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Desarrollo De La Personalidad De Los Niños


Enviado por   •  22 de Abril de 2015  •  1.293 Palabras (6 Páginas)  •  782 Visitas

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El desarrollo de la personalidad y conducta de los niños

¿Es lo mismo personalidad, carácter y temperamento? El temperamento es la forma característica que tiene para reaccionar al ambiente, la personalidad es su forma de ser, y el carácter supone lo que el individuo manifiesta de su personalidad ante los demás. ¿Como se forma la personalidad infantil? Desde su concepción, el niño cuenta con una carga genética que hereda de sus progenitores.

Estos factores genéticos hacen que cada niño reaccione de forma distinta en su contacto con el ambiente que le rodea. Dispone de su propio temperamento. La personalidad futura será el resultado del temperamento y las acciones educativas que reciba de los adultos (padres, profesores, hermanos, abuelos), y de las relaciones que establezca.

El niño irá creando una conducta en función de las reacciones que los adultos tengan ante su comportamiento, y de las diferentes experiencias que vaya acumulando.

COMO FAVORECER EL DESARROLLO DE UNA PERSONALIDAD POSITIVA Y FUERTE EN NUESTROS HIJOS

El estudio científico de la personalidad ha experimentado un fuerte impulso en las últimas décadas debido, en buena parte, a dos factores: la constatación de que la personalidad del individuo tiene una importancia primordial en su ajuste social, y a las evidencias crecientes de que el aprendizaje, en lugar de la herencia, determina en gran parte el tipo de personalidad que tendrá un individuo.

El patrón de personalidad es producto tanto de la herencia como de las influencias ambientales. La personalidad se ve moldeada por la interacción constante entre el temperamento y el ambiente.

Los estudios del desarrollo de patrones de personalidad han revelado que hay tres factores responsables de ese desarrollo: la dotación hereditaria, las experiencias tempranas con la familia y los eventos de la vida posterior.

Puesto que la personalidad, como otros campos de desarrollo, es controlable, los niños, con la orientación y la ayuda adecuadas, pueden desarrollar patrones de personalidad que faciliten la adaptación adecuada a la vida. Hay evidencias de que los primeros años de la vida son “críticos” en el desarrollo de la personalidad, y que con el paso de los años los cambios y ajusten en ésta son más difíciles de realizar.

Los dos principales componentes de la configuración de la personalidad son el auto-concepto, que constituye el núcleo, y los rasgos, que son dependientes de aquél.

El auto-concepto es el concepto que tienen las personas sobre sí mismas, sobre quiénes y qué son. Es una imagen especular, determinada en gran parte por los papeles que desempeñan sus relaciones con otros y lo que creen que son las relaciones de los demás hacia ellos. El auto-concepto ideal es la imagen que tiene las personas sobre lo que les gustaría ser.

El auto-concepto es el núcleo de la personalidad, e influye en las formas que adoptarán los diferentes rasgos. Cuando el auto-concepto espositivo, los niños desarrollan rasgos tales como confianza en sí mismos y la capacidad para evaluarse de modo realista, y también podrá evaluar sus relaciones con otros con precisión, lo que conduce a buenas adaptaciones sociales. Cuando el auto-concepto es negativo, los niños desarrollan sentimientos de inferioridad e incapacidad. Se muestran inseguros y carentes de confianza en ellos mismos. Esto produce malas adaptaciones personales y sociales.

Origen de los auto-conceptos. Los auto-conceptos se basan en lo que los niños creen que piensan sobre ellos las personas significativas en sus vidas, como padres, maestros y coetáneos. Por ello son “imágenes de espejo”. Si los niños consideran que esas personas importantes tienen pensamientos favorables sobre ellos, lo harán también ellos mismos, y viceversa. Las primeras auto-imágenes se basan en los contactos que tienen los niños con los miembros de su familia, el modo en que los tratan, lo que les comunican y lo que dicen sobre ellos, y la posición que tienen dentro del grupo. A medida que crece, la influencia de coetáneos y maestros se hace también importante en el desarrollo del auto-concepto.

