El comportamiento humano como expresión de personalidad

Introducción

El comportamiento humano como expresión de personalidad a través de sus acciones, está determinado por un estímulo o una necesidad que surge en el espacio a contexto donde el individuo se desenvuelve (Oliveros,2003, p.16). De aquí que estas acciones consientes e inconscientes, sean productos de su interacción con el ambiente y suscitadas desde las experiencias o aprendizaje de dicho individuo. Esto última afirmación vislumbra que el comportamiento humano se va forjando en la medida que el individuo interactúa y aprende de su entorno. Sin embargo, este escenario de intercambio y enriquecimiento, se encuentra sujeto a factores sociales, culturales, históricos y evolutivos, los cuales interactúan desde que el individuo es inscrito en una estructura social, con unas representaciones del mundo y formas culturales, que van determinando nuestro comportamiento y formas de ver la realidad (Morresi, 20007 y Vivas 2013).

Desarrollo

Teniendo en cuenta lo expresado, vemos como la interacción social del individuo con el ambiente, es uno de los factores más determinante en su comportamiento, ya que lo provee de representaciones sociales desarrollas desde la comunicación y la cultura de un colectivo, determinando en él, creencias sobre la realidad y generando transformaciones en su comportamiento, en la medida que el individuo se va cultivando socialmente.

Sobre esta base, la interacción social como factor determinante en la transformación del comportamiento del individuo, lo sumerge primero en un colectivo de personas que moldean sus acciones sociales, a partir de sus creencias y comprensión de la realidad, y segundo lo somete a espacios que, de acuerdo a sus características, reducen las posibilidades de escenificación de estas acciones sociales (Vivas, 2013, pp.263-264).

El primer aspecto trazado, aunque ayuda al individuo a construir sus representaciones de la realidad, está condicionado por el lenguaje (símbolos, palabras), las creencias y conocimientos del mundo, que caracteriza a dicho colectivo. En tanto las acciones del comportamiento del individuo serán subjetivas a al grupo social (Vivas, 2013, p.265). Un ejemplo de ello, son los comportamientos de dos niños, uno que arroja una envoltura de un caramelo al piso y caso contrario, el niño que la guarda en su bolsillo hasta encontrar a una cesta de basura. Ambos pertenecen a colectivos con acciones sociales diferentes, pero el comportamiento de cada uno evidencia la influencia del colectivo en su comportamiento.

Por su parte el segundo aspecto planteado por la interacción social, sugiere que nuestra vida cotidiana se desarrolla en espacios donde se restringe las acciones de acuerdo a las características del espacio y las normas sociales que este implique (Vivas, 2013, 263). Lo anterior es fácil de ilustrar, pues no actuamos o reaccionamos de la misma forma en nuestro hogar que en nuestro trabajo ante determinadas situaciones. De igual manera, nos sentimos más cómodos y motivados trabajando en espacio de decorado y amplio que en uno pequeño y gris.

Como se puede observar, gran parte de la forma en como nos comportamos, está ligada íntimamente a la interacción con el ambiente (colectivo y espacio), pero esto solo pone en funcionamiento desde las representaciones sociales, pues son las permiten, la comunicación de personas con los mismos intereses en pro de la construcción de grupos sociales (Vivas, 2013, p.264), en tanto, actúan como modalidades de conocimiento que contienen el estado del mundo y los objetos que lo constituyen (Jodelet, 1998 citado por Vivas, 2013, p.264).

Desde esta premisa, podemos decir que la percepción del mundo que nos rodea, esta influenciado por las representaciones sociales y, por lo tanto, también nuestras acciones de comportamiento, ya que estas interactúan con la realidad consensuada establecida por un colectivo a través de la interacción social, sirviendo a sus intereses y particularidades. De aquí se desprende, el porqué algunas personas pertenecientes a un grupo social (religioso, político, sectario) asuma ciertos comportamientos, como el no aceptar una trasfusión de sangre, pues su clero lo prohíbe.  

Según se ha citado, el proceso de construcción de la realidad del hombre implica

también cambios en su conducta, pues en la medida que su desarrollo personal

se va cultivando, va adquiriendo elementos que enriquecen su personalidad y formas culturales que favorece a su movilidad y actualización de sus representaciones del mundo (Simmel, 1988 citado por Mosseli,2007, p87). Estos elementos y formas culturales, propios de las practicas sociales, ayudan a la autonomía e individualidades del hombre, pero también lo han envuelto en estilos de vida artificiales, provocados por las esferas culturales y los estímulos de la modernidad, causando trasformaciones triviales en el comportamiento humano (Mosseli,2007, pp.88-91).

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