Familia Y Comunidad

Al paso de los años los canales de televisión están generando publicidad mostrando a la mujer como un objeto sexual o sino como amas de casa, ya se, limpiando la cocina, los baños, la ropa, cocinando, entre otros oficios hogareños. Lo que la mayoría de personas y hasta las mismas mujeres no se han percatado es que esta imagen que dan de nosotras contribuye a la discriminación y a que se siga viendo a la mujer como un ser inferior al hombre, no da paso a la igualdad de género por la que tantas mujeres han luchado y que con esta representación tan errónea y discriminante que se le da a la mujer no contribuye al desarrollo de la imagen real.

La discriminación de la mujer en el ámbito laboral. La clasificación de la figura femenina en la publicidad. La explotación de la mujer como objeto sexual. La violencia de género que golpea diariamente a miles de mujeres en todo el mundo privándolas de libertad y de la propia vida. La única forma de luchar contra estas injusticias pasa por educar a las generaciones de adolescentes en la firme creencia de la igualdad de capacidades y de aptitudes de hombres y mujeres.

La mujer está despersonalizada, sin identidad propia, sólo pone su cuerpo y belleza al servicio de la satisfacción de los hombres, la imagen de la mujer aparece en la publicidad en mucha mayor proporción que la del hombre y sobre todo si el anuncio tiene contenido sexual; la mujer sirve como vehículo para simbolizar el éxito masculino, en cambio para el hombre la mujer será como un trofeo, Según la tradición machista de nuestra sociedad, cualquier hombre que se precie ha de llevar al lado a una mujer de gran estilo, belleza, signo externo de su riqueza. Así, la mujer, se convierte en otra más de las posesiones que el hombre ha de tener para significar su posición social. Personas especializadas han analizado que el cuerpo humano es instrumento de comunicación, relación, trabajo y servicio, mientras que la sociedad de consumo lo utiliza como simple medio de propaganda: para valer, triunfa. Es decir, la sociedad ha convertido a la mujer en un cuerpo en mera mercancía que se ofrece y se vende. Es así como la prostitución, las revistas, el cine pornográfico, etc.

Por otro lado, nuestra sociedad tiene la tendencia a colectivizar primero los instintos e impulsos del hombre, y no conforme con ello, luego pretende institucionalizarlos bajo normas socioculturales, que varían de acuerdo con las épocas, las modas y las influencias dominantes de los poderes fácticos. Los impulsos y comportamientos sexuales, que generalmente condicionan a la sociedad se dirigen a cierto tipo de necesidades vitales y personales que nuestra biología requiere, necesidades que están en estrecha relación con otros impulsos básicos como son el poder, el egoísmo, la búsqueda del placer, etc. las cuales se entremezclan para la consecución de unos bienes de tipo personal , material y social, necesarios para el

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