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El Sujeto En La Vejez


Enviado por   •  18 de Octubre de 2012  •  1.273 Palabras (6 Páginas)  •  361 Visitas

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EL SUJETO EN LA VEJEZ: CUERPO, IMAGEN Y DESEO

Julia Cristina Tosto Leite

Corpo de Freudiano do Rio de Janeiro

Um ciclo natural é talvez efetivamente imanente a tudo o que existe. (...) Mas, rogo-lhes que se detenham no corte que o simples fato de o homem ser o suporte da linguagem introduz na ordem da manifestação do real que o ciclo comporta. J. Lacan, O Seminário, livro 7, p, 272.

El término vejez alude generalmente a la temida degradación del cuerpo y, no raramente a la condenación de la subjetividad a semejante destino. Cuando planteamos este tema, nos valemos de la estructura propia a este campo, que articula el sujeto del inconsciente y la orden social, para desdoblar nuestra discusión en dos planos: el primer se refiere a la vejez como categoría discursiva de la cultura y de la ciencia, construída al rededor de la noción de un cuerpo en declinación y que acomete al sujeto; el segundo se relaciona a la clínca desarrollada en el ámbito del hospital general, referencia central de un esfuerzo más amplio de elaboración, de donde apuntamos a un sujeto luchando con la sustentación de sus deseos, que, a veces, parece rendirse a la confrontación (tal vez más extremosa en la vejez) con el cuerpo prometido a la muerte.

La perspectiva abierta por el psicoanálisis permite subrayar la diversidad de la acción y efecto de subjetivar frente al cuerpo finito a partir de la dimensión del inconsciente. Apunta también la importancia de la ética del deseo [1].

La fiebre llamada vivir

A los 70 años y luchando con su prótesis en el maxilar, que le consume una “energía preciosa”, Freud, dice que así mismo prefiere la existencia a extinción. Refiriéndose a su propio envejecimiento, invoca el pulsamiento de muerte para hablar del anhelo más hondo de la cesación de la “fiebre llamada vivir”. O sea, ésta sería una fuerza perturbadora del movimiento en la dirección del Nirvana. Desde la biología, “el objetivo último de la vida es su propia extinción”, deseo encubierto por digresiones. También la vejez, dice él, tornando la vida progresivamente más desagradable, volvería la muerte menos intolerable que el fardo de vivir. El soporte central de este nuevo concepto, sin embargo, es la clínica y no la muerte referida a la vida del organismo natural, lo que da margen a mucha equivocación.

Algunas referencias sobre la vejez están presentes en la obra de Freud y en sus escritos personales. Merece destaque la tendencia a la entropía psíquica, entendida como pérdida de la elasticidad, considerada cresciente a medida que se envejece, pero no exclusiva de la edad avanzada [2], base de su restricción al trabajo con ancianos. Tal hipótesis reaparece, justamente, en el boje de la formulación del pulsamiento de muerte, remitiendo a la fuerza conservadora de pulsamiento e indicando la importancia, al mismo tiempo que el límite, del trabajo psiquismo.

Freud se refiere al cuerpo como uno de los orígenes del malestar humano, subrayando que “este permanecerá para sempre como uma estrutura passageira, com limitada capacidade de adaptação e realização” [3] , pero que este reconocimiento no debería tener un efecto paralizador a medida que podemos mitigar este sufrimiento, en parte (incluso con el avance de la ciencia), pero nunca totalmente. Contrapone aun el esfuerzo “narcísico” que busca engañar la muerte, transformando al hombre en un “dios de la prótesis”( o sea, señalando su carácter de engaño) al malestar propio del deseo.

Cuerpo e imagen

En este punto, recorremos a Lacan que señala la función de la imagen del cuerpo como forma y contorno que se constituye a partir de la imagen del otro, que captura y fascina el sujeto. Fascinación esencial para la constitución del yo, a medida que confiere al cuerpo destrozado de los pulsamientos

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