Los rasgos son cualidades específicas de patrones conductuales, tales como las reacciones ante las frustraciones, los modos de afrontar los problemas, métodos característicos para responder a las personas y las situaciones, las conductas agresivas y defensivas, y las abiertas o de retraimiento en presencia de otros.

Los rasgos se moldean mediante las enseñanzas del niño en el hogar y en la escuela, y por imitación que hace de personas con las que el niño se identifica. Y sobre todo, son dependientes del auto-concepto.

AYUDA A QUE TU HIJO DESARROLLE UN AUTO-CONCEPTO POSITIVO:

-Favorece su sensación de logro. Para ello permite que haga cosas por sí mismo. Refuerza la autonomía en el niño. A partir del momento que el niño puede ir haciendo las cosas por sí mismo, aliéntale a que las vaya haciendo. Ejemplo de eso es el vestirse, lavarse los dientes, o comer.

-Fomenta su capacidad de elección. Permítele elegir entre una variedad de elementos convenientes. “María ¿qué prefieres ponerte mañana para el cole, la rebeca azul o la marrón?.” Incluso un niño que aún no habla puede elegir entre una plastilina marrón o verde para jugar.

-Brinda a tu niño amor incondicional. El niño debe sentirse aceptado tanto si cumple las expectativas de los mayores como si no. Cuando el niño se siente querido, se siente valioso. El afecto que viene con condiciones impuestas produce confusión en el niño y no favorece el auto-concepto positivo.

-Alaba y refuerza sus logros. Celebra sus pequeñas conquistas, ya que eso favorece enormemente la confianza en sí mismo. No olvides elogiar también el esfuerzo, no sólo el resultado.

-Conviértete en un espejo positivo. La base del auto-concepto es lo que el niño cree que los demás piensan de él. Esto es particularmente cierto en el niño pequeño que aprenden de ellos mismo a partir de las reacciones de sus padres. Piensa si estás reflejando una idea positiva o negativa del niño. ¿Le proyectas la idea de que es agradable estar a su lado? ¿De que sus opiniones y deseos se tienen en cuentan? ¿De que es “bueno” o “malo”? Cuando reflejas una imagen positiva del niño, éste piensa positivamente de sí mismo.

-Juega con él. Cuando juegas con tu niño le envías el mensaje de que es valioso y merecedor de tu tiempo. Mantén la atención en el niño cuando estéis jugando. Si tu cuerpo está con el niño pero tu mente está en el trabajo el niño lo notará y ninguno de los dos sacaréis beneficio.

-Dirígete al niño por su nombre. “Chico”, “Pitu”, “Nena” son apodos cariñosos, pero no favorecen tanto el desarrollo de la individualidad como llamarlos por sus nombres. Igualmente cuando hablamos de ellos a terceros es mejor referirlos por sus nombres que por “el niño” o “la niña”.

-Evita etiquetar al niño. Favorece que desarrolle su propia personalidad. Evita encasillamientos y etiquetas como “tímido”, “mandón”, “testarudo”. Cuando utilices calificativos referidos al niño que sean positivos.

-Fíjate en sus cualidades, fortalezas y logros, y estimúlalos. Destácale sus fortalezas y ayúdale a que él las conozca y las verbalice. Esto ayuda al niño a desarrollar conocimiento de sí y de sus propias fortalezas.

-Dale al niño tareas domésticas que pueda realizar. Ayudar en la casa hace que los niños se sientan más valiosos, y les ayuda a desarrollar confianza en sus capacidades. Desde pequeñitos pueden comenzar a colaborar en la casa. Un niño de dos años, por ejemplo, puede encargarse de llevar las servilletas a la mesa. Una vez que los niños aprenden a responsabilizarse con cosas pequeñas, cuesta menos que se responsabilicen por cosas más importantes.

-Ofrece a tu hijo Tiempo de Calidad. Es importantísimo dedicar un rato de tiempo de calidad al niño al día. Es un momento de atención y dedicación exclusiva al niño, jugando, charlando o desarrollando alguna actividad que al niño le guste. Ese tiempo, para que sea de calidad, supone no atender a ninguna otra actividad que el estar en cuerpo y alma con el niño.

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