El dormir del cerebro

El dormir del cerebro

Ensayo

Renata Á.

Introducción

¿Alguna vez, por algún tiempo, has batallado para quedarte dormido o te despiertas a mitad de la noche y no puedes volver a conciliar el sueño? A eso se le llama insomnio. Parafraseando a National Heart, Lung, and Blood Institude (NHL)^[1], el insomnio es un trastorno común del sueño; las personas que lo sufren tienen dificultades para dormir o se despiertan sin razón alguna y ya no pueden reconciliar el sueño.

Se especula que el insomnio es una de las causas por las que el cerebro reduce su tamaño. En este ensayo voy a dar pruebas de si esta especulación es falsa o verdadera, tomándola como tesis. Para responderla, me voy a basar en un estudio realizado por un equipo de científicos de las universidades de Oslo y Oxford encabezados por Claire E. Sexton. Abarcaré el recuento histórico del tema y las causas de este; también estadísticas del número de personas afectadas por este mal en México, y consecuencias que tiene.

Desarrollo

El insomnio ha estado presente desde hace siglos, pero fue entre 1900 y 1987 que las características, tipos, y los tratamientos no farmacológicos fueron aplicados.^[2]

Las causas de este mal se catalogan en médicas y no médicas. Las médicas consisten en “enfermedades metabólicas, neurológicas, reumatológicas, digestivas, cardiovasculares y todas aquellas que pueden interrumpir el sueño por dolor […] infecciones, próstata, así como el embarazo y la menopausia.”^[3] Y las causas no médicas se refieren a “malos hábitos de sueño, uso y abuso de sustancias y medicamentos, trabajos por turnos o viajes frecuentes transoceánicos, etc.”^[4]

Según un artículo de Rafael Montes^[5] publicado en el periódico El Universal 30% de los mexicanos sufren de este trastorno siendo que el 65%, del 30% antes mencionado, de los casos no se trata ya que los pacientes no le dan importancia o consideran que es síntoma de otro malestar. Lo que me lleva a que la gente no piensa en las consecuencias que este mal podría traer a sus vidas.

“El hecho de padecer insomnio no tiene consecuencias irreversibles para la salud.

No obstante, puede afectar a la actividad diurna y dificultad(sic) las tareas que requieran

atención, así como producir somnolencia.”^[6] No obstante, retrocediendo a mi tesis, se cree que tal como hay consecuencias que no se ven graves, hay otras que te dañan peligrosamente, como la reducción del cerebro.

Un equipo de científicos de las universidades de Oslo (Noruega) y Oxford (Reino Unido) ha resuelto en su último trabajo que, aparte de que la falta de sueño acelera el envejecimiento del cerebro, también altera su tamaño, disminuyendo el volumen cerebral. Las conclusiones del estudio, que han sido publicadas en la revista Neurology, detallan un experimento con 147 adultos de entre 20 y 84 años de edad a los que examinaron minuciosamente con objeto de comparar sus dificultades con el sueño con el volumen del cerebro. Así, los participantes pasaron por pruebas de resonancia magnética cada 3,5 años y completaron un cuestionario sobre hábitos de sueño.

Los resultados revelaron que las dificultades para conciliar el sueño estaban relacionadas con un descenso mucho más rápido de lo normal del volumen general del cerebro, siendo mucho más grave en las personas mayores de 60 años.  ^[7]

"Aún no se sabe si la mala calidad del sueño es una causa o una consecuencia de los cambios en la estructura del cerebro"^[8], dice la líder del proyecto, Claire E. Sexton.  También comentó que en investigaciones futuras, habrá que volver a comprobar si mejor la calidad del sueño hace que recuperes el tamaño original del cerebro, y que si es así, mejorar los hábitos del sueño es un medio importante para mejorar tu salud mental. ^[9]

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