El Juego Simbólico

El juego simbólico

En el desarrollo infantil, el juego es un canal primordial que a demás de divertir y educar funciona como un medio comunicativo, expresivo y dinámico.

A través de mi experiencia en algunos centros lúdicos, he podido comprobar que los niños juegan de diversas maneras y que existe una evolución en cada edad. En la teoría del desarrollo humano, Jean Piaget estableció tres estadios evolutivos para describir los progresos cronológicos. En el segundo estadio, el Estadio Preoperacional que abarca las edades de los 2 a los 6 o 7 años, se distingue el predominio del juego simbólico o también llamado “de ficción”. Que consiste en simular situaciones, objetos y personajes que no están presentes en el momento del juego.

El juego simbólico es uno de los pilares en el desarrollo del niño porque aporta muchos beneficios en su desarrollo, por ejemplo, les ayuda a comprender el entorno que rodea a cada niño, así como practicar algunos roles sociales. Por otro lado los niños afianzan y desarrollan el lenguaje así como despiertan su imaginación y creatividad.

A todos los niños les encanta cumplir roles en sus tiempos de juegos, y entre más variado sea su entorno más posibilidades tiene para argumentar sus juegos, por ejemplo, uno de sus juegos favoritos es cocinar, tener una familia, servir comidas y comprar cosas con dinero ficticio. Ésta es la realidad de los niños de hoy en sus juegos.

A demás de crecer a través de la representación de roles y beneficiarse de lo que antes se ha dicho, este tipo de juego también refleja la sociedad en la que vivimos, una sociedad que los adultos muchas veces no observamos con detenimiento porque estamos entretenidos en sobrevivir. El juego de los niños puede ser el gran reflejo de la realidad que les estamos dejando ver a través de la vida cotidiana. Por eso es importante que la vida diaria de cada niño, tenga rutinas, momentos felices, palabras cariñosas, protección, atención, estimulo y escucha ya que los niños se adaptan al mundo a través del refuerzo de estos conceptos que cada día aprenden en su entorno, y uno de los entornos básicos y que más influye es sin duda el familiar.

En este mismo aprendizaje a través del juego, cabe resaltar la expresión y comunicación que los niños tienen de sí mismos, como de su entorno y la comunicación con los otros. El juego simbólico permite que el niño vaya estableciendo diferentes etapas en las que se relaciona poco a poco con los demás.

En la primera etapa, con dos años, los niños juegan de forma individual, y esto les permite crear con sus juguetes muchas situaciones, por ejemplo, simular que los peluches duermen, comen, se portan bien o mal. También utilizan algunos de los objetos y juguetes creando nuevas utilidades, algo que estimula su imaginación. Para completar, se debe decir que este tipo de situaciones ayudan a reforzar sus habilidades lingüísticas, ya que es muy común que establezcan diálogos con sus peluches y muñecos y que empiecen a ampliar su vocabulario, así como frases cada vez más completas.

En la etapa de dos a cuatro años, los niños hacen un juego paralelo. En esta etapa, muchos padres se preocupan porque ven que sus hijos juegan solos o no comparten con los demás iguales. Y es que se debe decir que es una etapa en la que los niños están buscando su propia autonomía, y aunque están jugando de manera individual pero acompañado de otros niños, también se retroalimenta del juego de los otros por imitación, algo que favorece su juego y que permite poco a poco el acercamiento a sus iguales. Es cuando aparece la última etapa del juego simbólico, a partir de los tres años y medio, y cuatro años, cuando el niño empieza a compartir con otros su propio rol, en el que se empiezan a establecer normas de juego dentro

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