EL APRENDIZAJE EN INTERACCIÓN

*Resumen

Los procesos de enseñanza y aprendizaje se realizan mayormente por la interacción verbal, debido a esto el lenguaje del docente y su estructura de interacción son relevantes para comprender cómo y qué aprenden los niños y enseñan los maestros.

Al ingresar a la escuela, los niños tienen que interactuar con adultos y otros niños que pueden no compartir su modo de participar en una conversación, sus conocimientos y representaciones culturales, así pues los niños deben presentar la información de manera tal que pueda ser comprendida por otros que no la conocen.

Por otro lado, el maestro puede no percibir las pistas comunicativas del mensaje del niño, ni interpretar el contenido si éste está alejado de su mundo social de referencia, pero debe prestar atención a esas diferencias y lograr que la comunicación en el aula sea eficaz, para ello es importante que conozca el mundo social y personal de los niños.

A los niños pequeños les es más fácil desempeñarse si el maestro crea ciertas rutinas de interacción con una estructura organizativa predecible. Un ejemplo de estas rutinas es la llamada Tiempo de compartir, donde la maestra inicia el intercambio dándole la palabra a un niño y señalando a los demás cual es su rol. Asimismo da lugar a que los niños participen activamente iniciando ellos el turno, sin limitarse a participar sólo para responder al maestro.

Toda interacción en el aula proporciona recursos y estrategias de apoyo al desarrollo lingüístico y comunicativo de los niños. En esta interacción el maestro proporciona un andamiaje para que el niño dé forma a su discurso.

A continuación se presentan algunos intercambios lingüísticos entre el maestro y los niños, los cuales responden a propósitos pedagógicos evidentes.

Al llevarse a cabo una interacción entre el maestro y los niños, es importante que la intervención del docente sea contingente, es decir que en sus respuestas retome el tema introducido por el niño mostrando interés por lo que le quiere decir.

También se apoya la expresión del niño a través de expansiones y reestructuraciones de la emisión infantil, el maestro repite lo que quiere decir y completa los elementos faltantes, así va retomando y cohesionando la secuencia que el niño relata para proporcionarle principios de organización y llegue a producir un discurso más coherente y cohesivo.

Es un error que el maestro intervenga siempre con preguntas en las que pide una respuesta de una sola palabra o frase, ya que la participación del niño se ve limitada. Por lo contrario, se favorece si el maestro expresa interés por lo que el niño ha dicho, recogiendo y ampliando su tema logrando una auténtica reciprocidad en el intercambio, teniendo el niño la oportunidad de poner en juego sus recursos lingüísticos apoyándose en las intervenciones del docente.

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