL SENTIDO DE LOS SÍNTOMAS.

Sintomatología de la llamada neurosis obsesiva.

Objetivos:

  • Diferencia ente la psiquiatría clásica (la de la época de Freud) y el psicoanálisis, en la forma de ver y tratar la neurosis obsesiva.
  • Diferenciar la histeria y la neurosis obsesiva.
  • Rasgos típicos y particulares de las personas que padecen neurosis obsesiva.
  • Mecanismos de defensa de la neurosis obsesiva.

  Freud inicia esta conferencia reiterando la distinción dada en la conferencia anterior sobre la psiquiatría de su época y del psicoanálisis, volviendo a firmar que la psiquiatría no le da la suficiente relevancia a “la forma de manifestación y del contenido del síntoma individual”[1] y esto él lo demuestra, en su explicación sobre la sintomatología de la neurosis obsesiva, al afirmar que la psiquiatría observa con malos ojos a los neuróticos obsesivos ya que los consideran degenerados y no dan explicación a estos síntomas ni cura, empero, el psicoanálisis plantea que detrás de cada síntoma existe un sentido oculto (igual que en las operaciones fallidas y los sueños) y además que “es posible eliminar duraderamente estos extraños síntomas obsesivos, lo mismo que otras enfermedades”[2].

Para darle veracidad a su planteamiento el trata de narrar dos casos que se le presentaron en consulta, en los que quiere demostrar que siempre hay un suceso precedente y desencadenante que está oculto a la conciencia del paciente. Él dice que el síntoma es individual y rico en sentido, y este sentido se entrama con la historia del enfermo. Coincide en este punto con Janet al considerarlos exteriorizaciones del inconsciente. No obstante Freud hace una diferenciación mientras que la histeria produce sensaciones estridentes las cuales se exteriorizan en el cuerpo, la neurosis obsesiva no produce una sensación tan llamativa como la histeria porque esta no se exterioriza en el cuerpo, ya que todos sus síntomas los crea en la psique (no va desde lo anímico a lo corporal), caracterizados por pensamientos recurrentes que el enfermo no puede refrenar y son movidos a realizar acciones que no le dan satisfacción alguna. Sin embargo, estos pensamientos rumiantes no pueden ser controlados por el enfermo y es movido contra su voluntad a realizar “acciones obsesivas”[3], las cuales son formas más endebles en las que se expresan las acciones compulsivas, esto se da, gracias al desplazamiento del monto de afecto sobre representaciones alejadas del conflicto original, estos a la vez son sus mecanismos de defensa e igual que el aislamiento (separar la emoción de una representación dolorosa) y la anulación retroactiva (comprende rituales o gestos tendientes a cancelar aquellos pensamientos o sentimientos displacenteros después de que han ocurrido). Toda esta actividad genera una actividad esforzaste en el pensar que cansa al enfermo, el trata huir despavorido y se protege de ellos al no ejecutarlos, esto genera como resultado el triunfo de la huida y la precaución. El enfermo no puede dejar de hacer estas rutinas, porque en ellas desplaza la pulsión que lo atormenta, pero no las suprime.

Los dos casos que Freud plantea son los siguientes:

El primer caso es el de una mujer de 30 años cuya acción obsesiva más recurrente era la de correr de una habitación a la otra, detenerse en el medio frente a una mesa, llamar a la mucama por cualquier sandez, despedirla y luego corría a la habitación siguiente. Al preguntarle ¿por qué lo hacía? Ella respondía con un no saber, pero de pronto supo porque lo hacía. Relato que en la noche de bodas su marido resulto impotente. Este un poco angustiado había corrido de una habitación a la otra reiterativamente para intentar concretar el coito sin éxito alguno; y este esbozo “es como para que uno tenga que avergonzarse frente a la mucama, cuando haga la cama”[4], después de esto agarro un frasco de tinta roja, que por casualidad y manchó en vez de las sábanas, un mantel, para simular que había tenido relaciones y esta había perdido su virginidad. Freud hace un paralelismo entre mesa y cama. En este caso la paciente se identifica con su marido, representa su papel. El núcleo de esta acción es el llamado a la mucama a quién le pone la mancha en un lugar que es observable para esta y de esta manera salva al marido de la vergüenza. En este caso Freud realiza una insinuación que detrás de estas acciones compulsivas hay un sentido oculto que revela un carácter sexual y para demostrar su veracidad en dicha afirmación plantea el siguiente caso:

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