Conducta Operante

La conducta operante

Se define como conducta operante aquella cuya probabilidad de ocurrencia futura está determinada por su historia de consecuencias pasadas. Dichas consecuencias pueden dividirse en dos grandes grupos.

Si las consecuencias hacen que aumente la frecuencia con la que se produce una conducta se habla de reforzamiento operante. Mientras que si el efecto de las consecuencias es el contrario, es decir, si disminuye la tasa de ocurrencia de la conducta analizada, se habla de castigo.

A la anterior clasificación hay que añadir que en función de si se presentan o retiran estímulos tanto el reforzamiento como el castigo se dividen a su vez en dos procedimientos: reforzamiento positivo y negativo, castigo positivo y negativo.

Reforzamiento

El reforzamiento positivo es de gran utilidad para que los padres lo presenten inmediatamente después de la conducta cuya probabilidad de ocurrencia futura quieren aumentar. Puede emplearse tanto para producir nuevas conductas como para refinar conductas ya existentes.

Algunos consejos útiles a la hora de emplear el refuerzo positivo son los siguientes:

• Debe elegirse cuidadosamente el comportamiento que se va a reforzar. No se trata de aplicar refuerzo positivo ante cualquier conducta, sino ante aquellas que fomenten la adecuada autoimagen de los niños y los valores que los padres consideren importantes para que sus hijos puedan tener una vida plena.

• El reforzador debe ser aplicado inmediatamente después de que se produzca la conducta para que el niño asocie el motivo por el cuál ha recibido atención social o premios materiales (siempre es preferible emplear refuerzos sociales).

• Los elogios que se emitan deben ser creíbles, para que los niños se sientan seguros necesitan que sus padres les feliciten por sus logros reales.

Por otro lado, el reforzamiento negativo se basa en la retirada de un estímulo aversivo para el niño. Por tanto, la consecuencia también es el aumento de la probabilidad futura de que la conducta reforzada negativamente se produzca. Este tipo de procedimiento resulta útil, pero debe emplearse con cautela, ya que si se utiliza con mucha frecuencia puede llevar a evitar situaciones en las que se están empleando los estímulos aversivos. Es decir, el niño no debe aprender que hay que evitar las situaciones que no son de su agrado, lo que debe aprender es que ante determinados comportamientos positivos el beneficio que obtendrá será la retirada de algo que le resulte desagradable.

Castigo

Antes de definir los distintos tipos de castigo hay que tener en cuenta que en análisis de conducta el hablar de castigo no significa empelar el castigo físico. De todas formas, a nivel ético el castigo nunca debe usarse de forma aislada.

El castigo positivo se basa en la presentación de un estímulo tras una conducta, lo cuál hace que esta conducta disminuya posteriormente. Esl castigo negativo consiste en la eliminación de un estímulo ya existente que va detrás de la conducta, lo que hace que ésta se de con menor probabilidad en el futuro.

El castigo continúa empleándose porque, aplicado de manera adecuada, produce una eliminación rápida y duradera de una conducta. Sin embargo, siempre es preferible el empleo de otras técnicas de modificación de conducta, pues el castigo puede ocasionar conductas colaterales emocionales o agresivas como consecuencias. Por tanto, antes de utilizar el castigo hay que evaluar si otros procedimientos menos instrusivos han sido probados como ineficaces.

La Toma De Decisiones es el proceso mediante el cual se realiza una elección entre las opciones o formas para resolver diferentes situaciones de la vida en diferentes contextos: a nivel laboral, familiar, sentimental, empresarial (utilizando metodologías cuantitativas que brinda la administración). La toma de decisiones consiste, básicamente, en elegir una opción entre las disponibles, a los efectos de resolver un problema actual o potencial (aún cuando no se evidencie un conflicto latente).

La toma de decisiones

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