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EL CULTO A LA MUERTE


Enviado por   •  11 de Septiembre de 2013  •  3.129 Palabras (13 Páginas)  •  321 Visitas

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El culto a la muerte

Por: Jesús Cruz Flores.

Ella. La cubierta del velo vaporoso de la oscuridad. La Santa Muerte, la blanca, la geometría perfecta de la luz. La odiada y de tan odiada amada. La presentida. La temida, la siempre esperada, la democrática con todo lo que implica la democracia y algo más. La conclusora de los tiempos para el sistema aristocrático judeo-cristiano.

La necesidad de una demarcación territorial es notoria en la cultura occidental judeo-cristiana. El espacio de pertenencia a la tierra esta delimitado por la muerte. Se cruza la frontera para ir al estatismo ideal. El cielo, el infierno, el limbo. Tres espacios territoriales distintos, pero a los cuales sólo se accede por la garita de la muerte.

Tres estadías como tres figuras totémicas unificadas. El triunvirato romano que unifica en un emperador el poder. Tronos, Potestades y Dominaciones. Padre, Hijo y Espíritu Santo. El logro de Jesús según la teología fue haber roto el poder de la muerte y ser eterno. La eternidad que al ser humano como tal le esta prohibida. Por ser privatida de los dioses.

Los dioses y los semidioses de la cultura greco-romana están presentes en las ortodoxias cristianas. De ahí que el hijo del hombre tenga que pasar por la muerte para purificarse y redimir (nobleza obliga) Para ser el dios con mayúsculas.

El sistema monarcal esta presente en la mitología greco-romana y en la judeo-cristiana. Jesús el cristo pertenece a la casa de David, es rey y es hijo del hombre y de su padre (Zeus, Deum, Deos, Dios.) Tiene una estirpe humana procedente de un rey y por ende posee una estirpe divina.

La subida al trono eterno (junto al padre y en él.) de Jesús va a ser determinada por su muerte. El costo de la fama dirían hoy en día. Nobleza obliga sería la frase de los nacidos en cuna de oro y no en un pesebre. Su ascendencia aristócrata lo lleva a enfrentar el martirio como posibilidad de redimir al género humano. Redimirse en el acto de la muerte. Vencer a Tanatos. Vencer a la muerte. Para la visión occidental la redención a partir del cordero de dios fue la apertura a la posibilidad real de salvación.

Si tomamos salvar como lograr el paso a través de un acto intermedio. Tendríamos a la figura de Jesus-cristo como aquel que sirve de intermediario para acceder del mundo cambiante y angustiante ( el valle de lágrimas ) al lugar estático que el individuo como tal se merece. Ya sea la salvación con su intermediarios (el purgatorio) o el fuego eterno.En el caso del cielo se toma como goce sublime por toda una eternidad, en el de infierno como dolor por un siempre.

Los polos del Eros y Tanatos son separados definitivamente en la división territorial final. Existiendo no bien una garita intermedia. El purgatorio donde se acaban de expiar las culpas. Una cárcel de readaptación efectiva y quién sale por el favor del rezo de los fieles o por cumplir su condena se incorpora a la gloria eterna.

Una dialéctica tomista la de separar discursivamente los contrarios pero también la de aplicarlos de manera metódica en maridaje. Una tesis, una antitesis y una síntesis.

El alma en el purgatorio paga sus pecados ( delitos) y/o culpas; para llegar al bien se le aplica en su cuerpo etéreo un mal ( mal en el entendido de lo que es el ser perjudicado en los propios intereses) que lo purifica y con el ello se obtiene al ser libre de impurezas. Diría un paradigma de la homeopatía, el mal con el mal se cura ( lo similar con lo similar se cura), o diría la ley del Talión "ojo por ojo y diente por diente". Aunque para el cristianismo el perdón es fundamento ( "La misericordia del Señor es grande y su bondad es infinita" nos recuerda una consigna.)

Los mecanismos de control del cristianismo moderno y de otras ramas del judeo-cristianismo se basan en la contraposición del Eros con Tanatos. No en la unidad indisolubles de Tanatos con Eros (la muerte es vida y la vida es muerte.) De ahí la división territorial del universo de los muertos y el de los vivos. Pero también de ahí la negación a ver la muerte como una continuidad. Asumida la muerte como un rompimiento con orden judicial expresa por los delitos cometidos en la vida. El ser humano es encuadrado con alambre de culpas y temores. El ego es frenado en sus deseos y el súper yo logra ponerle el yugo a su personalidad. Ya sea que este se asuma en rebeldía "sin causa" o agache la cabeza y doble la rodilla ante la presencia del ser divino o divinizado.

Atrapado el creyente en una paradoja de existencia entre el deseo y el deber. La culpa y el castigo. Asume que pese al libre albedrío propuesto como libertad del hacer tiene a su vez que resguardarse de no contravenir la voluntad divina. Algo así cómo la permisividad del padre de familia que mira al hijo hacer de las suyas en la casa del algún vecino "hazlo, es tu decisión", pero llegando a la casa ya veremos lo que te espera por transgredir los parámetros impuestos. Un doble juego entre la permisividad y lo no permitido domina un escenario donde la conciencia regula las acciones. Sirviendo la conciencia como instrumento tortura y de control según se acomode la ocasión. De ahí la necesidad de un instrumento mediador, el perdón divino condicionado a la rectificación hacia la senda del bien. Una violencia ejercida desde el establecimientos de linderos morales-psicosociales.

El Imperio de la fe sin embargo requiere de una suavización de las formas de control hegemónico en la tierra. El amor como el puntal del ideal cristiano. Pero no el amor del deseo ( que este amor pagano siendo más acorde al impulso humano le llamamos querer), no el amor del encuentro y del desencuentro entre las sábanas o en similares "ab libidum". Hablo del amor judeo-cristiano. Por qué vivir en el amor es estar en el camino correcto. Pertenecer a la comunidad implica la sumisión del deseo en aras del deber. Deber estar, deber ser, deber unificar, deber estatizarse en el punto de anclaje permitible. ¿Será por eso que todos los caminos llevan a Roma? ¿Por qué roma es el ideal de imperio, como Jerusalén es la ciudad simbólica?

Cambiemos el orden de los factores, intercambiemos los fonemas. Amor es Roma. Y el amar es el establecer dependencias con el gran árbol de la fe. El amor es ciego, no razona, sólo acata, Amar es rama (diría un personaje Joséruizmarquiano "Amar palabra rara. Similar a rama") En este juego simple de palabras podemos encontrar de una manera resumida el pensar del periodo esclavista y del posterior régimen feudal. Dios es amor, amor es Roma. El imperio de las armas es sustituido por el de la Fe. De ahí las discrepancias de los cristianos

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