DONALD WINNICOT

DONALD WINNICOT

Donald Winnicot, inicia como pediatra para después convertirse en psicoanalista y psiquiatra de niños, la hipótesis del desarrollo emocional temprano del bebe y su facilitación por la madre han ejercido una influencia provechosa en los últimos tiempos.

Su obra se centró en los estudios en la relación madre-lactante y la evolución posterior del sujeto a partir de tal relación. A partir de estas premisas se comenzará a desarrollar los puntos centrales de su teoría.

1.8.1 LA MADRE DE DEVOCIÓN CORRIENTE

Las madres después del parto se convierten en las anfitrionas de un ser humano, en donde comienzan a comprometerse de tal manera que ahora atienden sus demandas.

La llegada de un bebé implica que las madres entren en una fase donde ella es el bebé y el bebé es ella, en donde la madre evoca recuerdos de su estado infantil y los cuales influyen en gran medida en las propias experiencias como madre.

Si la madre ha sido bien cuidada, está preparada para saber perfectamente bien cuáles son las necesidades de su bebé en todo sentido alguno, no solo en las necesidades básicas, si no también, de aquellas que son sutiles e invisibles al ojo humano.

A este tipo de actividades y actitudes que toma la madre durante esos periodos, Winnicot utilizó la palabra “Sostén” para definirlo.

Durante el contacto que se mantiene con el bebé, se crea un sentimiento de unidad entre estas dos personas, y le dan la pauta al menor de ser, las reiteradas conductas del sostén de las madres son la base para la capacidad del sentirse del bebé.

Sin embargo, estas conductas de consagración deben de ir acompañas de las fallas necesarias de las madres, dejando así de experimentar la omnipotencia marcada en el menor. Hay que tomar en cuenta que someter al niño a frustraciones intensas o antes de que estén preparados puede ocasionar detenciones en el desarrollo.

Algunas de estas alteraciones que se encuentran durante esta etapa, se deben en una falla del factor de “madre de devoción corriente” en un determinado punto.

Para facilitar el ambiente de los menores, estos necesitan de un entorno estable en donde puedan resolver sus conflictos de amor y odio (instintos), las primeras etapas de los procesos madurativos se convierten en una oportunidad.

Cuando el entorno es suficientemente bueno se da la “integración” de la sensación y la actividad y el apoyo del yo de la madre facilita la organización del yo del bebé.

Lo contrario a esto sería el término “desintegración” la cual se da en la privación casi total de los cuidados básicos de un ser humano, estas fallas están relacionadas principalmente a la salud física.

Para el menor, no existe nada más que él mismo y la madre pasa a formar parte de él, dándose así la identificación primaria que abre pasó al ser. Es posible orientar al menor a todos los procesos vitales, pero este no lo siente como experiencias a menos que sean suficientes para establecer el sí mismo.

Dando comienzo a las relaciones de objeto, se mantendrá una buena relación entre el bebé y la madre, comenzarán a aparecer objetos que el niño puede usar en forma simbólica, alguna falla en este proceso provoca una dificultad en establecer relaciones de objeto.

1.8.2 SOSTENIEDO AL BEBÉ

Las madres tiene una compresión intuitiva que le permite cuidar a su hijo sin haber aprendido a hacerlo, el sostenimiento implica un sentido de responsabilidad y de un compromiso especial.

Si estás se siente lo suficientemente apoyadas por su esposo podrán cumplir de manera satisfactoria su función de madre y cuando sostienen al bebé lo hacen de manera natural. La madre es capaz de discernir entre aquellos que son capaces de sostener a su bebé y los niños a su vez son muy sensibles al modo en cómo se les sostiene, de ahí que se se susciten reacciones tan extremas de un sostén a otro.

Un ambiente facilitador proporciona las bases para desarrollarse según lo esperado, podrá relacionarse creativamente con el mundo.

Para mantener este sostén, se pasan por tres etapas de relación, durante la primera el niño es un ser autocontenido, rodeado solo de sí mismo, en la segunda etapa comienza la movilización atravesando el espacio del menor y por último el niño es sorprendido

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