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El aprender como acto subjetivante


Enviado por   •  17 de Octubre de 2017  •  Informes  •  2.406 Palabras (10 Páginas)  •  323 Visitas

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El aprender como acto subjetivante.

Mag. Gladys Leoz

Podemos comenzar a transitar por esta materia haciéndonos algunas preguntas:

¿Quién es el sujeto del aprendizaje?

¿…un sujeto que aprende?

¿ … sólo nos importa saber el cómo aprende?

¿Que es “aprender”?

Quizás ustedes creen que en este espacio curricular vamos a ver teorías acerca de cómo va a aprender un futuro alumno (allá en un lejano 2016, cuando comiencen a ejercer) y que no los va a involucrar en nada a ustedes ahora.

Quizás ustedes creen que lo único que tienen que hacer aquí es pensar como aplicarían, bajarían  esas teorías en situaciones áulicas.

Están equivocados.

Porque para poder enseñar primero tienen que revisar como aprenden cada uno. Para aprender a enseñar, no tienen que mirar al alumno que van a tener en el 2016. Tienen que mirarse ustedes. Sino lo hacen, van a poder aprobar esta materia, pero no les va a servir de mucho.

“...¿cómo puede la escuela propiciar el surgimiento de sujetos escritores, voceros de sus ideas, gestores de actos creativos?.... Quizás posibilitando que los docentes puedan mostrarse como modelos de autoría de pensamiento y de palabra....”[1] 

Este párrafo de Iannantuoni sumado a la idea de que “para enseñar mejor hay que aprender mejor” hace deslizar el punto de análisis acerca de cómo enseñar a revisar el cómo aprender.

Intentaremos revisar como aprendemos. Pensemos en una situación donde nos enfrentamos a algo nuevo que nos demanda un nuevo aprendizaje. Podríamos pensar que les paso cuando se enfrentaron por 1ª vez a la plataforma. Pensemos en que les paso, que sentimientos sintieron?

Para empezar a intentar entender qué es aprender, tenemos que tener en cuenta que el aprender no es una serie de mecanismos y procesos cognitivos atemporales y aespaciales que se dan en todas las personas más o menos de la misma forma siempre.

Ahora bien, el acto de aprender no es un acto en que el sujeto permanece impávido, sereno, sino que es altamente movilizante.

Asumir la posición de aprendiente, implica asumir que no todo lo sabemos, lo cual es angustiante, ansiógeno o por lo menos inquietante.

No siempre es fácil hacernos cargo de lo que no sabemos, porque uno puede pensar que si asume abiertamente que no sabe, queda como un tarado frente a los amigos, frente a los que nos interesa quedar como el “superado”. Pero si no asumimos nuestra ignorancia, seguimos sin aprender y ahí si quedamos en empobrecidos frente a nosotros mismos y frente a los demás. Si nos hacemos cargo, nos enriquecemos. Poder tolerar la castración (poder tolerar que siempre hay algo que me falta) remite a la salud mental del sujeto.

Por ejemplo, yo –por cuestiones familiares- no sabia manejar hasta hace grande. Nunca me molestó mucho esta situación porque no tenia un auto. Cuando apareció la oportunidad de comprar un auto, tuve que reconocer que era algo que no sabia, que había alguien que debía enseñarme, y que habría un periodo de tiempo –hasta que aprendiera más o menos bien hasta que se automatizara- que iba a tener que practicar y concentrarme mucho. Asumir la posición que uno esta castrado, que no es completo, que algo nos falta, no es agradable, pero puede ser paralizante o no.

El proceso de aprendizaje se genera en la inquietud y la engendra. “Reconocerse un derecho a pensar implica renunciar a encontrar en la escena de la realidad una voz que garantice lo verdadero y lo falso, y presupone el duelo por la certeza perdida. Tener que pensar, dudar de lo ya pensado, verificarlo, son las exigencias que el yo no pede evitar” (Piera Aulanier) Es decir, el poder pensar algo distinto a lo que se proclama como “lo verdadero” o “lo falso” indiscutido, nos pone ante la angustia de perder la certeza. Toda certeza trae tranquilidad. Si tengo la certeza de algo no tengo que hacer nada. No tengo que buscar ninguna respuesta.

Por otro lado es también angustiante porque nos enfrenta a perdida de lo conocido familiar, dominado para sustituirlo por algo desconocido. Implica abandonar certezas y enfrentarse a las incertidumbres, dudas y contradicciones... en última instancia implica enfrentarse a la castración. Baraldi[2] dice que la duda y la contradicción son momentos esenciales de la construcción del saber y del conocer.

Si Copérnico se quedaba con la certeza que la tierra era todo lo que existía, que era la teoría de moda de esa época. Era “la verdad científica” nunca hubiera podido descubrir que la tierra era solo un elemento más del universo, y ni siquiera era un elemento demasiado importante.  Pero poder pensar que las cosas eran distintas le trajo angustia, porque primero tuvo que admitir que la verdad científica que daba todas las respuestas estaba equivocada. Fue como un salto en el vacío. Y el psiquismo humano tiende a buscar puntos de certidumbre. Ante la incertidumbre aparece la angustia.

En segundo lugar tuvo que comenzar a buscar respuestas. Si esa teoría que había sostenido hasta ese momento no daba cuenta de la realidad ¿Cual era la realidad? Y cuando el tuvo su respuesta, casi le va la vida en ello.

Pero si el sujeto no se atreve a pensar por si mismo queda alienado a la palabra del otro.

Otro punto de angustia que implica el posicionarse como aprendientes es que el sujeto se enfrenta a la tarea imposible de “entender en su totalidad”. Tanto el docente como el alumno al trasmitir las significaciones siempre aborda la cosa sin poder acotarla con un significado que capture su esencia plena. Tarea imposible ya que siempre queda un resto que escapa a la cadena significante. Este no poder explicar todo, este no poder entender todo, es un punto de angustia y de malesentendidos porque el sujeto siempre tiene la “fantasía” que lo dijo todo, y que todos lo entendieron. Esta realidad hecha por tierra  toda aspiración pedagógica relacionada con la creencia que el alumno puede aprender todo lo que trasmite el docente, así como también la ilusión del docente haber trasmitido todo sus conocimientos como había planeado.

Como verán es fundamental siempre tener en cuenta que el aprendizaje es siempre el aprendizaje de un sujeto. Y este no es nunca una serie de mecanismos constantes y repetidos, sino que es un sujeto situado, un sujeto que desea, que procesa, en un espacio particular de interacciones sociales e institucionales.

Es decir que el cerebro y la estructura cognitiva de una persona no son los únicos elementos intervinientes a la hora de aprender, sino que jugaran un rol definitorio la constitución subjetiva del mismo y el entramado de vínculos (familiares, sociales, escolares) en que esta inserto. Este juego de vínculos e interrelaciones que se desarrolla día a día en el ámbito escolar tiene por función fundamental la construcción de subjetividades. Que quiere decir esto? Que el acto de aprender –principal acto que  debe propiciar la escuela- propicia un cambio en cada uno… un cambio no sólo a nivel de que nuestro pensamiento se hace cada vez mas abstracto  sino que podemos tener mayor capacidad de discernimiento no solo de ecuaciones matemáticas, sino mayor capacidad de reflexión respecto de nuestra condición de seres humanos, respecto de nuestra realidad social, nos configuramos como seres únicos,  irrepetibles, con posibilidad de pensar por nosotros mismos…

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