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Espacio Institucional


Enviado por   •  28 de Agosto de 2013  •  1.369 Palabras (6 Páginas)  •  322 Visitas

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El espacio es dimensión propicia de lo instituido, a lo que está instalado. Un establecimiento, un Estado, necesitan un lugar para desplegar sus funciones o sus poderes, un territorio.

Sin embargo, estos espacios institucionales no han de ser simplemente ubicados en el continum tridimensional homogéneo, euclídeo-cartesiano, de la cosmovisión moderna. La que se da en llamar ahora ‘cultura computacional’ nos acostumbró ya a procesos, juegos, intercambios, que no tienen lugar en un lugar preciso, y así se acerca esta cultura a revelar, por mímesis, ciertas características de nuestro entendimiento y fantasía; en la que se sustentan también, en última instancia, las instituciones. Desde este espacio que no ocupa lugar, al que de modo laxo le decimos ‘mental’ rigen ellas unánimes, como la hora oficial, pero también vacilan y se transforman.

De todas maneras, un enlace queda establecido, frecuente y sólido, entre estas regularidades jurídicas o consensuales que llamamos instituciones y configuraciones del espacio en un hábitat.

Dicho enlace, de conflictivos o armónicos movimientos, puede ser estudiado con mayor claridad cuando acotamos el problema al ámbito de las organizaciones humanas, ‘instituciones’ casi por antonomasia. Estos sistemas familiares restringidos, diseñados para el cumplimiento de fines específicos, abre un campo de batalla y sirven de escenario para conflictos muy diversos. El espacio global de la institución sería así semejante a una ambientación muy realista que, como en alguna pieza de Pirandello ocupe el teatro entero (o equivalga a él) para el desarrollo de una sola o varias representaciones simultáneas, coordinadas o no.

En el desarrollo de tales historias, la participación expresiva e instrumental del espacio es notoria. Fábricas, hospitales, cárceles, escuelas, hacen oír, silenciosa pero elocuentemente, información precisa, con su disposición y sus acondicionamientos, sobre la gente que las creó, las usa, las soporta o las sufre, destruye o reconstruye.

Las tres dimensiones fundamentales por las que se juega una dialéctica del espacio en las organizaciones son aquellas que nos permiten rastrear, en sus vicisitudes y contradicciones, una utilización del espacio, una politización del espacio y una semiotización del espacio. Esas tres dimensiones se despliegan conjuntamente, inextricables, en sus figuras de conflicto y también de armonía. En la génesis de la organización, es decir, en el proyecto institucional y el diseño arquitectónico consiguientes, ya se intrincaron y en los desarrollos ulteriores seguirán unidas, pero importa distinguirlas analíticamente, pues cada una de las tres plantea problemas específicos que suelen verse complicados por la interferencia de lo no resuelto de las otras (como veremos enseguida, será necesario intercalar un eslabón explicativo, estrictamente psicológico, para entender cómo y por qué suelen quedar oscurecidas las cuestiones que hacen a esta triple relación).

La lógica que se supone que rija procesos y estructuras de utilización del espacio en las organizaciones está ligada a una búsqueda de racionalidad en el cumplimiento de sus fines explícitos.

Sin embargo, esa abstracta intención se conjuga siempre con designios de mayor poder de un grupo sobre otro, un sector sobre otro, personales; expresados fielmente lso conflictos que de alli se derivan a través del espacio articulado y ambientado de las organizaciones, ya en le diseño mismo, ya por acomodaciones y reacomodaciones posteriores. La puja territorial suele redundar en malos usos, entorpecimientos, deterioros o destrucción lisa o llana.

Un ejemplo de esta politización del espacio en las organizaciones nos lo puede brindar la guerra que se generó en un nuevo hospital entre médicos clínicos y especialistas en torno a la utilización de los módulos de internación. Los primeros insistían en que dichos módulos permanecieran bajo jurisdicción clínica y los segundos querían que se instalarán módulos de internación especializada. Es difícil, quizá imposible, discernir en esta cuestión los aspectos que podríamos clasificar de ‘funcionales’ de aquellos otros, indudablemente ‘políticos’ que remiten a la lucha por mayor poder dentro de la organización hospitalaria y del dispositivo médico- asistencial en su conjunto. Esta lucha queda concretamente representada por la tensión territorial, aunque no consiste esencialmente en ella, como pretende algún reduccionismo etologista.

Al mismo tiempo, ligado al anterior, marca un límite a la pretensión funcional del diseño toda

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