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Enviado por   •  27 de Febrero de 2014  •  23.172 Palabras (93 Páginas)  •  192 Visitas

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Programa de estudio 2011 / Guía para la Educadora

Preescolar

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5. Desarrollo personal y social

Este campo se refiere a las actitudes y capacidades relacionadas con el proceso de

construcción de la identidad personal y de las competencias emocionales y sociales.

La comprensión y regulación de las emociones y la capacidad para establecer relaciones

interpersonales son procesos estrechamente relacionados, en los cuales las niñas

y los niños logran un dominio gradual como parte de su desarrollo personal y social.

Los procesos de construcción de la identidad, desarrollo afectivo y de socialización

se inician en la familia. Al respecto, las investigaciones actuales han demostrado

que las niñas y los niños desde edad temprana desarrollan la capacidad para percibir

e interpretar las intenciones, los estados emocionales de los otros y actuar en consecuencia;

es decir, en un marco de interacciones y relaciones sociales; transitan, por

ejemplo, de llorar cuando sienten una necesidad –que los adultos interpretan y satisfacen–,

a aprender a expresar de diversas maneras lo que sienten y desean.

El lenguaje juega un papel importante en estos procesos, porque la progresión en

su dominio por parte de los pequeños les permite construir representaciones mentales,

expresar y dar nombre a lo que perciben, sienten y captan de los demás, así como a lo

que los otros esperan de ellos.

La construcción de la identidad personal en las niñas y los niños implica la formación

del autoconcepto (idea que están desarrollando sobre sí mismos, en relación

con sus características físicas, sus cualidades y limitaciones, el reconocimiento de su

imagen y de su cuerpo) y la autoestima (reconocimiento y valoración de sus propias

características y de sus capacidades), sobre todo cuando tienen la oportunidad de

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experimentar satisfacción al realizar una tarea que les representa desafíos. En este

proceso están empezando a entender cosas que los hacen únicos, a reconocerse a sí

mismos por sus rasgos físicos y las características que los hacen especiales, a entender

algunos aspectos relacionados con el género que distingue a mujeres y hombres,

como las características físicas, la apariencia o el comportamiento, pero también las

que los hacen semejantes; a compararse con otros, a explorar y conocer su propia

cultura y la de otros; a expresar ideas sobre sí mismos y escuchar las de otros; a identificar

diferentes formas de trabajar y jugar en situaciones de interacción con sus pares

y adultos, y también a aprender formas de comportamiento y de relación.

En la edad preescolar, las niñas y los niños han logrado un amplio e intenso repertorio

emocional que les permite identificar en los demás y en ellos mismos diferentes

estados emocionales –ira, vergüenza, tristeza, felicidad, temor–, y desarrollan paulatinamente

la capacidad emocional para funcionar de manera más autónoma en la integración

de su pensamiento, sus reacciones y sus sentimientos.

La comprensión y regulación de las emociones implica aprender a interpretarlas y

expresarlas, a organizarlas y darles significado, a controlar impulsos y reacciones en el

contexto de un ambiente social particular. Se trata de un proceso que refleja el entendimiento

de sí mismos y una conciencia social en desarrollo, por el cual las niñas y los

niños transitan hacia la internalización o apropiación gradual de normas de comportamiento

individual, de relación y de organización de un grupo social.

Las emociones, la conducta y el aprendizaje están influidos por los contextos familiar,

escolar y social en que se desenvuelven las niñas y los niños, por lo que aprender

a regularlos les implica retos distintos. En cada contexto aprenden formas diferentes de

relacionarse, desarrollan nociones sobre lo que implica ser parte de un grupo y aprenden

formas de participación y colaboración al compartir experiencias.

El establecimiento de relaciones interpersonales fortalece la regulación de emociones

en los pequeños y fomenta la adopción de conductas prosociales en las que el

juego desempeña un papel relevante por su potencial en el desarrollo de capacidades

de verbalización y control, de creación de estrategias para la solución de conflictos,

así como de algunas disposiciones: cooperación, empatía, respeto a la diversidad y

participación en grupo.

Las relaciones interpersonales implican procesos en los que intervienen la comunicación,

la reciprocidad, los vínculos afectivos, la disposición a asumir responsabilidades

y el ejercicio de derechos, factores que influyen en el desarrollo de competencias

sociales.

Las

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