EL PATRÓN DE CONDUCTA TIPO A Y TIPO B Y LOS ESTILOS DE AFRONTAMIENTO AL ESTRÉS EN UNA MUESTRA DE PERSONAL MILITAR
DaryBeraun21 de Mayo de 2013
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2.1.2 Estrés y Afrontamiento
A Nivel Internacional
Ahora, en cuanto a las investigaciones relacionadas con el estrés podemos mencionar:
Clelan US (1965), citado por Velaochaga (1985), señala la importancia de que la enfermera reconozca los signos de estrés en diversas manifestaciones como dolores de cabeza, fatiga, olvidos y tendencias a menciones excesivamente a un paciente. En donde estas personas ante dichas circunstancias deben crear técnicas que le permitan enfrentar al estrés excesivamente y conservar su propia salud.
También destaca un estudio realizado en Lyon (Francia) por la OIT (1976), en donde las enfermeras son más frecuentemente afectadas y las formas clínicas de estas afecciones son muy variadas, desde leves depresiones hasta grandes psicosis.
Flynn (1983), menciona que la unidad de cuidados intensivos coronarios constituye un entorno estresante, a pesar de la aparente ausencia de actividad febril, ya que parece ser que estas personas tienen mayores expectativas y sensibilidad hacia las condiciones de trabajo y se sienten más vulnerables que el resto de asistentes.
Murphy (1983) considera que el entrenamiento para el manejo del estrés produce una mejoría en el afrontamiento al estrés y una mayor satisfacción laboral.
A Nivel Nacional
Asimismo, en cuanto a las investigaciones sobre el estrés a nivel nacional tenemos que:
Velaochaga (1985) investigó la relación existente entre las características de personalidad de las enfermeras psiquiátricas que las distinguen de otras especializadas y las condiciones estresantes de trabajo en instituciones de salud mental que también difieren de otras actividades de trabajo, tanto en instituciones estatales como particulares, para lo cuál aplicó el inventario de personalidad de los 16 factores de Cattel y el cuestionario de condiciones estresantes de trabajo, en donde concluyó lo siguiente: las condiciones estresantes de trabajo difieren según la especialidad de enfermería siendo las enfermeras que trabajan en psiquiatría las más afectadas, el factor G (fuerza del super yo) de la personalidad presenta puntajes más elevados en enfermeras que trabajan en psiquiatría, así como el factor L (confianza - desconfianza); por el contrario un puntaje bajo en el factor N (inseguridad -astucia).
Olivares, J. (1995) investigó las dimensiones de personalidad y estrés en enfermeras. La finalidad fue correlacionar las dimensiones de personalidad y los niveles de estrés en el personal de enfermería que laboran en el hospital del IPSS de Cañete y el hospital de apoyo Rezola, y a la vez correlacionar los niveles de los síntomas y recursos ante el estrés de dichas enfermeras. Se aplicó el inventario de la personalidad de Eysenck - forma B de adultos, y el cuestionario de evaluación del estrés de Miller L. Ross y Cohens. El diseño es de tipo descriptivo correlacional. Se concluye que las condiciones estresantes de trabajo no difieren significativamente según las dimensiones de personalidad en las enfermeras con respecto a los niveles y síntomas de estrés, excepto en los recursos de defensa ante el estrés de dicho personal, ya que esto presenta diferencias en la muestra total.
2.2 Teoría
2.2.4 Afrontamiento
En cuanto a nuestra variable propiamente dicha, el término Afrontamiento es la traducción del término inglés Coping, y se corresponde con la acción de afrontar, es decir, hacer frente, a un enemigo, un peligro, una responsabilidad, etc., un agente o acontecimiento estresante, en suma (Moliner, 1988).
“Afrontamiento” se utiliza de forma muy amplia en un conjunto de trabajos que se refieren al estrés y a la adaptación en situaciones estresantes. No hay una definición comúnmente aceptada, sino definiciones muy diversas, que varían desde patrones de actividad neuroendócrina y autonómica hasta tipos específicos de procesamiento cognitivo e interacción social.
La mayoría de los investigadores definen el afrontamiento como un conjunto de respuestas ante la situación estresante ejecutadas para reducir de algún modo las cualidades aversivas de tal situación. Es decir, se habla de afrontamiento refiriéndose al aspecto del proceso de estrés que incluye los intentos del individuo para manejar a los estresores. Se trata pues, de respuestas provocadas por la situación estresante, ejecutadas para manejarla, y/o neutralizarla. Es decir, se habla de afrontamiento en relación a un proceso que incluye los intentos del individuo para resistir y superar demandas excesivas que se le plantean en su acontecer vital, y restablecer el equilibrio, es decir, para adaptarse a la nueva situación (Rodríguez - Marín, López - Roig y Pastor, 1990).
