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Como Enfrentar El Duelo?

1 de Diciembre de 2013

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Taller III

1- Resumen Controversia presentada en la película Inherit the Wind (La Herencia del Viento): Evolucionismo versus creacionismo.

Esta película presentada en el año 1960, el juicio de Dayton fue llevado al cine en blanco y negro por Stanley Kramer en una película titulada La herencia del viento, (Inherit the Wind), protagonizada por Spencer Tracy, en el papel de Henry Drummond (nombre supuesto de Darrow en el film); Fredric March en el papel de Matthew Harrison Brady (nombres supuesto para Bryan); Gene Kelly en el papel del periodista progresista E. K. Hornbeck (nombre que se le dio en la película por H. L. Mencken); Dick York como Bertram T. Cates (nombre supuesto que encubría a Scopes) y Claude Atkins como el reverendo fundamentalista que lleva a los tribunales al profesor Cates. El guión, fue escrito por Nedrick Young (que originalmente lo firmó como Nathan E. Douglas.

La película de Kramer va más allá de los hechos históricos. Probablemente el juicio a Scopes fuera muy diferente a como podemos verlo en la pantalla. Resulta sintomático que todos los nombres hayan sido cambiados. Así pues el sobre que contiene lo verdaderamente importante es el mensaje. El del peligro de los fanatismos, y el de la fina barrera que existe entre la libertad individual, las ideas y la ley de los pueblos.

John Scopes, un profesor de escuela secundaria, fue acusado el 5 de mayo de 1925 de enseñar la evolución utilizando un capítulo de un libro de textos que estaba basado en ideas inspiradas en el libro de Charles Darwin El Origen de las Especies. John Scopes no podía entender su situación. Estaba preso por enseñar ciencia, que era su trabajo. Tampoco entendía que, con su arresto, los líderes locales buscaran atraer la atención sobre Dayton y tentar a algún empresario a invertir en un pueblo que cada vez tenía menos habitantes. La Asociación de Libertades Civiles Norteamericanas (ACLU) ofreció pagar los honorarios del defensor y eligió a H.G. Wells, el escritor de ciencia ficción autor de La máquina del tiempo y otros relatos fascinantes. Pero a Wells no le interesó. En realidad, el defensor surgió después de que se conociera quién iba a ser el fiscal. Las autoridades del pueblo consiguieron que William Jennings Bryan, un fundamentalista religioso, tres veces candidato a la presidencia de los Estados Unidos, asumiera la acusación a pesar de que no ejercía el derecho desde hacía 30 años.

Cuando se supo que actuaría Bryan, hubo un abogado que se propuso para la defensa. Era Clarence Darrow, de 70 años, el abogado más famoso del país. George Rappleyea, propietario de varias minas en la región, convenció a un grupo de empresarios de Dayton, que entonces era un pueblo con 1756 habitantes, que la atención pública que generaría tal juicio aportaría publicidad para Dayton.

Una joven de unos 20 años estaba parada en la puerta de la Corte con un bebé en su brazo derecho y un cartel en el izquierdo que decía: «Scopes, arderás en el infierno». Había más carteles, algunos con la figura de un mono y la cara de Darrow. Uno de ellos permaneció siempre en la puerta del tribunal: «Lea su Biblia todos los días». Una señora vestida con una camisa de volantes blancos, abotonada hasta el cuello, y una falda larga y negra, cantaba una canción religiosa al frente de otras 50 mujeres. Hacía un calor insufrible y casi todos se defendían del sol con diarios, cartón o abanicos. Había puestos de limonada y de comidas. Llegaron periodistas hasta de Hong Kong. Fue la prensa la que bautizó el caso con el nombre que lo identificaría para siempre: “El juicio del mono”. Desde muchos meses antes de su inicio, gentes de todos los EE.UU. habían estado siguiendo lo que se estaba aprobando en Tennessee con atención, dándose cuenta de lo que estaba en juego y, poco a poco, los dos bandos enfrentados, los que defendían y atacaban la evolución, fueron juntando fuerzas para tratar de ganarlo. Incluso se llegaron a enviar reporteros desde la Institución Smithsoniana un mes antes para fotografiar a los protagonistas de los acontecimientos, a medida que éstos se iban sucediendo, e ir captando el ambiente que se iba viviendo en la ciudad.

Scopes fue enjuiciado el 24 de abril. Durante la mañana, unas 1.000 personas fueron entrando a la sala del tribunal para asistir al juicio. Alrededor de 300 se quedaron de pie. El juez John Raulston golpeó con su martillo para acallar los murmullos. El calor era tan insoportable adentro que se permitió a los hombres estar en camisa. Los procedimientos empezaron con una oración, bajo la firme protesta de Darrow. La presentación de Bryan, de inflamada aunque aburrida oratoria, era rubricada a cada pausa por un sonoro «amén» del público. Darrow volvió a protestar y el juez debió pedir mesura.

