“El juego como intervención en el acompañamiento terapéutico en niñez”
EricademarcoMonografía9 de Julio de 2017
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Monografia
“Instituto Superior RedBA”
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Tema: “El juego como intervención en el acompañamiento terapéutico en niñez”
Docente Titular: Lic. Sergio Sàliche.
Alumnas: - Maria Clara Ontivero.
- Brenda Oyene.
- Anahi Salcedo.
- Veronica Mariela Lamas.
- Erica Gisela De Marco
Fecha de entrega: 28 de Junio de 2017
Curso: 979
El juego como intervención en el acompañamiento terapéutico en niñez.
Introducción.
El presente trabajo se llevará adelante con el propósito de investigar acerca de la vinculación que creemos existe, entre el acompañamiento terapéutico en la niñez, y la exploración creativa a través del juego. Consideramos que es necesario conocer acerca de esta temática ya que interpela directamente en la práctica diaria de un acompañante terapéutico. Para empezar a cuestionarnos es necesario es necesario plantear objetivos que guíen ésta investigación que será de carácter estrictamente teórico y en la que utilizaremos bibliografía sobre acompañamiento terapéutico, juego y desarrollo evolutivo en la niñez.
Sabemos que una de las funciones del Acompañante terapéutico es la de favorecer espacios dónde el paciente pueda explorar su creatividad, por ende, nos urge problematizar y cuestionarnos acerca de cuales son las implicancias del AT respecto del juego en la niñez.
Entendemos que durante la actividad de jugar se experimentan sensaciones de liberación pero por sobre todo diversión, por este motivo consideramos que el juego puede utilizarse como medio y fin terapéutico en sí mismo, en la etapa de la niñez.
Gracias a estos motivos es que decidimos profundizar a lo largo del desarrollo de ésta monografía los siguientes objetivos:
Objetivo general: Investigar acerca del juego como herramienta de intervención en el acompañamiento terapéutico en un niño o niña.
Objetivos específicos:
.Indagar acerca de la importancia en el contacto corporal durante la actividad de juego con un niño.
.Investigar acerca de los aportes del psicoanálisis al concepto de juego como herramienta terapéutica.
.Analizar el rol y las funciones del AT durante el acompañamiento a un niño.
A lo largo de la presente monografía intentaremos dar cuenta de los objetivos planteados anteriormente ya que consideramos que es de suma importancia como estudiantes y futuros acompañantes visibilizar nociones básicas sobre la importancia del juego para el desarrollo de una praxis adecuada en el trabajo con niñas y niños.
Nos centraremos en el abordaje del juego para con los infantes, como medio y fin terapéutico en la labor del acompañamiento terapéutico.
Postularemos algunas de las diferentes teorías psicoanalíticas que abalan y exponen la importancia del juego como herramienta terapéutica del niño y niña, con el fin de explayar nuestra investigación y que nos ofrezca un sostén en nuestro futuro labor como AT con niños. A continuación de esto, indagaremos sobre la importancia del contacto corporal durante dicho juego. Sabemos bien que el juego es un instrumento terapéutico enriquecedor para el equipo tratante del niño, ya que no solo es la puerta al inconsciente sino que conduce al niño a la integración, aprendizaje, sociabilización, desarrollo y otros aspectos fundamentales para que su crecimiento sea psíquicamente saludable. Dicha herramienta también es estimulante y facilitadora a la hora de relacionarse con los demás (sociabilizar). También postularemos y nos centraremos en la función del AT, la exploración creativa, como sostén para el fundamento de nuestra investigación.
La bibliografía dada por la catedra que nos inspiró para realizar esta monografía es:
· El contacto corporal en el acompañamiento terapéutico (Texto de módulo)
· Sostener a un sujeto, un caso clínico (Capitulo 7 del libro)
· La función del AT (Capitulo 2 del libro)
Y utilizaremos bibliografía extensiva con el fin de completar nuestra investigación.
Desarrollo.
Las teorías psicoanalíticas sobre el desarrollo funcional, estructural y el significado del mundo interno de niños pequeños derivan en gran parte de las observaciones de horas de juego en la consulta. Los analistas de niños intentan entender qué expresan a través del lenguaje del juego, sobre sus más profundas fantasías y de sus procedente relaciones con los demás.
Durante las primeras fases del desarrollo de la teoría psicoanalítica, Sigmund Freud utilizó el fenómeno del juego del niño para ilustrar e identificar los orígenes de diversas características del funcionamiento psíquico en la vida adulta. Con respecto a la función del juego, muchas de las descripciones y formulaciones de Freud continúan siendo centrales de la teoría psicoanalítica infantil. Ejemplo de ello es el origen del contacto del niño con la realidad; el nacimiento y empleo de la fantasía; la tendencia a tomar un rol activo sobre experiencias vividas pasivamente; la compulsión a la repetición como una manera de elaboración de experiencias traumáticas y la formación del super yo.
En el año 1905, Freud se refirió por primera vez al juego infantil sugiriendo que el juego aparecía cuando el niño comienza a utilizar palabras y a organizar sus pensamientos. También consideró que el juego ofrece una función reparadora de experiencias traumáticas. Esta función del juego fue un ejemplo de la inclinación natural por rebelarse en contra de la pasividad y por la preferencia de roles activos, al servicio de la práctica y adquisición de mayor autosuficiencia. El padre del psicoanálisis hizo énfasis en que detrás del juego infantil subyace otra fuerza conductora llamada “compulsión a la repetición”, en la cual el niño hace revivir sentimientos asociados con experiencias placenteras.
