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Competencias parentales y sensibilidad materna; dos constructos psicológicos a evaluar.


Enviado por   •  24 de Marzo de 2022  •  Monografías  •  4.971 Palabras (20 Páginas)  •  48 Visitas

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UNIVERSIDAD DE MAGALLANES

MAGISTER EN PSICOBIOLOGÍA DEL DESARROLLO HUMANO

Competencias parentales y sensibilidad materna; dos constructos psicológicos a evaluar.

Alumnas                :Katherine Saldivia Ojeda

Docente                 : Rodrigo Cárcamo

Introducción:

La presente revisión bibliográfica se centra en los conceptos que hoy se utilizan en el contexto de evaluación psicológica clínico y forense para categorizar y establecer los parámetros con que evaluamos a los padres, madres y cuidadores de los niños, que son judicializados, principalmente, por presentar situaciones de vulneración y/o riesgo biopsicosocial.

Cobra relevancia la revisión, si consideramos que los conceptos de competencias parentales, sensibilidad materna y parentalidad positiva se han introducido con fuerza en la legislación de los Tribunales de Familia de Chile, a partir del año 2005 en que la judicatura de familia sufre modificaciones importantes, constituyéndose una de las principales reformas judiciales de chile. Es así, como los Tribunales de Familia son por excelencia, los encargados de preocuparse por el bienestar de los niños, niñas y adolescentes que han sido vulnerados en sus derechos,  en tal instancia, son los jueces de tribunales de esta competencia quienes solicitan evaluaciones  específicamente, de competencias parentales, a fin de conocer si el ejercicio parental se encuentra satisfaciendo adecuadamente las necesidades del desarrollo de los niños, a objeto de asesorarse para la toma de medidas adecuadas al caso.

La importancia de conocer el origen de los constructos antes señalados, nos permiten también, acercarnos a la génesis de la relación cuidador - niño y las necesidades vitales de éstos. No obstante, las preguntas que nos surge son: ¿cómo evaluamos estos constructos?; ¿se están utilizando los instrumentos idóneos para ello?; ¿los profesionales se encuentran capacitados para determinar si un padre, madre o cuidador se encuentra habilitado para ejercer la parentalidad de manera responsable?; ¿Qué limitaciones y desafíos existen en torno a este tipo de evaluación?

 La revisión teórica, se realiza considerando la perspectiva de Derecho y la Teoría del Apego, como aportes a la reflexión de las actuales prácticas de evaluación de competencias parentales y sensibilidad materna, como también, desde la perspectiva de la psicología positiva, centrada en los recursos y no sancionadora de las figuras primarias de niños y adolescentes que han visto vulnerados sus derechos, considerando que la familia es el núcleo central de la sociedad.

Antecedentes teóricos y empíricos del problema:

La familia como núcleo base de la sociedad, tiene la responsabilidad de ser promotora del desarrollo integral de los individuos, propiciando para ello un ambiente sano y adecuado, adaptándose a los cambios de sus integrantes y del contexto, siendo la manera en que lleva a cabo su rol histórico y de importancia trascendental, tanto para el individuo como para la sociedad.

En cuanto a los marcos jurídicos, cabe señalar la Convención de los Derechos del Niño (1989), que reconoce en su artículo 18, a la familia como grupo prioritario de la sociedad y el medio natural para el crecimiento y bienestar de todos sus miembros, especialmente, de los niños, agregando su rol clave en el desarrollo de éstos, al constituirse como espacio donde comienzan a descubrir el mundo, a relacionarse, a interactuar con el entorno y desarrollarse como seres sociales. Por su parte, la Constitución Política de la República de Chile (1980), entiende por familia lo expresado en el capítulo 1 Art. N°1, en el que se señala que las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos, indicando a la familia como núcleo fundamental de la sociedad y destacando el reconocimiento del Estado en el amparo a los grupos intermedios, a través de los cuales se organiza y estructura la sociedad, garantizando la adecuada autonomía para cumplir sus propios fines específicos. 

El grupo familiar, según Arés (2002), constituye una de las instancias más importantes en la estructuración de la identidad personal y social, siendo la familia quien proporcionaría el desarrollo de la identidad del niño y esquemas cognitivos que establecerán recuerdos relevantes para su vida. Asimismo, el aprendizaje social se constituye en la infancia, para moldear y mantener pautas de conducta que siguen manifestándose en la adultez, siendo las situaciones familiares como las extrafamiliares, escenarios importantes de aprendizaje para los niños (Bandura, 1974).

Es así, como la dinámica familiar puede ser entendida como el intercambio de relaciones y vínculos que se generan entre sus miembros, interpretándose éstos  como los encuentros entre las subjetividades, mediados por una serie de normas, reglas, límites, jerarquías y roles, entre otros, que regulan la convivencia y permiten que el funcionamiento de la vida familiar se desarrolle armónicamente (Gallego, 2012). Por tanto, todo aquello que transcurre al interior del núcleo familiar, transcenderá en la vida de un niño, dado que, en su etapa primaria, comienzan a emitir conductas de búsqueda de proximidad hacia una figura que le otorgue protección y cuidado, tendiendo a organizar un sistema de conductas de apego (Ainsworth, 1985).

Asimismo, el niño en los primeros años desarrollará un sistema de conductas de exploración, con el objetivo de conocer y obtener información de su ambiente familiar (Bowlby, 1969), considerándose que el desarrollo de seguridad del apego tenderá a construirse tras la disponibilidad física y afectiva de su madre (Ainsworth, Blehar, Waters, & Wall, 1978).  Cabe señalar, que el primero en desarrollar una teoría de apego fue John Bowlby, con el objetivo de explicar por qué los niños se convertían en personas emocionalmente apegadas a sus primeros cuidadores, así como los efectos emocionales que resultaban de la separación. Este autor, intentó integrar conceptos provenientes de la etología, el psicoanálisis y la teoría de sistemas, para explicar el lazo emocional del hijo con la madre.

Competencias Parentales

Las competencias parentales se definen como el conjunto de capacidades que permiten a los padres afrontar de modo flexible y adaptativo su rol, de acuerdo con las necesidades evolutivas y educativas de sus hijos y bajo los estándares considerados como aceptables por la sociedad, aprovechando todas las oportunidades y apoyos que les brindan los sistemas de influencia de la familia para desplegar dichas capacidades (Rodrigo, Máiquez, Martín y Byrne, 2008).

Para Barudy, las competencias parentales se refieren a las capacidades y prácticas para cuidar, proteger y educar a los hijos y de esa manera asegurarles un desarrollo sano (Barudy y Dantagnan, 2005). El autor agrega, que las competencias parentales cumplen un papel fundamental en la crianza y bienestar de los hijos, ya que éstas son las herramientas principales (y a veces las únicas) con que se cuenta para sostener el cuidado afectivo y material que los niños requieren para su desarrollo evolutivo y social, sin olvidar las demandas del entorno donde se desenvuelven cotidianamente (Urzúa, Godoy, & Ocayo, 2011).

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