Conceptos Principales
Sandín (1995) define afrontamiento como los esfuerzos conductuales y cognitivos que hace el individuo para hacer frente al estrés, es decir, para “manejar”, tanto las demandas externas o internas generadoras de estrés, como el estado emocional desagradable vinculado al mismo. En este sentido, el afrontamiento se relaciona de forma bastante estrecha con las dimensiones de evaluación cognitiva de la situación, de tal forma que a veces resulta difícil separar ambos componentes.
La definición clásica o teoría transaccional proviene de Lazarus y Folkman (1986), quienes entienden el afrontamiento como un proceso, una relación cambiante entre la persona y un contexto; es de carácter dinámico e irá variando según como se despliegue la situación. Lo plantean de la siguiente forma:
‘“Definimos el afrontamiento como aquellos esfuerzos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes que se desarrollan para manejar las demandas específicas externas y/o internas que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos del individuo” (p. 164).’
Actualmente parece haber suficiente consenso en el sentido que el afrontamiento juega un papel importante como componente mediador entre las circunstancias estresantes y la salud. Sin embargo, aunque el afrontamiento se ha empleado con mucha frecuencia desde diferentes perspectivas, incluso actualmente el constructo se encuentra escasamente integrado en el cuerpo teórico de la psicopatología del estrés. Algunos autores piensan que esto se debe a que el concepto de afrontamiento no está todavía sustentado por un cuerpo teórico o un modelo apropiado de evaluación del mismo que permitan investigar con él de forma efectiva.
Leventhal (1993), (citado por Buela-Casal, G. 1996) lo define como el conjunto de procedimientos abiertos y/o encubiertos que una persona usa para manejar una situación problemática. Luego del planeamiento y ejecución de estos procedimientos, la evaluación de los resultados puede resultar en una reevaluación de la efectividad. Esto llevaría a incrementar o disminuir la posibilidad de su uso, o también a un cambio en la representación del problema o finalmente, a una reevaluación en la adecuación de los recursos individuales. Este autor enfatiza de manera especial la distinción entre lo que son las acciones de afrontamiento ( abiertas y encubiertas) y lo que son las funciones de afrontamiento. Estas corresponden más bien a las metas a las que tienden las acciones realizadas, así como a los problemas que pretende resolver.
Tipos de Afrontamiento
Lazarus y Folkman (1986) inicialmente plantearon dos tipos de afrontamiento: enfocado en la emoción y en el problema:
1. Focalizarse en el problema.- se presenta cuando la persona busca cambiar la relación existente, sea alejando o disminuyendo el impacto de la amenaza.
2. Focalizarse en la emoción.- está dirigido a disminuir o eliminar las reacciones emocionales desencadenadas por la fuente estresante. Esta asume que la situación tiene una condición estresante que es inmodificable y por ello centra toda su atención en disminuir el malestar emocional que se va a generar.
En los últimos años se ha ampliado esta posición sugiriéndose otros tipos:
3.Estrategias diseñadas para cambiar el significado del estresor: implican que van a controlar el significado de los eventos estresantes, neutralizando cognitivamente la evaluación de amenaza, pérdida o daño. Se plantean algunas estrategias:
. Realizar comparaciones positivas; se puede plantear que muchos otros experimentan esas situaciones de estrés.
. Ignorar selectivamente; tratar de olvidar el problema pues existen otros aspectos más importantes en la vida.
. Disminuir la importancia del evento ( no magnificarlo).
. Hacer esfuerzos por crear significados positivos a un estresor (reaprecio cognitivo).
Labrador y Crespo (1994, citado por Moscoso, M. 1998) plantean que existen otras categorías de afrontamiento: a) la búsqueda de soporte social y, b) la búsqueda de afrontamiento religioso, que es más efectiva cuando se práctica una religión. Ambas repercuten en la tranquilidad y la operatividad de una persona.
Epstein y Meier (1989, citado por Moscoso, M. 1992) proponen subdividir la segunda dimensión en dos factores: afrontamiento emocional y pensamiento negativo, considerando que así podría obtenerse mayor información. Resultarían ser dos componentes semi - independientes: a) el afrontamiento emocional que estaría asociado a la ansiedad, con énfasis en las tendencias a tomar las cosas de manera personal y a evaluar las experiencias como amenazantes, y b) el pensamiento negativo, asociado a la depresión, destacando una orientación fatalista hacia el mundo.
Ambas formas de afrontamiento pueden en la práctica facilitarse mutuamente; por ejemplo, la reducción previa de estados emocionales como la ansiedad o ira suele facilitar las actividades de solución de
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