Criminologia
beckyXX15 de Febrero de 2012
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TEORÍAS SOBRE LA CRIMINALIDAD FEMENINA
La crónica del hombre, en sus diversas épocas históricas, jamás se ha podido desligar de dos grandes actitudes humanas: el poder y la sumisión, en la persona de señores y esclavos, jefes y sirvientes, vencedores y vencidos, dominadores y sojuzgados.
Smart Carol, por ejemplo, en forma muy radical opina que la explicacion de la criminalidad masculina pasó de la escuela clásica de Beccaria a la positivista que sostiene un determinismo biológico y psicológico; posteriormente vinieron las teorías subculturales e interaccionistas y finalmente, viene la influencia del tema marxista. La criminalidad femenina no sufre este desarrollo por desgracia.
Argumentos de los autores en relación al olvido en el tema de la criminalidad femenina:
a) A que este tipo de estudio está considerado como poco esencial y los temas relativos a la mujer se consideran intrascendentes. Pensamos que este s un argumento por demás simple y radical, en el que no se valora la suficiente información que existe con respecto a la mujer.
La idea de que los temas femeninos suelen ser intrascendentes, inesenciales, prácticamente invisibles, puede ser una peculiaridad en todos los aspectos sociológicos y académicos de pensamiento. Pero esto no es aceptable en el área criminológica, pues cuando la mujer se ve implicada en la justicia penal, el hecho adquiere una enorme importancia; ya que se ponen en práctica una serie de planes penitenciarion y programas que finalmente desmienten la idea de que en el área de las ciencias penales se han olvidado de las acciones de la mujer.
b) A la insignificancia de las cifras; este argumento sostiene que si se ha soslayado el estudio de la criminalidad femenina, o si apenas se ha iniciado su análisis, se debe a la idea de que la criminalidad femenina es relativamente insignificante y no ha constituido realmente un claro problema social.
Vázquez de Forghani agrega que la criminología tradicional, el 100% de su análisis estaba destinado al estudio de la criminalidad masculina, y sólo en forma de paréntesis, se refería a la femenina.
A fines del siglo XIX, se caracterizaron por infravaloración de la cunatía y características de la delincuencia femenina, creyendo identificar los “crímenes femeninos por excelentecia en la prostitución (que no constituye más del 2% de la criminalidad femenina).
c) Al fijar la atención sólo en la criminalidad masculina; argumento que se deduce, por su consecuencia lógica de los dos primeros, si los actos femeninos son inesenciales y la cuantía es tan reducida, no vale la pena detenerse a hacer análisis.
En forma preferencial, reconocemos que en la mayoría de los estudios se hablaba del hombre delincuente, a veces quizá con cierta confusión semántica, ya que muchos autores hablaban del hombre delincuente ferifiéndose al ser humano que transgredía las normas jurídicas, y no necesariamente debemos interpretar que se hablaba exclusivamente del varón, con excepción hecha por autores como Lombroso y Freud, que reservaron una línea por separado al análisis de la problemática femenina.
d) Al manejo de los medios de difusión, comunicación e investigación; por parte del mundo masculino, pues hay quienes piensan que en realidad ese olvido se debe a que el varón se ha apoderado de los medios masivos de comunicación, de difusión y de la comunidad científica, lo cual acarrea una tendencia a no valorar nada de lo femenino, simplemente a ignorarlo o falsearlo, reflejando una inseguridad inherente a una inadecuada estructura mental.
e) Al marco legal al que estaba circunscrita la criminología tradicional; El olvido de los problemas de la mujer puede argumentarse en el plano social más no así en el plano penitenciario, ya que se ha atendido a la par que el problema del hombre delincuente.
Sin embargo, ya que la criminología tradicional explicaba las causas del delito, y estaba circunscrita al marco legal, es ella la responsable real de que los problemas criminológicos de la mujer se han abordado tangencialmente. Conocemos como muchas de las conductas antisociales que cometía la mujer no eran objeto de reacción jurídico penal, así el maltrato y lesiones ejecutadas sobre los menores secondieraban como parte del derecho de “corregir”; o los robos en donde el arrepentimiento de la mujer y la devolución del objeto material dejaban impune su ilícito; o la prostitución, etc. Otras conductas, a pesar de ser delictivas, se quedaban en la cifra negra por diversas razones que conocemos (caballerosidad, corrupción, la idea de la mujer como víctima y no como victimizadora, etc.)
Esta situación genera una cifra de delitos poco significativa, pero al desprenderse la criminología del marco legal, pensamos que pueden considerarse las cifras y buscarse mayor objetividad.
