El Poder De Las Pandillas
senymon30 de Enero de 2014
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EL PODER DE LAS PANDILLAS (ENSAYO)
Por GRACIELA ALVIRDE PÉREZ
Investigadora en la carrera de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la UNIVA, conductora y productora en Notisistema, Ondas de Alegría y Radio Metrópoli, coautora del libro Sintonizando el Pasado, Presente y Futuro de la Radio, editado por la UNIVA.
y
JORGE DEL POZO MARX
Docente de las materias Radio y Taller de Radio, Coordinador de Vinculación del Departamento de Comunicación-UNIVA, colaborador del diario Público, integrante del comité de programación de la emisora Factor 91, consultor de Red Radio Universidad de Guadalajara; integrante del Consejo Editorial de la Revista UNIVA, miembro del Comité para el Análisis de la Realidad de la UNIVA, miembro del Comité de Medios UNIVA; coautor del libro Sintonizando el Pasado, Presente y Futuro de la Radio, editado por la UNIVA.
Resumen
El Poder de las Pandillas. Las pandillas son un fenómeno social y cultural que en forma paulatina ha adquirido preponderancia en nuestro entorno. Es uno de los principales grilletes que impiden el desarrollo pleno de una buena parte de la juventud, de su futuro. Las perspectivas no son nada halagüeñas. Este cáncer crece sin cesar y se alimenta de los seres más vulnerables: los hijos de las familias humildes.
Se ha hablado mucho de las pandillas, y más cuando éstas contribuyen a mantener una imagen de anarquía y violencia. En este ensayo los autores presentan algunas maneras explicando el origen, desarrollo y características de los movimientos de las pandillas en el estado, el país, en el mundo.
Afirman los autores que a la sociedad le llega mucha información sobre la situación de las pandillas, principalmente por conducto de los medios de comunicación masiva, como son las películas extranjeras en cine y televisión, relacionando las pandillas con la violencia, las drogas, el sexo, la música estridente, la vestimenta estrafalaria, las actitudes extremas, etcétera.
El escenario es lo de menos, el nombre del lugar, también. A lo lejos se escuchan los ladridos de los perros rasgando el silencio nocturno en un barrio latino. Un destartalado auto se acerca a una humilde vivienda –como todas las demás-, pero en la que hay una ruidosa fiesta. Muchachos y muchachas entran y salen de esa casa. De pronto el auto se enfila hacia la puerta, han salido los esperados sujetos y se suelta la balacera, los fogonazos iluminan la oscuridad y se aprecian las caras asustadas de los que reciben las ojivas de metal caliente incrustándose en sus cuerpos. Cinco, diez, trece segundos dura el desequilibrado envío de mensajes de muerte. Gritos de pavor cubren el rechinido de las llantas del auto que se aleja, raudo y se pierde en la oscuridad. Silencio.
El sangriento ritual de ataque y venganza se ha cumplido una vez más. La muerte ha vuelto a ganar un juego absurdo y cruel que ocupa a decenas de miles de jóvenes hispanos en Estados Unidos de Norteamérica y el resto del continente. Tragedias violentas como la descrita no son nada extrañas en las comunidades hispanas de varios países, incluyendo México.
El Poder de las Pandillas. El cáncer de las pandillas. Es uno de los grilletes que impiden el desarrollo pleno de una buena parte de la juventud, de su futuro. Las perspectivas no son nada halagüeñas. Este cáncer crece sin cesar y se alimenta de los seres más vulnerables: los hijos de las familias humildes.
Se ha hablado mucho de las pandillas, y más cuando éstas contribuyen a mantener una imagen de anarquía y violencia, ¿pero de qué manera se cataloga a los movimientos de las pandillas en el estado, el país, el mundo?
Nos llega mucha información sobre la situación de las pandillas, principalmente por conducto de los medios de comunicación masiva, como son las películas extranjeras en cine y televisión, relacionando las pandillas con la violencia, las drogas, el sexo, la música estridente, la vestimenta estrafalaria, las actitudes extremas, etcétera.
Nos muestran una cara maligna sobre los conocidos como chavos banda, y como siempre la tendencia de los seres humanos ha sido imitar, actividad muy bien lograda por los mexicanos, quienes influidos por la ola de la globalización y de pretender ser parte del grupo de países del primer mundo, se esfuerzan por imitar a los chavos norteamericanos, las actitudes pretenden ser iguales, pero las diferencias culturales hacen que éstos se conviertan en una anormalidad, lo que hace mucho más difícil conocer a fondo las pandillas de nuestro entorno.
