ESCUELA PARA PADRES

ESCUELA PARA PADRES

Te graduarás como mamá o papá cuando tus hijos no te necesiten para tomar sus propias decisiones y sean capaces de vivir constructivamente su propia vida, además de tener, a través de sus actividades cotidianas, un enfoque de servicio hacia la sociedad en la que viven.

- Vidal Schmill

Este artículo no pretende dar respuesta a la manera de formar a un hijo, ya que es un tema demasiado extenso y complejo, y además se ha escrito mucho al respecto. Lo que sí busca es ayudar a identificar algunos factores que afectan o fortalecen esa educación, ofreciendo información bibliográfica para consulta.

Durante el tiempo que he trabajado con padres de familia, algunas de las preguntas o comentarios más frecuentes han sido: “¿Lo estaré haciendo bien?,” “¿Cuándo me graduaré como papá o mamá?”, “¿Cuándo se termina de ser papá o mamá?”, “¿Estará bien que le pegue?”, “¿Es malo que le ponga límites?”, “¿Yo los sobreprotejo, será adecuado?”, “Ahora es mi hija la que me dice cómo hacer las cosas o qué decisiones tomar, ¿será bueno que sea de esa manera?”, etc.

En una plática una señora me comentó: “Yo he pensado que cuando mi hijo nació, fue como si Dios me dijera: ‘Aquí te entrego este vaso con agua; de ti depende que le pongas limón y azúcar, y será en su adolescencia una deliciosa limonada. O que le pongas tierra, y para su adolescencia habrás contribuido a formar lodo’. Los ingredientes que utilicé fueron los aprendidos durante mi vida: miedos, preocupaciones, inseguridades, sobreprotección, celos, desesperanzas, tristezas, coraje, amor inmaduro y angustias; y hoy no puedo con este lodo, que se ha convertido en adicto, violento y delincuente. Por eso renuncio a ser madre”.

Caer en las justificaciones trilladas como “yo así aprendí y no sé hacerlo de otra manera”, “a mí me trataron igual”, etc., convierte a los padres en obsoletos, por no actualizarse con las condiciones del presente, y padres caducos, por quedarse atorados mental y emocionalmente en el pasado. “No se puede educar a los hijos como lo hicieron tus padres contigo, pues el mundo para el que te educaron ya no existe” (Schmill, 2011).

Saber si se está haciendo bien o mal depende en gran medida de la disposición

que papá o mamá tengan para interiorizar y revisar qué hay en su corazón, qué

sienten, qué les duele, etc. Es decir, tomar el control de su propia vida y, así, evitar

las proyecciones a la hora de formar a los hijos. Algunas recomendaciones para

hacerlo son:

- Hacer conciencia. Darse cuenta primeramente como ser humano cuáles son sus carencias, habilidades, debilidades y fortalezas. Enseguida podrá entender lo que significa ser padre y la responsabilidad que ello implica.

- Aprendizaje nuevo. Decidir aprender nuevas formas de relacionarse con los hijos, para mirarlos de manera que permita apoyarlos y acompañarlos en sus momentos difíciles, con la convicción de que

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