Otros teóricos posteriores a Freud, continuaron observando el juego como una forma de descarga o como una función moderadora para el niño. Melanie Klein por ejemplo, enfatizó que los juegos se presentan como creaciones de objetos maternos sustitutivos, seguidos de su destrucción y reaparición. Tomó en cuenta las observaciones de Freud respecto al rol de la repetición compulsiva y de su empleo en el juego infantil como un aspecto central para adquirir el control sobre su conflictiva interna. Desde el comienzo del desarrollo de la técnica del juego, la psicoanalista aplicó los principios básicos del psicoanálisis: la exploración del inconsciente (como tarea principal del proceso psicoanalítico) y el análisis de la transferencia (como medio de lograr dicho fin). Tales principios dieron las condiciones necesarios para que el niño pueda superar sus resistencias a experimentar y expresar sus pensamientos, sentimientos y deseos que eran incompatibles con las convenciones usuales y en contraste con mucho de lo que se le ha enseñado.
En cuanto al empleo de juguetes, ella observó que era esencial para el análisis guardar aquellos juguetes significativos para cada niño que tratase. Es importante que el niño pueda manifestar su agresividad en la situación analítica, y en especial, que el analista comprenda por qué en ese momento particular de la transferencia aparecen impulsos destructivos, observando sus consecuencias en la mente del niño. Melanie tomó en cuenta la ilimitada variedad de situaciones emocionales que pueden ser expresadas a través del juego; por ejemplo: sentimientos de frustración y de ser rechazado, celos del padre, madre o de hermanos y hermanas; agresividad acompañando esos celos; placer por tener un compañero y aliado contra los padres; sentimientos de amor y odio hacia un bebé recién nacido o que está por nacer, así como la ansiedad resultante, sentimientos de culpa y la urgencia de reparación. También dio importancia a la actitud del niño ante el juguete que ha dañado, ya que ésta es muy reveladora.
Otros aportes a la Técnica de juego son los de Anna Freud, quien consideró que el juego temprano del niño con su cuerpo y el de su madre estimula su capacidad de diferenciarse de los demás y también ayuda a distinguir entre fantasía y realidad. El juego que el niño desarrolla posteriormente con juguetes, el juego solitario y el juego en grupo son expresión de energías desplazadas, que han sido canalizadas, sublimadas y preparan el terreno para la realización de objetivos, la resolución de problemas y la habilidad de trabajar. Ella considera que el niño mediante la actividad lúdica, intenta obtener un dominio sobre sus conflictos generados desde su interior y también desea controlar aquellos que provienen de la realidad externa. Desde su perspectiva, el juego es importante porque impulsa al niño hacia una creciente capacidad de autonomía, autoconfianza, socialización y trabajo.
En cuanto a otro autor, Donald Winnicott, uno de los máximos exponentes del juego como herramienta terapéutica, quien fue pediatra, psicoanalista y psiquiatra; sostiene que el juego es una forma de vida básica que ayuda a desarrollar la autonomía del niño en relación a los demás. El argumentó que la excitación del juego no está principalmente asociada a expresiones displacenteras, sino que también se asocia con las precarias sensaciones placenteras del niño, que provienen de un interjuego entre la realidad psíquica personal y las experiencias de control de objetos actuales. Este interjuego deriva de las más tempranas experiencias de control mágico de las respuestas maternas y ayuda a que el niño confíe en su disponibilidad y amor, en su propio potencial mágico. La internalización de estas características establecen las bases de los futuros juegos, que se desarrollan en forma solitaria o acompañada, y en los cuales el niño puede crear o recrear un mundo donde permanece flotando entre la realidad psíquica y la realidad objetiva. (Cabe destacar la gran diferencia que hay entre un niño neurótico y uno psicótico, ya que a diferencia del último el niño neurótico posee la capacidad simbólica que le permite la expresión de sus conflictos mediante el “como sí” en el juego. Es capaz de discriminar y manifestar una mejor interrelación entre fantasía y realidad, tiene juego simbólico, el niño psicótico no). Para este autor el juego es el reflejo de la capacidad del niño de ocupar un espacio entre realidad psíquica y realidad externa, en el cual el niño utiliza elementos de ambas realidades. En otras palabras, dicha zona intermedia llamada “espacio transicional” constituye la mayor parte de la experiencia del bebé y se conserva a lo largo de la vida en las intensas experiencias que corresponden a las artes y la religión, a la vida imaginativa y a la labor científica y creadora. En ese espacio potencial el niño reúne objetos o fenómenos de la realidad exterior y los usa al servicio de una muestra derivada de la realidad personal. Sin necesidad de alucinar, muestra una capacidad potencial para soñar y vive con ella en un marco elegido de episodios o partes de la realidad externa. Al jugar, el niño manipula fenómenos exteriores al servicio de los sueños e impregna a algunos de ellos de significación y sentimientos oníricos. El juego compromete al cuerpo, para manipular los objetos y también porque algunos intereses se relacionan con aspectos de excitación corporal. En cuanto al placer vivenciado por el niño durante el juego, él señala que se da cuando el despertar de los instintos no es excesivo; cuando va más allá de cierto punto lleva a la culminación que puede ser frustrada (acompañada de sentimientos de confusión mental e incomodidad física que sólo el tiempo puede curar) o bien alternativa (por ej. cuando sus padres reaccionan a su provocación). El momento en el cual el juego llega a su saturación o culminación, se relaciona con la capacidad para contener y elaborar experiencias.
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