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Cooperación Shepsle y Bonchek


Enviado por   •  7 de Septiembre de 2019  •  Apuntes  •  1.856 Palabras (8 Páginas)  •  158 Visitas

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SHEPSLE Y BONCHEK CAPÍTULO VIII

Tema general: La cooperación.  Lo que hacen las personas como miembros de los grupos. La idea es extender el análisis más allá de la votación, en un sentido sustantivo.  Se centrará en la actividad de la cooperación –decidir cómo se comportarán con las personas de su entorno-

A lo largo del capítulo, se pretende buscar un terreno intermedio entre el individualismo aislado de la psicología, la conformidad del grupo de la sociología junto con la economía y el estudio de la política, la racionalidad individual y la interdependencia social.

¿Cómo sería un mundo sin cooperación?

Antes, se creían más virtuosas a las personas que eran más independientes e individualistas, pues creían que tenían las habilidades necesarias para arreglárselas solas, y prosperar en un mundo lleno de oportunidades y dificultades. Posteriormente encarnó a esta ideología la famosa historia de Horatio Algern un muchacho que lograba el éxito en un mundo cruel por su astucia individual. Pero lo cierto, es que la idea de buena vecindad convivía cómodamente junto con la de la independencia. Por ejemplo, en ese entonces los grupos de vecinos emprendían actividades colectivas.

En cambio, en el paisaje urbano moderno, con su combinación de aislamiento social (a pesar de la aproximación física), se describe a menudo como un espíritu carente de cooperación.

Hobbes describía la vida del ser humano antes de la llegada de la sociedad civil como una vida “solitaria, pobre, desagradable, brutal y corta”. En ese mundo, los individuos tenían que economizar y pasar dificultades para sobrevivir en contra, no solamente de elementos naturales, sino de otros seres humanos. Hobbes argumenta que para evitar esto, y no desperdiciar en cualquiera de los sentidos, se necesitan principios morales (la idea de restringirse de hacer presa en otros), o la sociedad civil (mecanismos sociales de restricción), entonces sería innecesaria la energía individual destinada a la protección y ese esfuerzo podría dirigirse hacia las actividades productivas.

Es mucha la energía que se ha dedicado a través de las épocas a crear sistemas de valores, tanto filosóficos como religiosos, que, de ser exitosos, liberarías recursos humanos destinados a cantidades de protección que con poco económicas. A lo largo de la historia de la humanidad, los sistemas de valores han entrado en conflicto unos con otros y quizá han matado a más personas de las que han salvado (Por ejemplo, las guerras santas, conquistas, etc). Además, los seres humanos tienen deseos y necesidades inherentes que, debido a la escasez, no siempre pueden ser satisfechos todos al mismo tiempo. La escasez por lo tanto, engendra el conflicto. Si bien es cierto que los principios religiosos y las máximas morales pueden tener efectos parcialmente restrictivos, la historia de la humanidad nos indica que son insuficientes para la tarea.

En consecuencia, la mayoría de los seres humanos han apostado a la creación de la sociedad civil  como la manera de liberar energía humana para usos de orden. Hobbes, denominó Leviatán a la entidad con esa facultad para ordenar, detectar y castigar, y la vio como solución de la humanidad a su problema de orden.

Pero aparte de los principios morales y la sociedad civil como soluciones al conflicto presentado, ¿existe alguna otro solución? Sí, aun cuando las personas no hayan asimilado en su interior actitudes pacíficas o de apertura emocional y aun cuando no penda la espada del Leviatán sobre ellas, la cooperación puede surgir y mantenerse. Se trata del implacable interés personal en funcionamiento.

Caso simple: La cooperación entre dos personas.

El comportamiento individual comprende generalmente cargar con ciertos costos con el propósito de asegurar ciertos beneficios (Si un alumno estudia, podrá asegurar un buen empleo después de la graduación). En cada situación, el individuo racional sopesa los beneficios contra los costos. Y el disfruta exclusivamente de los primeros y carga con los segundos.

Pero, ¿qué pasa con las situaciones de grupo en las que un conjunto de individuos busca lograr algún objetivo? Los miembros del grupo deben soportar las cargar de manera individual, pero a menudo los beneficios no son exclusivamente privados. (Por ejemplo: El hermoso jardín de verano del propietario de una casa, también proporciona placer a sus vecinos.)

Una ilustración de esto la proporciona el filósofo inglés David Hume en el ejercicio de los granjeros, donde buscan un beneficio común, pero ambos buscan tener la carga de costo más baja. En estas circunstancias, la clave es la interdependencia estratégica.  Ante esta situación, ¿qué decidiría un granjera inquebrantablemente individualista? En cualquiera de los dos granjeros, existen dos razones para decidir no drenar. Primera razón:, su beneficio es mayor si no drena, sin importar lo que decida hacer el otro, pero segunda razón; y quizá la más persuasiva, es que si su homólogo tiene el mismo patrón de beneficios, es probable que él no drene, lo que hace evidente que tampoco usted lo haga en su propio interés. Cada granjero tiene una estrategia “dominante” para no ser cooperativo, no porque alguno de los dos sea mezquino, sino, porque ninguna tiene un incentivo para cooperar y ninguno quiere que se aprovechen de él, esa es la paradoja de la cooperación.

Cuando el interés personal pesa más que al confianza, el resultado es menos satisfactorio de lo que podría ser para ambas partes.

Caso complejo: La cooperación entre dos personas con repetición de jugadas

Si cada granjero supone que la cadena de oportunidades para la cooperación es muy larga, entonces cada uno de ellos puede estar dispuesto a arriesgarse en la primera ocasión, Lo peor que podría pasar es que sería explotado una vez, aprendería su lección y, simplemente se rehusaría a cooperar en ocasiones subsecuentes. Si ambos granjeros se arriesgaran la primera vez, arrojaría un resultado positivo para ambos, y en la siguiente ocasión, cada granjero recordaría que en el encuentro anterior, había provocado la cooperación del otro, lo cual alentaría a cada uno de ellos a tratar duna vez más. En resumen un pequeño refuerzo positivo puede embarcarlos por una senda de cooperación. Eober Axelrod denomina a la primera vez como la estrategia de comportamiento de “ser amable” y, luego, en cada ocasión sucesiva, al hacer lo que el otro hizo la primera vez, lo llama la estrategia de pagar con la misma moneda. La primera vez, coopera. La siguiente vez, coopera si tu colega cooperó la última vez, pero no cooperes si él no lo hizo la última vez ni vuelvas a cooperar hasta que él cambie sus malos modales, Es decir coopera condicionalmente después de la primera jugada. En ese caso, no es que los granjeros hayan interiorizado un principio religioso (principios morales), ni existe un mecanismo que los obliguen a cooperar (Sociedad Civil – Instituciones) , sino que cada uno, con la idea de una relación social continua, encuentra que es en su interés personal cooperar con su homólogo.

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