EL DIBUJO Y EL JUEGO EN NIÑOS COMO UNA EXPRESIÓN DE SU FANTASMA

EL DIBUJO Y EL JUEGO EN NIÑOS COMO UNA EXPRESIÓN DE SU FANTASMA

Rosario Lemus Barrera

Universidad Nacional de Colombia.
Noviembre de 2015

El juego resulta ser un medio mediante el cual el niño permite conocer lo entrañable de su inconsciente, aunque no todos los juegos tienen dicha cualidad en igual medida. Los juegos en  los cuales los niños se personifican con cualidades de otros sujetos, ya sea con súper héroes, princesas, príncipes, guerreros, animales, objetos, lugares, amigos imaginario y demás personajes del universo de lo imaginable e inimaginables son los que más permiten ver que  la no identidad, facilita las  expresiones ocultas (fantasma) en el niño. Todos los personajes mencionados ocupan un lugar también en el mundo de lo simbólico, lo cual quiere decir que también de alguna manera están en el de lo real. Sin embargo el análisis no es así de simple, dichas expresiones tienen variaciones, que pueden vislumbrar neurosis, psicosis y perversión de diferentes maneras. (Alba, 2011)

Cuando el niño juega se desliga en parte de su cuerpo, lo configura para atribuir características quizá deseables de otros,  con unos tiempos diferentes para la escena y el espacio. Teniendo en cuenta la interacción que he podido tener con niños a través de mi trabajo, puedo decir que los niños cuando juegas sin lugar a duda abre una  ventana de su ser para conocerlos, siempre logran sorprender con una nueva idea, son sumamente sensibles a imaginar otros mundo, otros seres y demás.

En el caso de Timoteo, un niño perdido que olvidaba las cosas o las dejaba en desorden, ya que él no había identificación desde el inconsciente el intervalo de espacio del otro, el niño podía desplegar ampliamente la escena lúdica. Es como si el mundo del juego, no tuviera límite de espacio, lo que a simple vista sería un niño desordenado y despistado, tienen una explicación y una causa quizá  en lo real. Todo ese comportamiento del niño es una manifestación simbólica que se asocia con la libertad al espacio que le daban sus padres,   quienes se olvidaban  del sujeto.

El caso de Martina es muy interesante, porque permite entender que el juego es una manera de crecer,  en donde se requiere aprender, vencer los miedos, pues Martina tenía fobia de los espacios, se había generado un miedo en parte causado por la ausencia del padre, se reafirma una vez más que todo síntoma es causado por situaciones de lo real, situadas en lo imaginario. En en análisis de Martina se resalta la transferencia positiva que el analista logró establecer con la niña, lo cual contribuyó manejar el síntoma.

Se dice que todos tenemos un fantasma que crece en nuestro interior y hace metamorfosis con el tiempo, que va a determinar  ciertas características en la adultez. Es importante mencionar el mundo de los juguetes, ya que los juguetes resultan ser una herramienta muy importante que permite crear un puente entre la observación desde lo real y sujeto.

Rafaela una niña que había perdido a su padre, manifiesta un síntoma característico de actitudes hostiles y crueles, buscando siempre el lado negativo de cualquier situación, es un caso que permite entender cómo el analista puede a través del personaje que tiene en el juego, intervenir desde el punto de vista de analista.

Existen dos acciones del analista que vale la pena detenerse a discutir, el juego como una herramienta de diagnóstico y el juego como un mecanismo de intervención por parte del analista, de lo cual se puede decir en primer lugar que el analista debe propender porque el niño juegue, ya que el analista a través del juego y su deseo pueden lograr intervenciones positivas. (Alba, 2011)

Un asunto que se debe discutir, es cuando un niño no juega, se puede mencionar el caso de Paulita, quien resultaba ser una niña siempre dispuesta  a complacer  al otro, con una posición alienada, y sin libertad. Se puede pensar que la educación de Paulita y en general el trato con sus padres  limitaba ciertas libertades de la niña, se puede pensar también que Paulita no tenía mucha interacción con otros niños.

Mencionando el caso de Lautaro,  es sumamente curiosos cómo siendo un niño en el cual se manifiesta un deseo por  desordenar el campo del otro, resulta liberándose a través del juego de sus angustias, pero es debido tener en cuenta que se personificaba en otro, es decir no era totalmente él.

Un caso que menciona la analista es el caso de Sol, quien en un principio se muestra angustia por abrirse al espacio de otros, enclaustrada en fortaleza. La analista interviene a través del juego, luego de un proceso cauteloso para lograr la transferencia positiva entre ambas. Cabe mencionar lo particular del juego con el cual la analista se acercó a la niña, un juego en el cual la niña seguía escondida detrás de una lupa que le mostraba a la analista un monstruoso ojo que quería atemorizar al analista, dicho juego resulta ser precisamente una pequeña lupa de lo ocurria en la niña.

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