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EL PATRON DEL DELITO.


Enviado por   •  18 de Noviembre de 2016  •  Ensayos  •  3.932 Palabras (16 Páginas)  •  3.020 Visitas

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INTRODUCCIÓN

Uno de los desarrollos teóricos más interesantes de la Criminología en la última década ha sido el enfoque hacia los aspectos situacionales del delito. Sin despreciar la influencia de otros factores que explican el comportamiento delictivo, los teóricos situacionales se han interesado en conocer cómo el entorno físico, las pautas sociales y el comportamiento de las víctimas aumentan las oportunidades para la comisión del delito. En todas las sociedades habrá siempre Personas dispuestas a cometer un hurto, un homicidio o una violación, lo cual no puede ser cambiado.

Los delitos no ocurren al azar ni uniformemente en el espacio, el tiempo y las sociedades. Existen puntos conflictivos en los que se producen muchos más delitos que en otros lugares, Hay infractores muy activos que comenten múltiples delitos y hay objetivos o victimas que son victimizados repetidamente. Hay, por tanto, tendencias: Patrones.

La teoría del patrón delictivo es la propuesta de los Brantingham para explicar cómo se configuran dichos patrones delictivos en el espacio urbano. Estos autores defienden que el delito es un fenómeno complejo, con una etiología completa, y que su estudio, por tanto, no puede reducirse al estudio del infractor. Ellos focalizan su atención en lugar y en el momento de ocurrencia del delito.

Esta primera propuesta de los BrantingHam no describía las características espaciales de los patrones de búsqueda o selección. En publicaciones posteriores (BrantingHam y BrantingHam, 1981 y 1991) presentarían los patrones en el espacio y en el tiempo de infractores y victimas que ayudan a comprender como se configura espacialmente el delito en los escenarios urbanos.


Teoría del Patrón Delictivo

BRANTINGHAM Y BRANTINGHAM. 1994

Es una teoría situacional que busca explicar cómo el entorno físico, las pautas sociales y el comportamiento de las víctimas aumentan las oportunidades para el delito.
Patrón, porque la teoría subraya un conjunto de elementos que se repiten a lo largo del tiempo, por lo que puede tomarse como modelo a una determinada conducta, en esta caso una conducta delictiva.

Esta teoría trata de dar explicación al hecho de que la distribución de los delitos en los escenarios urbanos no es uniforme ni aleatoria, sino que presenta patrones claramente identificables particularmente, estos autores estuvieron influenciados por el enfoque de las actividades rutinarias, planteando que la distribución del delito se asocia a la distribución de las actividades claves de la comunidad, y se relaciona con la familiaridad que el infractor tiene con ciertos espacios urbanos y no con otros. De modo que el delito ocurrirá en unas localizaciones concretas impredecibles, que están definidas por la intersección entre las oportunidades para el delito que ofrecen las actividades rutinarias de los ciudadanos y el conocimiento que el infractor tiene de esos lugares.

La prevención al delito más eficaz puede encontrarse, entonces, en la reducción de las oportunidades que el medio otorga para que se pueda llevar a cabo la acción criminal. Hay un decir popular muy acertado al respecto, en Arca abierta, hasta el justo peca. El diseño de la tienda influye mucho para evitar un buen numero de hurtos en ella (Farrington, 1992). La existencia de armas de fuego tiene mucho que ver con el número de homicidios que se producen en ciertos lugares (Killias, 1993, Lester, 1993), a la vez que, como resultado de diversas contingencias situacionales, sólo una pequeña parte de los intentos de violación en lugares públicos llegan a consumarse (Block, 1989). Aunque los factores que motivan a los individuos a cometer un delito se mantengan constantes, el número de delitos aumenta si se presentan más blancos fáciles o si la vigilancia se debilita. Las actividades rutinarias de la población, como viven las personas, donde trabajan, en qué tipo de actividades de ocio participan, son decisivas para comprender el nivel delictivo de un determinado barrio.

La teoría situacional coincide con la perspectiva neoclásica en su consideración de que la mayoría de los delitos son decisiones racionales, frente a las cuales el delincuente tiene la opción de hacer una cosa diferente. Un ladrón de vehículos podría buscar otros medios, distintos del robo, para conseguir dinero, pero siempre se inclinará por la más fácil y supuestamente segura para él. Los aspectos situacionales pueden ser decisivos en las opciones tomadas por una persona. La elección racional no implica que los delitos sean premeditados. La mayoría de los delitos tienen lugar de manera rápida, fortuita, con una mínima preparación y con un resultado poco fructífero par el delincuente.

 Sin embargo, el delincuente suele ser consciente de lo que está haciendo, y piensa también en alternativas. Delinque porque, en un determinado momento, y según su propia percepción, el delito es la mejor solución a su problema, ya sea económico o personal. Existen grandes similitudes entre las teorías que se han denominado teorías ecológica, teoría del estilo de vida, teoría situacional, teoría de la oportunidad, teoría de las actividades rutinarias, teoría de la elección racional, y la teoría medioambiental. Estas últimas propusieron una integración de teorías sobre el ambiente físico y la motivación del delincuente, que denominaron como teorías del patrón delictivo. Una primera condición necesaria para el delito es la presencia de un individuo motivado para cometerlo. Las actividades rutinarias que realiza el delincuente en potencia. Su vida diaria le ofrece oportunidades para el delito y le enseña modos de llevarlo a cabo.

 Un delincuente que vive en un barrio céntrico de una gran ciudad llega a conocer bien unas cuantas zonas en las que habitualmente transcurre su vida. Sabrá mejor qué posibilidades tiene de cometer un toro en esas mismas áreas, que le resultan familiares, mientras que las zonas residenciales, a media hora de distancia de su domicilio, constituyen un territorio desconocido para él. La tercera condición para el delito puede ser la aparición de un suceso desencadenante; por ejemplo, escuchar una conversación sobre alguien que se ha marchado de vacaciones, u observar una casa que destaca entre las demás por su aspecto o colorido y que, asimismo, tiene una ventana abierta. El método para buscar un blanco u objeto del delito está determinado por un previo esquema que se forma el delincuente, un guión, producto de la experiencia acumulada por ese individuo en anteriores situaciones similares. Se ha introducido el concepto de obstáculos, que son los que deciden el curso de la acción. Estos pueden llegar a ser un impedimento tal que el sujeto activo de la acción criminal abandone la idea, al menos momentáneamente.

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