El caso para la fiscalía era muy claro. Con el testimonio de los alumnos probó que Scopes enseñaba la teoría de Charles Darwin, y que esto constituía una violación a la ley de Tennessee. En este tramo, Darrow sólo le preguntó a un alumno si le parecía que su profesor enseñaba cosas perversas o malas. El chico dijo que no. Los científicos que la defensa propuso como testigos dirían que la ley era injusta pues no se podía tomar a la Biblia, que es un texto religioso, como si fuese un libro de ciencias. Pero Darrow tuvo serios problemas cuando el juez rechazó esos testimonios por impertinentes.

Darrow decidió entonces dar batalla en el terreno de sus oponentes y llamó como testigo al mayor experto en la Biblia que se encontraba presente, es decir al propio fiscal. Bryan, confiado, aceptó. (ver diálogo). Darrow pidió un veredicto inmediato. El final fue transmitido por radio a todo el país. En 8 minutos, el jurado declaró a Scopes culpable, lo multó con 100 dólares y una fianza de 500 dólares, que pagó Paul Patterson, propietario del Baltimore Sun. Por primera vez las noticias sobre un juicio se retransmitían diariamente por radio a todos los EEUU gracias a la WGN, la primera emisora de radio inaugurada en Chicago.

Darrow apeló, pues buscaba que un tribunal superior dijera que la ley anti evolución era inconstitucional. Cinco días después, el fiscal Bryan se recostó a dormir una siesta de domingo y murió. La diabetes lo había vencido. El 14 de enero de 1927, la Corte del estado redujo la multa a un dólar y evitó pensar el asunto en profundidad. Dijo: “No es conveniente prolongar este caso tan extraño”. La ley no se aplicó más.

2- Examine los valores subyacentes en cada una de las posiciones.

a. Valores Creacionista:

El creacionismo es una doctrina que dice que cada ser vivo que existe actualmente proviene de un acto independiente de creación divina. Pero no están unificados, hay diferentes acepciones de lo que el creacionismo es: Hay un tipo de creacionismo en el que la formación de la tierra es muy reciente: habría sido creada hace unos 6.000-10.000 años, todas las formas de vida habrían sido creadas en 6 días y los cambios geológicos se interpretaría en términos de diluvio.

Hay otra corriente en la que se aceptaría la antigüedad geológica de la tierra, pero donde la vida habría sido creada por Dios siguiendo los textos bíblicos. Uno más donde cada día de la creación representaría miles e incluso millones de años.

Una corriente es la del Creacionismo progresivo, en el que la tierra es muy antigua sería la evidencia de la fuerza creadora de Dios, aquí se rechazan tanto la biología moderna como la evolución, y Dios habría creado a los organismos de manera secuencial según lo que se observa en los estratos geológicos.

El Creacionismo evolutivo (o evolucionista): la naturaleza no tiene existencia más allá de la voluntad divina, los sucesos de la creación existen y Adán no fue el primer Hombre, pero sí el primero que fue consciente de ser humano. La Evolución teísta, por su parte dice que Dios creó la vida por medio de la evolución; este punto de vista acepta los datos biológicos modernos salvo cuando se trata de la creación del alma humana (esta fue la posición del Papa Juan Pablo II y de numerosas escuelas protestantes).

Los creacionistas se mantuvieron en un perfil bajo durante varios años hasta que a mediados de los años 1920, los cristianos conservadores americanos, en una búsqueda del renacimiento de valores que ellos consideraban tradicionales, propusieron prohibir toda noción de evolución en la enseñanza pública. Esto trajo consigo el «Acta Butler», votada en 1925, que prohibía la enseñanza de la evolución. Fue en aquello momento cuando se produjo el «juicio del mono» contra John Thomas Scopes, que expuso ante la opinión pública a los fundamentalistas cristianos que defienden la historicidad y literalidad de la Biblia: Dios creó el mundo en 6 días y, según las cuentas que el arzobispo anglicano y primado de Irlanda James Ussher hizo en su libro Anales del Antiguo Testamento (1650), la Tierra fue creada en el anochecer previo al 23 de octubre de 4000 a. de C. Conocidos como Creacionistas de la Tierra Joven, hoy se agrupan en torno al Institute for Creation Research fundado en 1970 por el ingeniero Henry M. Morris, el creacionista más influyente de la segunda mitad del siglo XX. Pretenden expulsar la evolución del sistema educativo, o al menos que se enseñe el creacionismo como una visión científica alternativa.

b. Valores evolucionista:

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