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Del Escrache al Cyberbullying. ¿Qué puede hacer la escuela?


Enviado por   •  9 de Julio de 2019  •  Ensayos  •  1.629 Palabras (7 Páginas)  •  44 Visitas

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 Del escrache al cyberbullying ¿ Qué puede hacer la escuela?

  En una conversación informal reciente, los participantes recordábamos cómo las formas de comunicarnos habían mutado en los últimos quince años. Ante la ausencia generalizada de celulares , las personas contaban con teléfonos fijos o cabinas en las calles para transmitir mensajes;  ante la ausencia generalizada de internet, la presencia, el cara a cara, tanto en el trabajo como en  las relaciones sociales tenían un peso fundamental. Hoy, las subjetividades nacen y crecen atravesadas por lo mediático. Si bien los vínculos primarios con los padres siguen siendo importantes en la constitución subjetiva, “los humanos no se proyectan sólo en humanos, sino también en máquinas”. (Clase 6/ Cohorte 16)

  Un fenómeno de época que llama poderosamente mi atención es la comunicación de los usuarios de redes sociales. Los llamo usuarios porque en  el contexto socio-histórico actual, el sujeto ha devenido en consumidor y en parte de un mercado  captado por las redes sociales.  En ellas, los in-dividuos muestran, comparten y opinan sobre distintos temas de su interés. Y  también “escrachan”. Sobre este punto voy a detenerme.

  ¿En qué consiste este “escrache”? Un  usuario común postea una foto o comentario, o un usuario  famoso  es protagonista de un evento o incidente visibilizado por los medios.  Como consecuencia de esto, otros usuarios, generalmente anónimos, condenan de forma agraviante y violenta dicha foto, comentario o evento. Lo llamativo es el “efecto cloaca” que tiene este tipo de conductas por parte de los usuarios, lo que abre una puerta para intentar analizar las causas de este tipo de prácticas.

   En principio es necesario caracterizar el paradigma dominante en nuestro contexto socio histórico: el paradigma informacional, el cual tiene una concepción determinada  de los cuerpos, los intercambios y modos de producción  (Clase 4/ Cohorte 16). En este paradigma, el cuerpo está atravesado por la conectividad, y es emisor y receptor de información (me vienen a la mente los movimientos rápidos de los dedos al mandar whatsups o postear en redes sociales, o las posturas corporales con los ojos fijos en las pantallas). La información se caracteriza por su ubicuidad, instantaneidad y, ante todo, su velocidad, y esto demanda otro tipo de habilidades en los sujetos.  Es decir, la participación en las redes demanda  otras capacidades cognitivas, diversas a las tradicionales. La reflexión crítica cede el paso a la opinión o el comentario y  hay una preeminencia de la imagen por sobre lo lingüístico. Debord habla del mundo actual como un mundo constituido por el espectáculo, el mundo vivido como una imagen. Vivir en el espectáculo es algo que no ocurre en la coincidencia espacio temporal sino en la solicitación de los sentidos, especialmente de la vista y del oído. (Clase 6/ Cohorte 16). Castells lo llama el mundo de la virtualidad real. Las subjetividades mediáticas tienen una imperiosa necesidad de ver y  ser  vistas.   Este paradigma echa por tierra muchas prácticas de comunicación tradicionales ya que han tomado preponderancia los llamados medios de acción a distancia, con internet como su máximo responsable de la mutación de las prácticas y las formas cognitivas humanas.  Los sujetos ya no están pasivamente mirando la televisión, sino que crean contenidos, subiendo videos e imágenes, o  participando en foros y chats.

  En este contexto, este “efecto cloaca” que mencionaba   se da mayormente en el anonimato; es decir, el otro es aplastado como sujeto, transformándolo en objeto de deshecho. Pero también hay un efecto de desubjetivización en el propio sujeto al actuar anónimamente. Al respecto, Sloterdijk (citado en Clase 7/ Cohorte 16)  plantea que el humanismo moderno significaba la regulación de las inhibiciones y desinhibiciones del sujeto, es decir, su autocontrol. En la mediosfera, por el contrario, se promueve la desinhibición, lo que explicaría en parte  el fenómeno del escrache. Se puede pensar que  desinhibirse significa mostrar “todo” o expresar “todo”, lo que coincide con la sociedad de la imagen y con la idea de que todo es posible en la virtualidad real en la que no hay una ley que sancione y ponga límites.

   El fenómeno del escrache tiene correlación con otro fenómeno que está sucediendo de  forma creciente en las escuelas: el cyberbullying. Las conducciones reciben a padres que denuncian que sus hijos son acosados en las redes sociales por sus compañeros, y piden a la escuela que intervenga. Algunos docentes también se han visto atacados mediante el hackeo de sus cuentas.  Tanto docentes como directivos  se preguntan si deben intervenir en un fenómeno que , a su criterio, ocurre por fuera de la escuela. Sin embargo, es importante problematizar esta idea  ya que en el  paradigma informacional las nociones de “adentro” y “afuera” están desdibujadas.

   La escuela moderna, siguiendo a Foucault, es una institución disciplinaria que ejerce el control mediante el encierro y la vigilancia. El encierro, marcado por el estar adentro del aula,  se manifiesta en el control del tiempo, el espacio y el movimiento. El docente debe lograr que los alumnos mantengan los cuerpos quietos, la atención monocentrada y el silencio. La vigilancia supone un dispositivo panóptico: el docente mira a todos los alumnos y, al menor desvío de la norma, hay una amenaza de sanción constante. Este sistema fue efectivo durante bastante tiempo, pero a raíz de transformaciones sociales y tecnológicas, las cuales impulsaron mutaciones subjetivas, las formas escolares de la modernidad están en declive. Las subjetividades mediáticas hacen estallar el dispositivo disciplinario en el aula. ( Clase 2/ Cohorte 16)) Los dispositivos de acción a distancia ( celulares, tabletas, etc.)  han perforado el encierro del aula. Castells ( citado en Clase 5/ Cohorte 16) plantea que en las sociedades de control, a diferencia de las disciplinarias, los espacios son abiertos y fluidos. Los actores sociales (y esto incluye a los escolares) no tienen lugares fijos, sino que pueden estar en el aula sin estarlo, y viceversa.

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