En EUA, donde es tan común llevar estadísticas y realizar investigaciones de todo tipo, se estima que el 58% de las entidades sondeadas registran la existencia de pandillas. En todo Estados Unidos hay más de 23,000 pandillas con un total de casi 665,000 miembros, que cometen al menos 600,000 crímenes cada año.
Este ritual de violencia y muerte que estos jóvenes practican tiene devastadoras consecuencias para las comunidades que la padecen. Sólo en el condado de Los Ángeles (considerado por los estudiosos como “La Capital Mundial de las Pandillas”), los pandilleros son responsables del 40% de los asesinatos, un aumento del 100% desde hace una década.
Esta cultura del crimen tiene, en muchos casos, profundas raíces. En el sur de California algunas pandillas tienen hasta 100 años de existencia. La razón fundamental de este éxito y permanencia es que las pandillas tienen a su disposición un interminable suministro de aspirantes: niños pobres que crecen en ambientes sórdidos y para quienes la violencia es parte de su vida familiar.
Por ejemplo, la policía ha identificado a 40 pandillas activas en Chicago, de todas las razas y grupos étnicos, compuestas por 600 facciones y con unos 68,000 miembros documentados. El Departamento de Policía de Chicago ha expandido últimamente sus esfuerzos para combatir a las pandillas, con nuevas técnicas que buscan reducir su influencia y violencia mortal. Inclusive, cuentan con cinco equipos estratégicos que funcionan en la ciudad, están conformados no sólo por policías, sino además por fiscales y agentes federales que representan a la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) y al Departamento Antidroga (DEA).
Esta atmósfera de miedo e incertidumbre convierte a las pandillas en un espejismo de seguridad. El pandillero promedio comienza a frecuentar estos grupos a los 13 años. Un año más tarde ya es miembro de la pandilla y al poco tiempo ha sido arrestado por primera vez. A los 15 años, es un experto vendedor de drogas, posee un arma y su nivel educacional es mínimo.
La filosofía básica del pandillero es que siempre es mejor estar detrás del gatillo. A quien le toca estar delante es al resto de la comunidad, la cual vive aterrada en virtuales campos de batalla. La ley que ahí impera es la del silencio ya que la mayoría de los crímenes de pandilleros quedan impunes. Y los pocos que se atreven a delatarlos, corren el riesgo de ser asesinados. A esto se suma el desinterés de las fuerzas policiales en investigar crímenes en áreas de alto riesgo y bajo lustre político.
Optimista, el investigador Javier Sierra, en un análisis difundido en notipunto@notipunto.com ve tres soluciones a este grave problema:
Primero, él asegura que es posible resistirse a ser reclutado por una pandilla. La creencia común es que quien rechaza la oferta se arriesga a un severo castigo. Sin embargo, dice el investigador, un estudio del Departamento de Justicia de los EUA indica que en la gran mayoría de los casos no hay represalias. En cambio, los que sí aceptan, reciben terribles castigos a modo de iniciación.
Segundo, según su investigación, la mayoría de los pandilleros confiesan que rechazarían la vida criminal si les ofrecieran un trabajo decente.
Tercero, las comunidades que sufren este cáncer pueden defenderse solicitando a las autoridades la creación de programas como la vigilancia comunal, prevención de crímenes, revitalización de barrios y participación de los padres en programas escolares.
¿QUÉ ES UNA PANDILLA?
Los autores presentan una definición de lo que es una pandilla expresada por Eva Pagán Hill en La Prensa, Nuestro Hogar, de Orlando, Florida:
“Un grupo de personas que forman una alianza basada en necesidades sociales variadas, que participan en actos que son dañinos para la salud pública y van en contra de los principios y normas de la sociedad.”
Otra definición de lo que es una pandilla la aporta el Departamento de Policía de Longmont, Colorado, EUA:
“Es con frecuencia descrita como un grupo de tres o más individuos con un interés común, un enlace o actividad caracterizada por conducta criminal o delincuente. Las pandillas de costumbre tienen un nombre o una designación.
CARACTERÍSTICAS DE LAS PANDILLAS
Desde mediados de los años 90 las pandillas juveniles son tema de investigación social en América Latina, según el investigador Manfred Liebel. Conocer las señas de identidad de estos grupos y de quienes los integran –que no caben nunca en una óptica de blanco y negro- cuestiona prejuicios y podría promover alternativas.
Desde los años 60, un tipo muy específico de grupos juveniles se extiende como sombra en los barrios marginales de América Latina. Sus nombres –“Los Sacaojos”, “Los Comemuertos”, “Vatos Locos”-, es notorio que hacen un hincapié irónico en sus características. Según el país o la región, los grupos se denominan pandillas, bandas, galladas, climas, parches,
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