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Que Hacer Docente


Enviado por   •  15 de Enero de 2014  •  1.830 Palabras (8 Páginas)  •  181 Visitas

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Reflexionar sobre el quehacer docente es una necesidad constante que debe realizar toda persona que directa o indirectamente se encuentre vinculada con ésta; desde luego, que los más obligados a ello serían los propios docentes y las autoridades académicas.

Pretender ejercer la práctica educativa sin tener claro los fines y propósitos que pretendemos alcanzar, no es educar, quizá cuando mucho, se convierta en un proceso de adiestramiento, el cual, ante la falta de claridad de objetivos, correrá el riesgo de fracasar rotundamente.

Por ello, las instituciones educativas y sus directivos, docentes, administrativos, padres de familia y el medio social donde se encuentre ubicada la institución, deben tener claro qué es lo que se pretende ofrecer a los niños o jóvenes que acuden a un aula, pues de ello depende el producto humano que obtendremos a su egreso.

Mucho se ha escrito con relación al quehacer docente y a las acciones que éste debe emprender al realizar su tarea educativa. La implementación de métodos sistematizados para la impartición de clases ha evolucionado como respuesta a las demandas de incremento en la calidad educativa. Así, recordamos el tradicional sistema de la cátedra, en donde el docente "dictaba" literalmente el conocimiento, hasta contar ahora con métodos en donde la tecnología ha generado novedosas modalidades educativas como lo es la educación a distancia, ya sea vía Internet, o bien, a través de circuito de televisión vía satélite.

Sin embargo, pese a las modalidades didácticas y a la tecnología educativa desarrollada, la educación y sus procesos son aún tema de discusión, análisis e investigación, respecto a su eficacia, pertinencia, calidad y, sobre todo, objetivos.

El término educación proviene fonética y morfológicamente de educare, cuyo significado es conducir, guiar, orientar, aunque para algunos teóricos, la condición semántica del concepto hace alusión a educere, cuyo sentido es el de dar a luz, hacer salir, extraer.

Estas maneras de dar significación al concepto, han generado históricamente dos modelos conceptuales para entender el acto educativo: a) educamos para mantener las condiciones existentes, guiando, formando y reproduciendo patrones de pensamiento y conductas predominantes en un contexto social determinado, o b) educamos para transformar, dar a luz una nueva forma de conducta y valores sociales; es decir, ¿el proceso de educación actual da a los sujetos la capacidad de pensar, analizar críticamente, indagar y decidir sobre su propio universo, o sólo facilita la reproducción y memorización de conocimientos ya establecidos?

Y como parte de estos cuestionamientos, es importante ubicar la posición que adopte uno de los actores principales en este proceso educativo, al cual se le han otorgado diferentes denominaciones, entre las más tradicionales, la de maestro, cuya significación latina es la de jefe o guía; también está la de educador, cuya actuación se concibe dirigida a la formación integral del educando, centrándose sobre todo en la formación del carácter. Mientras que en el caso del maestro, se le ha descrito como el que imparte una enseñanza determinada, dirigiendo su actuación a la formación de aptitudes intelectuales o habilidades profesionales. Incluso, un tercer nombre con el que se le reconoce es el de profesor, refiriéndose de manera más específica, a la persona que proporciona conocimientos o transmite contenidos instructivos sobre algún tema o materia. Definitivamente, no son los únicos nombre que se le han otorgado, pero sí quizá los más comunes, y pese a que se ha pretendido categorizar y atribuir características propias a cada uno de estos términos, el medio social los ubica como sinónimos uno de otro, otorgándole siempre la connotación de sujeto de conocimiento, es decir, del que sabe, del que es autoridad en su materia, el que enseña.

La docencia se ha considerado también como un apostolado, término que proviene de apostolos-apostel, cuyo significado epistemológico se refiere a enviar, ser emisario, transmitir.

Podemos percibir, a partir de los elementos señalados, que la educación, y en especial, la responsabilidad del docente, no es una tarea simple desde su propia definición, y la evolución en modelos educativos y didácticos ha dado mayor complejidad a la misma.

De unos años a la fecha, las instituciones educativas, tanto públicas, como privadas, están invirtiendo en la capacitación de su personal docente y en la modernización de sus espacios educativos. Un ejemplo de ello lo constituye el programa de carrera magisterial iniciado por la Secretaría de Educación Pública durante el periodo presidencial de Carlos Salinas de Gortari, así como los programas de apoyo iniciados por las instituciones de educación superior, a partir principalmente de 1990, en los cuales han integrado a sus docentes, a procesos de formación y especialización en áreas específicas del conocimiento y en el desarrollo de una mayor cultura de investigación científica. Todo ello para responder a las exigencias de sectores, políticos, industriales, y sociales. Sin embargo, se considera pertinente cuestionar: ¿el docente es consciente de los objetivos que su institución educativa persigue?

¿El docente puede responder al cuestionamiento de educar para el cambio, o educar para la permanencia de las conductas e ideologías presentes? Y si responde a cualquiera de las dos interrogantes, ¿tiene claro en lo que está contribuyendo a formar?

Desde luego, la preocupación de las instituciones educativas en capacitar y mejorar la práctica docente es necesaria ante la ausencia de habilidades para la enseñanza en quienes se han ido incorporando como responsables de la educación, específicamente en las áreas de secundaria, bachillerato

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