Creemos que los estudios de la criminalidad femenina se ha visto influenciados, aunque en propociones mucho más reducidas que en otros temas, por los cambios estructurales y científicos de las modernas posturas criminológicas.
f) Al trasplante de teorías extranjeras; un argumento válido es el que en América Latina los criminólogos, sociólogos, juristas, son muy dados a importar teorías que están en boga en el extranjero y trasplantarlos como válidas para explicar una realidad totalmente ajena.
Por ejemplo, las teorías norteamericanas pertenencientes a un contexto social radicalmente diferente al nuestra mntalidad nacional, por lo que debemos ser cuidadosos al utilizar hipótesis que se fundamentan en contextos que no son los nuestros.
Este no es un problema privativo del estudio de la criminalidad femenina, sucedió ya en la búsqueda de solucionar problemas tales como la farmacodependencia, o las explicaciones sobre la etiología de las bandas juveniles, o la aparición de subculturas como la de los hippies.
Teresa Miralles, afirma que México ha sufrido el trasplante de explicaciones elaboradas y acusadas en otras latitudes con problemáticas muy distintas, en materia criminológica.
g) A la existencia de un tabú; deberíamos preguntar si hay un obstáculo para estudiar la criminalidad femenina, pues hay autores que piensan que el tema genera una actitud irracional y hasta supersticiosa como si el argumento estorbara la investigación o fijara límites indeseables; es decir, ¿es la criminalidad femenina un tema tabú?.
Un tabú es caracterizado por miedo, aversión e inluso un cierto control ritualista sobre el acontecimiento, sobre lo que se cree del mismo, así como una defensa irracional a dicha aversión.
LOS PIONEROS
Entre los pioneros en el tratamiento de estos temas, a parte de Lombroso, Tarde, Pieraccini y Nicéforo están:
Adolphe Quetelet, fundador de la estadística, autor del libro “La física social”, publicado en 1835, quien va a descubrir y demostraR estadísticamente, cómo la criminalidad femenina es muy inferior a la masculina, en proporción de 6 a 1; asimismo comprobó que el mayor número de delitos los comete el hombre entre los 14 y 25 años, mientras que en la mujer la curvación es entre los 16 y los 27 años.
Sigmund Freud (1856-1939), famoso neurólogo y psiquiatra aborda también el tema de la mujer al explicar su teoría del psicoanálisis, decidido a resolver el enigma de la feminidad, emprende la explicación del complejo de castración adscrito a la mujer.
Comenta que la niña observa sorprendida su diferencia anatómica responsabilizando a la madre de su carencia de pene y no le perdona tal desventaja. Surge en ella una envidia del pene que dejará huella perdurable en su evolución y en la formación de su carácter.
El complejo de castración preprarará el cmplejo de Edipo en lugar de destruirlo; la influencia de la envidia del pene aparta a la niña de la vinculación a la madre y la hace entrar en la situación del complejo de Edipo como un puerto de salvación, la niña permanece en él y sólo más tarde incompletamente lo supera, desarrollándose un futuro comple de masculinidad. Mediante este comple explica la aparición de perturbaciones psíquicas que condecen a la desviación como es en el caso de las relaciones homosexuales.
Y finalmente Freud expresa:
Decimos también de las mujeres que sus intereses sociales son más débiles y su capacidad de sublimación de los instintos menor que los de los hombres. La primera deriva, quizás, del carácter disocial propio, indudablemente, de otdas las relaciones sexuales.
William Isaac Thomas (1863-1947) sociólogo de la Universidad de Chicago que escribió un libro titulado Sex and Society, publicado en 1907 y the Inadjustrd Girl en 1923, parte de la teoría lombrosiana, y explica la criminalidad femenina en términos puramente físicos, incluyendo después e aspecto psicológico y social causal, al igual que Lombroso consideró a las mujeres criaturas inferiores.
Otro estudioso del tema fue Otto Pollak (1908), profesor de sociología de la Universidad de Pennsylvania. En su libro, The Criminality of Women, 1950, sigue ideas muy parecidas a las de Thomas, con influencia freudiana.
Por su parte, los esposos Glueck, estudiaron a cientos de menores delincuentes. Su reporte fue publicado en 1934 con el título Five Hundred Delinquent Women.
Y es necesario mencionar por último que en México uno de los pioneros en el estudio de la criminalidad femenina reflejada en las cifras estadísticas fue Quiroz Cuarón, cuyos etudios comentaremos más adelante.
CORRIENTES ANTROPOBIOLOGICAS
LA ESCUELA POSITIVISTA
La escuela prisitivista sucedío a la escuela clásica, tuvo como representantes principales a Lombroso, Ferri y Garófalo.
El primero logro
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