El Liderazgo Centrado En Principios
zarithemily2 de Febrero de 2012
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PREFACIO UN ENFOQUE CENTRADO EN PRINCIPIOS
En mis seminarios suelo invitar a los asistentes a plantear sus problemas más espinosos y a formular sus preguntas más arduas, que inevitablemente tienen que ver con conflictos o dilemas que no pueden resolverse empleando enfoques convencionales. He aquí unos pocos ejemplos:
• ¿Cómo puedo equilibrar mi vida personal con mi vida profesional en medio de crisis y presiones constantes?
• ¿Cómo puedo sentirme auténticamente feliz por los triunfos y las aptitudes de los demás?
• ¿Cómo se puede mantener el control sobre la gente y al mismo tiempo concederles la libertad y la autonomía que necesitan para ser eficaces en sus tareas?
• ¿Cómo imbuir los principios de la calidad total y el constante perfeccionamiento en todos los niveles y a todas las personas, cuando éstas han acumulado escepticismo a causa de todos los programas supuestamente exitosos del pasado?
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Quizás usted se haya formulado estas mismas preguntas al enfrentarse a los desafíos de la vida real o en su vida personal y en su organización. La lectura de este 1ibrio le permitirá avanzar en la comprensión de los principios básicos del liderazgo eficaz.
Si usted le da un pescado a un hombre, lo alimentará durante un día. Si le enseña a pescar, lo alimentará durante toda su vida.
Al comprender esos principios, estará en condiciones de responder por sí mismo a éstas y otras preguntas difíciles. De lo contrario, tenderá a emplear enfoques fortuitos e instintivos para vivir y para solucionar sus problemas.
En los últimos años, desde la publicación de mi libro Los siete hábitos de la gente eficaz,* he trabajado con muchas personas maravillosas que trataban de mejorar la calidad de su vida y de sus productos, servicios y organizaciones. Y he visto, desgraciadamente, que muchas de ellas empleaban diversos enfoques incorrectos en sus sinceros esfuerzos por mejorar sus relaciones y alcanzar los resultados deseados.
Esos enfoques a menudo reflejaban exactamente todo lo contrario de los hábitos de la gente eficaz. Mi hermano John Covey, que es un consumado profesor, se refiere a ellos en ocasiones como los siete hábitos de la gente ineficaz:
• Sepa reaccionar: dude de sí mismo y eche la culpa a los demás.
• Trabaje sin tener en mente ningún objetivo claro.
• Haga primero lo más urgente.
• Piense en que si otros pierden, usted gana.
• Procure ante todo ser comprendido.
• Si no puede ganar, pacte.
• Tema al cambio y deseche el perfeccionamiento.
• Buenos Aires, Paidós, 1990
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Cuando una persona eficaz progresa a lo largo de un continuum de madurez, las victorias personales preceden a las públicas. De la misma forma, los fracasos privados presagian fracasos públicos embarazosos, sobre todo cuando una persona ineficaz retrocede a lo largo de un continuum de inmadurez, pasando de un estado de dependencia —en el cual son otros quienes le determinan sus necesidades básicas y satisfacen sus exigencias y deseos— a un estado de contra dependencia, donde adopta un comportamiento que oscila entre luchar y huir, y de allí a un estado de codependencia, donde colabora con todos los demás en forma más bien destructiva.
Ahora bien, ¿cómo puede esa persona romper con tales hábitos y reemplazarlos por otros nuevos? ¿Cómo podemos usted y yo sustraernos a la influencia del pasado, reconstruirnos a nosotros mismos y lograr un cambio significativo en nuestra vida personal y en nuestras organizaciones?
Estas son las preguntas a las que este libro intenta
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